Argentina tiene un problema macroeconómico bastante importante: déficit fiscal alto, inflación elevada, precios reprimidos desde hace tiempo que podrían alimentar más el ciclo inflacionario, actividad que crece un año y cae al siguiente, cepo cambiario y dólares paralelos que se han disparado. Entonces, ¿qué es lo primero a encarar en un escenario con tantos frentes abiertos?
Lo primero que se tiene que hacer en realidad es una batería de cosas. ¿Por qué te digo esto? Porque si solo devalúas, por ejemplo se hizo después de las elecciones internas sin tener plan u otras medidas, toda esa devaluación se va a precios y no ganaste nada, más que más inflación. Entonces realmente tiene que ser más de una cosa. ¿Cuáles son estas cosas que necesitas para estabilizar? Para empezar tenés que apuntar a reducir el déficit primario (antes del pago de deuda) a cero cuanto antes. Porque las medidas que en general uno piensa tienen un cierto rezago, por ejemplo, el ajuste de tarifas, la revisión de subsidios, llevan tiempo de implementar, hay un ciclo de cobro, etcétera. Por eso, lo más rápidamente posible, digamos a partir de marzo, debería tener balance fiscal primario equilibrado, para eliminar lo que es hoy una fuente de expectativa de inflación. Porque si yo veo déficit fiscal, lo primero que pienso es (hay más) emisión monetaria para financiarlo.
Aparte de eso, mencionaste recién que hay precios relativos que hay que corregir, el dólar oficial está bajo, las tarifas están bajas y hay que ajustarlas, el salario, por ejemplo, está bajo, o sea que no necesariamente uno tendría que tocarlo, a lo sumo lo que tendrías que hacer es protegerlo para que no baje más en los primeros meses. Hay precios adelantados, porque hay muchos productores que, protegidos por la brecha cambiaria, logran vender en niveles con una rentabilidad extraordinaria, que debería convertirse en más normal. Ese realineamiento de precios tiene que hacerse cuanto antes.
Con eso en la mesa se necesita un programa monetario y cambiario que empiece a ordenar expectativas. Digo empiece porque nadie te va a creer el primer día después de tantos fracasos, pero al menos tiene que ser transparente y verosímil, para despejar dudas y que puedas reducir la inflación. Para eso necesitas no sólo un programa transparente, sino un Banco Central que se pueda gestionar de manera independiente.
¿Y qué más se necesita?
Además tenés que recuperar el financiamiento, porque no solo tenemos una deuda doméstica muy difícil de refinanciar y que solo se refinancia porque tenemos pesos acumulados en el cepo, sino que estamos en situación de autarquía en relación a los mercados internacionales. Si quisiera pagar la deuda externa que va a ir venciendo, sobre todo en el año 2025, tengo que tener acceso al financiamiento porque no voy a poder generar un superávit primario como para pagar intereses. Eso incluye un nuevo programa con el Fondo (Monetario Internacional) y reducir sustancialmente el riesgo soberano. Esto que acabo de describir es muy resumido.
Uno tiende a pensar que con eso solo no alcanza, porque la Argentina necesita inversiones y de la mano de las inversiones generar condiciones para para un crecimiento económico sostenido, cosa que no ha tenido en los últimos 10 años o 15 años.
Exactamente. Hemos estabilizado la inflación más de una vez. En 1985 con el (Plan) Austral, luego la convertibilidad (en los 90, US$ 1 equivalía a un peso argentino). En el 2002 estuve en el Banco Central (N. de la R.: fue economista jefe en 2002) ajustamos el tipo de cambio a la salida de la convertibilidad y tuvimos inflación del 3% anual y tuvimos del 5% anual dos años más. Estabilizar no es tan difícil, es una parte del problema. La segunda parte es generar condiciones para atraer inversiones y crecimiento. Hay varias reformas que tenés que hacer para anclar las expectativas de déficit fiscal, por ejemplo la reforma previsional, una reforma tributaria que simplifique impuestos, que reduzca gradualmente impuestos a medida que se aumente la base imponible. En Argentina las distorsiones impositivas han generado un proceso de creciente informalización, entonces cobramos muchos impuestos cada vez a menos gente. Aparte necesitás tener algunas modernizaciones laborales para reducir la informalidad laboral. De nuestra fuerza laboral privada, sólo el 30% está bajo convenios colectivos y el resto son independientes informales. Entonces, hay una serie de reformas que son indispensables para ir desarmando esta suerte de círculo vicioso en el que nos encontramos y obviamente algunas de las modificaciones macroeconómicas vas a tener que adelantársela a los inversores para que esos inversores traigan capital en los sectores que son más rápidamente rentables como energía, minería y turismo. Si el cepo (cambiario) no lo levantás el primer día, para los inversores posiblemente tengas que levantarlo el primer día, si es que querés que vengan. Todas estas medidas, más todas estas reformas son las que contribuirían a que la estabilización sea persistente.
