Lo que pasará con la economía uruguaya en 2026, el apetito de inversión, posibles proyectos, los nuevos Cremaf y más

La consultora KPMG presentó temas fundamentales al cierre del año, aportó su mirada e hizo advertencias sobre una economía enfrentada a implementar la ley de Presupuesto.

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Marcelo Sibille, gerente senior de Asesoramiento Económico y Financiero de KPMG.
Darwin Borrellli, El País.

De cara a 2026 y en un contexto de crecimiento mundial “modesto y estable”, Uruguay se enfrenta al desafío de, precisamente,incrementar su Producto Interno Bruto (PIB)a un ritmo mayor que el registrado en la última década. Cuenta con algunos logros a su favor, como la inflación en la meta de 4,5% anual, mejoras en el mercado de trabajo y avances en la posible adhesión al Acuerdo Transpacífico. También se prevé que el terreno estará fértil para nuevas fusiones y adquisiciones empresariales el año próximo, entre otros aspectos vinculados a la implementación de laley de Presupuesto.

Así fue manejado por la consultora KPMG en una presentación que realizó en sus oficinas ayer, como balance del año, que incluyó novedades, el nuevo pliego en discusión para la modificación de los proyectos Cremaf (+Cremaf, Contratos de Construcción, Rehabilitación, Mantenimiento y Financiamiento) y otros puntos sensibles.

Marcelo Sibille, gerente Senior de Asesoramiento Económico y Financiero de KPMG, afirmó que la inflación —que estaba en 4,09% en 12 meses a octubre— se mantendrá dentro de la meta del 4,5% en los próximos dos años, lo que coincide con otros analistas.

En cuanto a las tasas de empleo, llegaron a máximos en los últimos tres años; el desempleo se ubica algo por encima del 7% (es decir, rompió el nivel del 8%); y también hubo mejoras del salario real (del orden del 1%). Esto permitió una reducción de la tasa de interés de referencia del Banco Central (BCU), actualmente en 8%, y según estima Sibille, es muy probable que el BCU baje otros 25 puntos en la última reunión de este año.

Otro aspecto a favor de Uruguay es la apertura al mundo, con la reciente aceptación de la solicitud del país de adherirse al Acuerdo Transpacífico, y la ratificación del acuerdo Mercosur-Unión Europea, que se espera para el próximo 20 de diciembre.

Pero “el plomo en el ala” estará en el alto déficit fiscal, por lo que se necesitará hacer crecer la economía a punta de nuevas inversiones, en un terreno en el que no han aparecido grandes proyectos que cristalicen el próximo año.

Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Uruguay debería tener inversiones por el orden del 20% del PIB para pegar un salto productivo, pero el proyecto de HIF Global, para instalar una planta de hidrógeno verde y e-combustibles en Paysandú (con una inversión estimada de US$ 6.000 millones, la mayor en la historia de Uruguay), está en fase incipiente.

“Se anunciaron nuevos incentivos a las grandes inversiones, aquellas de más de US$ 30 millones, pero probablemente haya un decreto con cambios más restrictivos para las inversiones de US$ 10 millones”, lanzó Sibille. El fundamento de esto será —estimó— que para bajar el déficit fiscal, habrá que “cerrar la canilla en algunos proyectos”.

El balance indica que las debilidades de Uruguay en el año 2026 seguirán siendo su crecimiento insuficiente por la baja tasa de inversión, que se mantendrán los problemas de competitividad y un desequilibrio fiscal persistente, según KPMG.

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Equipo de KPMG: Magdalena Perutti, Marcelo Sibille, Mauricio Minarrieta y Martín Borges.
Darwin Borrelli, El País.

Como amenazas, estarán una mayor incertidumbre global, eventual contracción de la demanda externa con menores precios internacionales, riesgos vinculados a los ajustes macroeconómicos de Argentina y una posible afectación del clima de negocios por una caída del tipo de cambio real en un contexto de déficit fiscal continuo, eventualmente no compensada por las reformas microeconómicas que impulsa el MEF.

KMPG también señaló que las oportunidades para Uruguay, en el corto plazo, estarán en una menor volatilidad de precios en dólares en Argentina, que permitirá un mayor turismo receptivo, abaratamiento del crédito externo por baja en la tasa de interés internacional (estimó que puede llegar a 3%, aunque no mucho más abajo), desvío de importaciones chinas (por la guerra comercial con EE.UU.) que pueden favorecer las exportaciones uruguayas, y posible aceleración de otros acuerdos comerciales, además de los mencionados previamente, justamente por el impacto indirecto de los aranceles que impuso el presidente estadounidense Donald Trump a varios países en el mundo.

