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Mensaje a Putin desde Armenia

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Que no involucre demasiados efectivos de ambos ejércitos y que tengan que ver con operaciones de mantenimiento de paz, no quita relevancia a los ejercicios militares de tropas armenias y norteamericanas que se realizan en el país transcaucásico. Quizá no haya en la historia de la antigua amistad entre Rusia y Armenia un desplante tan enérgico como el que verbalizó el primer ministro Nicol Pashinián y se expresa a través de estas maniobras conjuntas.

Implica casi un acto de ruptura con la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), versión euroasiática de la OTAN que integran Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizia, Armenia y Tadyikistán.

Los armenios rechazaron estar en los últimos ejercicios militares de la OTSC y ahora sacuden al Kremlin recibiendo tropas norteamericanas. Vladimir Putin lo ve como una grave provocación, porque el país centroasiático muestra un contingente militar de la principal potencia de la alianza atlántica en lo que Rusia ha tratado siempre como su patio trasero: el sur del Cáucaso.

El desaire armenio a Rusia tiene que ver con la inacción de Putin frente a la embestida militar de Azerbaiján sobre Nagorno Karabaj en el 2020. Los azeríes contaron con masivo apoyo de Turquía, mientras que Armenia no logró que Rusia actuara ni que se activara el mecanismo defensivo de OTSC.

En esa última guerra, los armenios perdieron territorios aledaños al enclave que habían puesto bajo control en el anterior conflicto armado. Pero lo más grave es que perdieron parte de Nagorno Karabaj, incluida Shusha, la segunda ciudad más importante y poblada.

Rusia no hizo nada por detener las acciones militares y recién reaccionó cuando los azeríes se habían apropiado de buena parte del territorio. Putin dejó hacer para exhortar a un alto el fuego y enviar fuerzas rusas de interposición cuando ya era demasiado tarde para los armenios. A eso suma que, desde hace meses, no hace nada por presionar a Azerbaiján para que levante el bloqueo que aplica en el corredor de Lachin, única vía terrestre que une Armenia con Nagorno Karabaj, territorio poblado por armenios desde los tiempos remotos del imperio aqueménida, que formó parte del antiguo Reino de Armenia y Stalin transfirió a Azerbaiján.

Con Lachin bloqueado por los azeríes, los habitantes de Stepanakert (la capital karabajsí) padecen escasez de alimentos y medicamentos. La prolongación del bloqueo en el tiempo demuestra la intención azerí de expulsar a los armenios que aún quedan en Nagorno Karabaj, o matarlos de hambre y enfermedades. Pero Moscú no reacciona.

Por cierto, Putin concentra su atención la guerra en Ucrania, pero es posible también que el presidente ruso esté priorizando su relación con Turquía, cuyo presidente, Recep Erdogán, animó al líder de Azerbaiján, Ilhan Aliyev, a lanzar la ofensiva militar del 2020, además de armar al ejército de ese país turcomano y musulmán con armamentos de gran poder.

El actual acercamiento armenio a la OTAN, realizando maniobras militares con Estados Unidos tras negarse a participar en los ejercicios la OTSC, es la consecuencia del alejamiento ruso. Un alejamiento que merodeó la traición al demorar deliberadamente imponer el alto el fuego en el 2020, permitiendo a los azeríes la ocupación de territorios armenios, y ahora vuelve a hacerlo al darle la espalda a los habitantes de Stepanakert y demás aldeas que carecen de alimentos y medicamentos por el bloqueo de Lachin.

La deriva de Putin está resquebrajando una vieja amistad. Los armenios habían encontrado en Rusia apoyo y refugio desde los pogromos y masacres que comenzaron a sufrir a finales del siglo XIX por iniciativa o por inacción del sultán Abdul Hamid II.

Muchos armenios apoyaron a Rusia cuando se enfrentó al Imperio Otomano al estallar la Primera Guerra Mundial. Veían en Moscú la posibilidad de independizarse. Y colaboraron con la revolución bolchevique, mientras el régimen de los Jóvenes Turcos perpetraba el genocidio armenio.

Stepan Shaumián fue un combatiente armenio que aportó su lucha contra el zarismo y, en su honor, se bautizó con su nombre a la capital del Oblast de Nagorno Karabaj, llamándola Stepanakert.

La amistad entre Moscú y Ereván continuó tras la disolución de la Unión Soviética y benefició a Armenia durante el conflicto con Azerbaiján, que estalló en 1988 y concluyó cinco años después con el triunfo armenio y la proclamación de Artsaj como territorio independiente de Bakú.

Pero la deriva del jefe del Kremlin lo alejó de los armenios, permitiendo el éxito de la ofensiva azerí hace tres años y el bloqueo genocida que Ilhan Aliyev está aplicando en el corredor de Lachin.

La soledad de Armenia frente al amenazante eje Bakú-Ankara explica el arribo de tropas norteamericanas a Transcaucasia y las maniobras conjuntas que, junto a efectivos del ejército armenio, realizan en los campos de entrenamiento militar de Zar y Armavir, no muy lejos de Ereván.

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Claudio Fantini

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