Ahora tanto Sergio Massa como Javier Milei parecen distantes de un plan así. Entonces, ¿qué puede pasar con estos dos candidatos?
Lo que han mostrado, en términos de propuestas, Milei y el partido Libertario nada de eso va a suceder. En Argentina hoy no se puede dolarizar porque no tenemos dólares ni cómo obtenerlos mediante financiamiento. No se puede eliminar el Banco Central porque sería un caos, una crisis bancaria, que es, básicamente lo peor que te puede pasar en este contexto económico. Si no van a dolarizar, ¿qué es lo que están pensando hacer como plan B? No sé si tienen un plan B pero eso no se ve, entonces es muy difícil hipotetizar que pasaría si ellos ganaran.
En el caso de Massa creo que dentro del pequeño equipo de asesores de Massa, tienen conciencia de que no pueden seguir yendo de liana en liana un año más. De hecho hoy están llegando a la elección general básicamente gracias a tomar deuda o prometer cosas que no tienen, o sea, dándole dólares a los importadores que el Banco Central no puede pagar, tomando deuda con China en moneda fuerte, pateando la renegociación con el FMI. En fin, tirando mucho de lo que sería el costo del presente dos o tres meses más adelante. Ahora, ¿qué es lo que va a hacer? Creo que lo que está haciendo ahora, Massa no puede seguir haciéndolo. Creo que él es consciente. ¿Qué es lo que va a hacer diferente? Es un misterio. Los políticos pueden tener conciencia de las limitaciones de la situación e incluso un buen diagnóstico, pero luego tienen que incurrir en costos políticos. Él está en perfectas condiciones de implementar algo parecido al plan programa que habíamos diseñado un grupo de economistas bastante grande para la candidatos de Juntos por el Cambio. Podría hacerlo tranquilamente, pero es muy probable que no lo haga, intente ir más lento, hacer las cosas por la mitad o ponderar más cuestiones políticas que cuestiones económicas. La duda que tengo en el caso de él, no es tanto si tiene la capacidad para manejar la situación, si no si va a tener la convicción y la audacia, para hacer lo que tiene que hacer. Y eso lo vamos a ver solo si gana y efectivamente si hace alguna de estas cosas.
Eduardo Levy Yeyati
Es doctor en economía de la Universidad de Pennsylvania y profesor plenario de la Universidad Torcuato Di Tella y decano de su Escuela de Gobierno desde marzo de 2017. También se desempeñó como jefe de Investigaciones para América Latina y jefe de Estrategia de Mercados Emergentes en el banco Barclays Capital (2007-2010), Fue asesor financiero senior para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (2006-2007) y economista jefe y gerente de política monetaria y financiera del Banco Central de Argentina (2002).
Algo de eso pasó en el gobierno de Mauricio Macri. ¿Cuánto juega el hecho de que después de asumir en diciembre, en dos años hay nuevas elecciones para para renovar parte del Congreso? Porque el factor político electoral juega en contra de implementar medidas que no van a ser simpáticas.
