El Banco interamericano de Desarrollo (BID)publicó un informe microeconómico titulado “Más allá del dinero en efectivo. La revolución de los pagos digitalesen América Latina y el Caribe”, en el que plantea que en la última década se ha dado un “cambio silencioso” en las economías de la región que dependen cada vez más de los medios de pago digitales. Las tendencias también van hacia una extensión mayor de los pagos por esa vía, un camino que también ha emprendido Uruguay.
Esta tendencia no es producto de la tecnología en sí, sino de iniciativas del sector privado, políticas públicas acordes y una permanente innovación institucional, señala el BID. En ese marco, plantea que los sistemas modernos de pago son el fundamento del crecimiento económico y la inclusión social en los países, cuando está bien diseñada.
El BID documenta cómo los países de América Latina y el Caribe, incluyendo Uruguay, han enfrentado desafíos estructurales para avanzar en este tipo de pagos, como la informalidad, la confianza limitada en las instituciones o el acceso desigual a los servicios financieros. Aun las barreras, los pagos digitales avanzan sobre todo cuando se solucionan las fricciones de los mercados, como lo fue en su momento la falta de interoperabilidad en Uruguay, o las dificultades al ingreso de nuevos actores al sistema.
Los países de la región que han tenido más éxito en la ampliación de los pagos digitales lo han hecho alineando la tecnología, las regulaciones y los incentivos del mercado. “Las instituciones financieras, las entidades de tecnología financiera (fintech) y los proveedores de tecnología tienen un papel crucial en la construcción de sistemas de pago inclusivos, seguros e interoperables”, advierte el BID.
Evolución sostenida
En 2011, el número de personas que efectuaron o recibieron pagos mediante transacciones digitales en la región no llegaba a tres de cada 100 adultos. En 2021, cuatro de cada 10 adultos utilizaron cuentas de pagos digitales, lo cual marca un aumento del 120%. El 50% de este incremento se produjo entre 2017 y 2021, afirma el BID.
En la misma línea, en esta década se duplicó el porcentaje de personas que realizaron pagos digitales a través de cuentas bancarias tradicionales o mediante tarjetas de crédito o débito.
Asimismo, los datos de la encuesta de empresas del Banco Mundial (2023) muestran que más del 70% de las empresas de la región realizó compras digitales, habiendo transformado sus sistemas de pagos para ello.
Los datos Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Perú (países en los que había datos compatibles disponibles para el BID) indican que el número promedio de transacciones digitales por cada 1.000 adultos aumentó 3,3 veces entre 2019 y 2023.
Sistema Pix en Brasil
Un caso de éxito en la región es sistema de pagos inmediatos de bajo valor en Brasil (Pix). Tres años después de haberse implementado, el número de usuarios únicos de servicios financiero incrementó hasta llegar a 150 millones —aproximadamente la totalidad del número de adultos en Brasil.
Con base en un experimento natural en Brasil, se determinó que la implementación de Pix ha impulsado de manera notable el crecimiento de las empresas, en particular de las más pequeñas en sectores con uso intensivo de efectivo.
A medida que las empresas pequeñas se amplían, su demanda de trabajo se incrementa, lo cual reduce la brecha salarial entre los trabajadores con diferentes niveles de educación, destacó el BID.
Además, dos años después de la introducción de Pix en Brasil, el número de transacciones interbancarias per cápita subió 6,2 veces.
El caso de Uruguay
Uruguay se encuentra de la mitad de la tabla hacia abajo en cuanto a la preferencia de los pagos digitales (54) versus pagos con dinero en efectivo (81). Esto significa que hay 12 países de la región que prefieren el pago digital de forma más evidente que en Uruguay. Esa lista está encabezada por Chile, seguido por Ecuador y Brasil. Sin embargo, Uruguay ha ido avanzando en ese camino.
El BID destaca que en Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, los bancos ofrecen la opción de realizar transacciones instantáneas de bajo monto mediante código QR. En Brasil, la mayoría de las personas que usan Pix lo hace a través de cuentas bancarias.
En Brasil, el Banco Central desempeñó un rol activo en el desarrollo de las plataformas de pago y en las regulaciones para su funcionamiento. En cambio, en países como Colombia, Perú y Uruguay, fue el sector privado el que desarrolló las plataformas de pago y las autoridades financieras se ocuparon de la regulación de la interoperabilidad.
Según el BID, cualquiera de los dos enfoques parece conducir a aumentos bruscos y sostenidos en el número de transacciones bancarias, el tipo de transacciones que posibilitan los sistemas de pago interoperables.
En el caso de Uruguay, el BID destaca la interoperabilidad alcanzada, la que aumenta la competencia entre los proveedores financieros y a su vez podría generar una reducción de los aranceles de transacción. “En la práctica, el resultado dependerá de cuál de estas fuerzas sea dominante. Por lo tanto, existe espacio para que las políticas públicas busquen la manera de reducir las barreras a la competencia y los costes del cambio”, afirma el BID.
Asimismo, el organismo internacional considera que Uruguay progresó después de 2014 al pasar de niveles de pagos digitales de nómina que se situaban por debajo del promedio de América Latina y el Caribe, a niveles cercanos a 15 puntos porcentuales por encima que el resto de los países de la región
Beneficios que destaca el BID
A nivel micro, existe un cuerpo creciente de evidencia que muestra que los medios de pago digitales pueden mitigar las limitaciones financieras de las personas más vulnerables.
En Chile, por ejemplo, el cambio del dinero en efectivo a los depósitos directos en las cuentas bancarias aumentó los ahorros de las personas con balances reducidos. En México, la evidencia experimental sugiere que las tarjetas de débito pueden propiciar que los beneficiarios de menores ingresos ahorren más, posiblemente debido a que les infunden confianza en el sistema bancario. En Colombia, las transferencias monetarias depositadas mayormente en cuentas de transacciones digitales incrementaron el acceso al crédito banca.
Además, el BID señala que los medios de pago digitales constituyen la piedra angular de la economía digital moderna. En los últimos cinco años, esta región ha sido líder mundial en el crecimiento de las ventas en línea, y las proyecciones indican que el volumen de las ventas minoristas en línea casi se duplicará hacia 2027 en relación a 2022.
El informe del BID concluye que los medios de pago digitales generalizados, instantáneos, seguros y de bajo costo pueden contribuir a que las personas aprovechen plenamente los beneficios de una economía que se vuelve cada vez más digital.
En términos amplios, el éxito de la revolución de los pagos en la región se basa en dos tipos de aportaciones: una oferta robusta de servicios financieros digitales respaldada por elevados niveles de conectividad e innovación en tecnologías financieras, y políticas que abordan fallas de mercado cruciales que limitan la competencia y la adopción de estas tecnologías.
Algo a favor es que la región ha experimentado un crecimiento considerable en la cantidad de start-up basadas en tecnología en los últimos años. En el caso de las fintech, su número aumentó de unas 700 empresas en 2017 a más de 3.000 en 2023.
Gran parte de este crecimiento parece haber sido generado por las startups que ofrecen soluciones de pagos digitales, con un incremento del 257% entre 2017 y 2023, y una representación que en 2023 rondaba el 20% del total de las fintech en la región.
Estas soluciones incluyen las billeteras digitales (el 27% de las startups ofrecían soluciones de pago en 2023), las plataformas de pagos digitales (el 44%), los puntos de venta móviles (POS, el 12%) y los servicios de transferencias transfronterizas (el 12%).