Bajo la convicción de que la apertura comercial permite un descenso de los costos y mejora la competitividad de los países, la Embajada de la Unión Europea (UE) en Uruguay llevó a cabo su II Encuentro Empresarial sobre este tema, ayer en el Club de Golf de Montevideo, donde también se hicieron anuncios.
Paolo Berizzi, embajador de la UE en Uruguay, afirmó que las negociaciones para el acuerdo Mercosur-UE avanzaron en estos dos últimos meses “más que en años”, sobre todo en temas de sustentabilidad.
Recordó que la firma de ese acuerdo significaría la reducción de aranceles, nuevas reglas que pueden atraer inversiones, fomentar el empleo y mayor productividad. Fue incisivo cuando comentó que Uruguay tiene distintas tasas al comercio exterior y muchos registros bromatológicos, que son medidas de larga data con fines recaudatorios, pero que “tal vez llegó el momento de revisarlas”, en la medida en que constituyen frenos al flujo comercial.
“La UE tiene herramientas de asistencia técnica de facilitación comercial a disposición”, agregó en ese contexto.
Nicolás Albertoni, subsecretario de Relaciones Exteriores de Uruguay, afirmó que habrá una cumbre en Rio de Janeiro en los próximos días, donde se abordará el tema.
También destacó la próxima visita a China de una delegación oficial, como una forma de seguir trabajando en la apertura unilateral.
Economia
Juan Labraga, director de la Asesoría de Política Comercial del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), compartió que la entidad está en sesión permanente de negociación para que se firme el acuerdo Mercosur-UE, pero que existen gran número de factores que inciden, como “las elecciones en Argentina que definen muchas cosas”.
“También está la voluntad de la UE de entender que el contexto en 2019 era uno, y el de 2023 es otro. Si queremos acuerdo, hay que hacer grandes sacrificios de ambos lados”, observó.
Labraga dijo que el MEF apoya la agenda de apertura comercial, porque es procompetitiva y baja los costos del país. A su entender, hay que trabajar en una agenda unilateral (interna) para mejorar la competitividad del país, porque así también se mejora el terreno doméstico para una mayor apertura comercial.
“Hay reformas (mejoras) que se vienen haciendo”, señaló. Entre ellas, mencionó la reducción de la tasa de contralor de los productos importados del 1,5% al 0,5 (tasa que no se tocaba desde 1991).
Labraga dijo que el Poder Legislativo había limitado el porcentaje de la reducción que se estaba proponiendo desde el MEF (a su entender, hay más espacio para ello), y que esa decisión disminuyó la velocidad de apertura al mundo.
Entre otros logros, mencionó la nueva tecnología que se incorporó en los procesos de comercio exterior, lo que permitió crear una Comisión Interministerial para analizar los procesos de importación de alimentos y bebidas, vinculados a la gestión de riesgo que realiza el Laboratorio Tecnológico (LATU).
Anunció que la incorporación de dicho sistema de control de riesgos del LATU se hará a través de la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE). Otro anuncio de Labraga fue que se está avanzando en mejoras en la Ventanilla Única de Inversión, que se lanzará en los próximos días.
Labraga comentó que Paraguay eliminó el sello consular para agilizar procesos, pero que en Uruguay dicho sello “recauda muchísimo y va a Rentas Generales”, por lo que cualquier eliminación depende de decisiones políticas. Cabe recordar que en el acuerdo UE-Mercosur, se establece su eliminación a los tres años.
Finalmente, sobre los 19 registros bromatológicos que existen en el país (mencionados por el embajador Berizzi), aclaró que son competencia departamental y que las autoridades avanzan hacia un “Registro Único Nacional de Alimentos y Bebidas”.
Su demora -explicó- es porque hay intendencias más tecnificadas que otras en este momento, pero la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) está ayudando en la digitalización. “Se verán resultados muy pronto”, lanzó.
Otros anuncios
Juan Grasso, presidente de la Eurocámara, dijo que la UE está trabajando con los sectores vitivinícola, lácteo y financiero de Uruguay, para generar más colaboración entre el bloque y el país. Enfatizó que la UE está dispuesta a apoyar a las empresas uruguayas en su transformación verde, además de en sus relaciones con el bloque.
Agustín Carrau, presidente de la Asociación de Importadores Mayoristas de Almacén (AIMA), hizo referencia a que muchas veces el etiquetado frontal es una traba al comercio, y que los freeshops tienen condiciones que les permiten mejores costos y negocios con Brasil, que no las tienen otros comercios del país.
Ana Laura Fernández, asesora de la Cámara de Comercio y Servicios, habló de la plataforma “Facilitación” que lanzó la gremial, a través de la cual se procura dinamizar trámites a partir de la información que recoge. En Argentina, existe una plataforma con el mismo objetivo denominada “Denuncia tu burocracia”.
El evento fue moderado por Damian Kaminski, jefe de la Sección Económica y Comercial de la UE en Uruguay, quien además abordó los cambios de facilitación del comercio que pueden implementarse para incrementar las relaciones entre las partes.
Estamos ubicados en “la mitad para abajo”
Los ponentes compartieron el concepto de la apertura comercial como motor de desarrollo, al tiempo que reconocieron los obstáculos de Uruguay en ese frente por sus altos costos y burocracias, además del corsé que representa Mercosur.
Victoria Martini, integrante de la Academia Nacional de Economía, sostuvo que el Mercosur es de los bloques más cerrados del mundo. Explicó que muchos países priorizan el proteccionismo valorando sus beneficios a corto plazo, pero que la apertura comercial da mayores beneficios a la larga.
La economista reconoció que a veces la apertura comercial se paga con pérdida de empleos en algunos sectores, pero “después se compensa”. “A la larga hay mejores salarios y más trabajos”, defendió al responder a un participante.
“El Mercosur está gravemente rezagado en los rankings internacionales”, advirtió. Y mostró estadísticas que muestran a Uruguay ubicado en la “mitad para abajo” en los rankings (del Banco Mundial, Foro Económico Mundial, Fraser Institute), y agregó que podría estar más abajo si no compensara con el factor de la solidez de sus instituciones. Si se midiera solo su parte económica (que incluye barreras de regulación al comercio, procesos de aduana, costos, precios, eficiencia de trámites de comercio exterior, etcétera), Uruguay estaría más abajo.
Para mejorar esas variables y el rezago del país, la economista sostuvo que habría que hacer más acuerdos y mejorar regulaciones internas.