En el caso argentino los ciclos son tan cortos, que siempre está el dilema político al inicio del periodo. ¿Vale la pena pagar los costos, hacer los cambios, interpelar al sistema económico al inicio de manera de perder imagen y votos para después intentar recuperarlos? Es decir, ¿hay tiempo para hacer eso? ¿O si conviene seguir remando, seguir de liana y liana y posponiendo todo para la próxima elección, para “consolidar jugadores”? Si hay algo que aprendimos en Cambiemos (el actual Juntos por el Cambio) es que esta segunda opción es suicida. Efectivamente Cambiemos ganó esa elección de medio término y el poder político le dio una ventana de dos meses. En dos meses estaba todo definido, estábamos en crisis. Entonces creo que ese aprendizaje está. Por otro lado, en 2016 tenías como financiar esa “procastinación” de reformas, porque tenías acceso al mercado de capitales y hoy ese acceso a financiamiento no está. Creo que las circunstancias hoy te fuerzan a decidir tu destino en los primeros tres a seis meses. Lo que no muestres que vas a hacer en los primeros tres meses, difícilmente lo hagas después y el mercado te va a jugar en función de eso. La opción temporal que mencionás que teníamos en 2016, hoy no es posible y espero que quien sea elegido lo advierta.
Los famosos 100 primeros días de gobierno donde el nuevo presidente esboza lo que va a hacer en el período.
No solo esboza, tiene que negociar, obtener la aprobación o la no obstrucción. Uno tiene que avanzar, no solo contar la historia que va a llevar adelante. Dar los primeros pasos económicos, una ley de reforma del Estado. Si querés avanzar con la consolidación de cuentas fiscales, lo tenés que hacer casi inmediatamente y lo que no hagas bueno vas a tener que vivir con esa demora. Otra cosa muy importante, y esto pasa en todas partes del mundo, nadie va a apoyar a un gobierno que asume con un programa de reformas al inicio. Va a tener alguna resistencia de los grupos de interés que están afectados, pero las reformas ganan apoyo a posteriori cuando se ven los resultados. Cuando hablo de tener la audacia para implementar algunos cambios y reformas, me refiero a que tenés que jugar solo al principio. No va a haber un gobierno de unidad nacional compartiendo la foto de un gobierno reformista, eso aparece después con los éxitos. Entonces, el presidente tiene que ser un líder en ese sentido. Saber avanzar solo cuando el resto está expectante u obstruyendo de alguna forma con protestas y manifestaciones. Ahí creo que radican las chances de éxito o fracaso del próximo gobierno.
¿En qué medidas ves esas cualidades de liderazgo en Milei o en Massa?
En Milei me cuesta ver nada de eso porque me parece una persona muy vulnerable, pero parece una persona que no es resiliente a la frustración por decir alguna forma. Entonces me cuesta ver ese liderazgo y no creo que uno pueda pedirlo prestado a otros dirigentes, como creo que es la intención de algunos dirigentes del Pro (parte de Juntos por el Cambio) como Macri y (Patricia) Bullrich de prestárselo. Pero, no lo conocemos para ser franco y estoy hablando de una visión muy externa. Del lado de Massa creo que tiene las condiciones, de ser un nuevo Menem, de avanzar contracorriente el primer año. Pero, es un político y de vuelta, hasta ahora no lo ha hecho y la carga de la prueba está del lado de él. Hasta ahora las veces que ha tenido la ocasión de enfrentarse a su coalición, a su propio origen, a su historia, no lo ha hecho, siempre se ha quedado corto. Y en esta situación, lo peor que puede hacer es quedarse corto. No veo ninguna razón para estar seguro de que en cualquiera de los dos casos hay un liderazgo fuerte. En uno porque da la sensación que a priori no lo tiene y en el otro porque a pesar de que lo tenga, no lo ejercita.
¿Qué puede pasar con la visión sobre el Mercosur según quién gane, porque está ahí la negociación del acuerdo con la Unión Europea, el planteo de Uruguay de negociar acuerdos por su cuenta?
El tratado con la Unión Europea, personalmente deseo que avance porque creo que es la dirección en la cual tiene que ir Argentina y en general la región. El tratado no es tanto un tratado comercial, sino un ordenador claro para Argentina de las políticas de desarrollo e integración. El principal obstáculo no está en Latinoamérica ni en el Mercosur, está en Europa y en particular en Francia.
En el caso de la elección, del lado de Milei, Diana Mondino -que todo el mundo señala como la futura canciller- expresa que está a favor. Por otro lado, Milei en una entrevista hablando de Lula -que es un actor fundamental en la discusión- decía que no iba a tener trato. Para hablar de un tratado entre naciones, para hablar incluso de la dinámica del Mercosur, uno tiene que hablar con los líderes de cada uno de los países, por lo tanto la verdad no sabría decirte para dónde va a apuntar. El macrismo, que lo apoya ahora, ha sido en general aperturista y ha sido uno de los principales impulsores (del acuerdo con la Unión Europea), entonces ahí hay una contradicción, no sé cuál de las dos visiones primará. Pero, claramente el tratado tiene un componente político y en el caso de nuestra relación con Brasil el componente político es Lula.
En el caso de Massa, creo que él entiende las virtudes de la integración, pero todo el sector manufacturero, altamente protegido por la brecha (cambiaria) y por barreras comerciales que tiene Argentina, está detrás de él, lo apoya y lo financia. Entonces ese sector va a hacer mucha fuerza para reducir el nivel de apertura que el tratado impone, porque en alguna medida son afectados, por lo menos en el corto plazo, mientras se da el proceso de conversión. Va a depender de la capacidad del liderazgo de Massa, de ver hasta qué punto poner la integración como norte nos cambia la historia y posiblemente de manera muy positiva. Pero, el temor en ese caso en particular, no es tanto Massa sino su base de apoyos industriales.
En su discurso tras la primera vuelta, Massa apeló mucho a la defensa de la industria nacional.
En general, porque también pasó con el gobierno de Alberto Fernández, la industria argentina se siente protegida, porque ha sido efectivamente más protegida y más acompañada por el peronismo. La industria apoyó Alberto por encima de Macri. Esto puede ser así y del mismo modo, el líder político puede decir para los próximos años vamos a ir moviéndonos en esta dirección. La voluntad o no que pueda tener Massa en ese aspecto está por verse. Hasta ahora nadie ha mostrado, y ese es un poco el problema, efectivamente en la cancha una voluntad de cambio que implique redireccionar, no romper, pero redireccionar el esquema de incentivos que tenemos, de protección, de beneficios individuales, en ciertos sectores muchas veces a expensas del país.
Argentina vive con una dicotomía, por un lado se habla de su potencial agrícola-ganadero, de las posibilidades en materia de energía como los yacimientos en Vaca Muerta, pero no termina de despegar. Por otro lado, se dice que Argentina está por “estallar” con todos los desequilibrios macroeconómicos, pero tampoco termina sucediendo. ¿Cómo crees que va a evolucionar?
De Brasil se decía siempre que es el país del futuro. En Argentina tenemos recursos que nos deberían ayudar, no a salvarnos, sino a apalancarnos para iniciar un proceso de crecimiento. Es como un escalón donde podés apoyar, no necesariamente te resuelve todo, pero los recursos los tenemos, siempre los hemos tenido y durante muchos años no logramos apalancarnos para crecer. Entonces el hecho de que existan no implica que los realicemos, es una condición necesaria, pero no es suficiente.
Por otro lado, tuvimos malas políticas durante muchos años. Entonces, hemos desperdiciado oportunidades algunas de las cuales siguen intactas. Estamos en un escenario que llamaría binario, claramente no podemos estar así cuatro años. Podemos despegar y es si nosotros ordenamos de Economía muchas de esas oportunidades que podríamos utilizar, las podemos utilizar casi que inmediatamente. O podemos no ordenar, seguir tratando de emparcharla, sin sistema de incentivos y reglas. Si Argentina ordena su economía, los inversores están esperando. Si no lo hacemos, vamos a tener posiblemente un proceso de informalización más pronunciado en los próximos cuatro años, podemos básicamente entrar en un proceso de declinación y de reducción de ingreso per cápita aún mayor. Ese es el escenario binario: muchas posibilidades, pero que no se van a dar solas.
Colaboración con Ágora y expectativa por Argentina
“Ahora estoy en Uruguay, vine a colaborar con mis amigos Gabriel Oddone y Bruno Gili en Ágora, que tuvo su lanzamiento con (la expresidenta de Chile) Michel Bachelet que habló en la inauguración. Y después estoy un poco la expectativa de ver qué pasa. Estuve coordinando el equipo del Partido Radical dentro de Juntos por el Cambio. Mi Partido Radical optó públicamente por una posición de abstinencia, de libertad de acción. Realmente mi participación es más bien externa, obviamente voy a ayudar a todo aquel argentino de bien que quiera el progreso del país, pero no es una participación orgánica en ninguno de las dos campos que han quedado activos”, dijo Levy Yeyati.
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