Impuestos en tela de juicio

Sibille hizo mención a los nuevos impuestos que busca implementar el MEF —a través de la ley de Presupuesto— para mejorar el déficit fiscal (además de apuntar a una mayor eficiencia en la recaudación). Sobre el Impuesto Mínimo Complementario Doméstico (IMCD), que surge a partir del Impuesto Mínimo Global (IMG) de la OCDE, afirmó: “Hubiéramos deseado que no se propusiera, pero tampoco podemos decir que no se debería haber planteado”.

“El IMCD es hijo de una imposición de la OCDE”, pareció excusar el economista. “Antes, con la zona franca ‘limpia’ las empresas pagaban cero, a partir de ahora no. Por decisión de la OCDE, hay pérdida de competitividad fiscal”, insistió.

A su entender, la competitividad fiscal se va a perder no solo en las empresas en zonas francas, sino también en todas las abarcadas por la Comisión de Aplicación de la ley de Inversiones (Comap).

Al respecto, Magdalena Perutti, socia de Deal Advisory Services de la firma, señaló que estos mecanismos no son fáciles de aplicar, podrían generar situaciones de arbitraje y afectar toma de decisiones empresariales. “Es mejor que no existiera nada”, afirmó, en línea con Sibille.

Asimismo, compartió que hay partes de la normativa de la OCDE que son difíciles de interpretar por su propia traducción y, por ende, hay que esperar un poco más para ver cómo se van desarrollando los hechos.

Más fusiones y adquisiciones

Existe una tendencia global de leve caída en el volumen de transacciones de compra-venta de empresas, pero cada vez de mayor porte. Además, la participación por sector no tiende a tener transformaciones abruptas, siendo tecnología, servicios y retail los más relevantes. Otro factor es que, en la coyuntura actual hay cierto apetito por la inversión, por la caída de las tasas de interés en EE.UU.

¿Qué pasa en Uruguay? Este país sigue las tendencias internacionales. Se identificaron más de 45 operaciones de fusiones y adquisiciones en 2025 (en un año aún no cerrado), implicando en su mayoría transacciones de control accionario, y con un porcentaje significativo de compradores uruguayos.

Hubo 22 compradores uruguayos, nueve de la Unión Europea-Reino Unido, ocho de Argentina y Brasil, y tres de EE.UU.-Canadá, entre otros, durante 2025. La mayoría se dio en los sectores de tecnología, medios y telecomunicaciones; consumo y retail; industria y manufactura; sector financiero, en ese orden.

Según Martín Borges, supervisor de Advisory Services, este tipo de transacciones seguirá creciendo en volumen en 2026. “En valor no es posible determinarlo con tanta claridad”, atajó.

Cada vez más el empresariado uruguayo compra empresas como centro de estrategia del negocio, lo que antes se veía prácticamente solo en compañías extranjeras.

Algunos casos de compra-venta de empresas en el país en 2025, fueron: la francesa Lactalis compró Granja Pocha (febrero); Monte Cudine fue vendida a la argentina La Virginia (junio); el banco HSBC fue comprado por BTG Pactual (agosto); IBF Negocios adquirió varias empresas, como Vessena (agosto) y probablemente se haga de Coleme (la láctea de Cerro Largo); Tigo adquirió la totalidad de las operaciones de Movistar en Uruguay (octubre); Saceem fue adquirida por la francesa NGE (octubre); el empresario brasileño Ricardo Faría adquirió Prodhin (noviembre); Zorzal Inversiones Tecnológicas ha concretado varias participaciones en pequeñas compañías emergentes.

Otro caso, que viene de años anteriores, es Farmashop que ha estado involucrada en varias operaciones de compra de empresas y farmacias. Así hay otras sobre la mesa que pueden llegar a concretarse como las negociaciones del Grupo Vierci de Paraguay para comprar la cadena de supermercados Ta-Ta, y la adquisición del hotel casino Enjoy Punta del Este por parte del Grupo Cipriani, cuya oferta asciende a unos US$ 169 millones, entre otros negocios.

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Equipo de especialistas de KPMG dan su visión de la economía del país y proyecciones 2026.
Foto: Darwin Borrelli, El País.

En la medida en que se recorten más las tasas de interés o permanezcan bajas —tal como está previsto próximamente—, habrá más impulso a las inversiones y compra de empresas, y América Latina, incluyendo a Uruguay, se verá favorecida.

“El ambiente es proclive a eso, en sectores variados e importantes”, proyectó Perutti.

Infraestructura y una nueva modalidad de financiamiento

KPMG proyecta impulso en materia de infraestructura para 2026, con la ampliación del Ferrocarril Central, la infraestructura fluvial y costera (Punta Carretas, Punta del Este, La Paloma, Fray Bentos-Anglo, Merín y Juan Lacaze), el Plan Nacional de Aguas con la construcción de la represa de Casupá (ocho consorcios se presentaron esta semana para participar) y la nueva planta potabilizadora en Aguas Corrientes, además de planes de movilidad, entre otros.

Destacan los planes de UTE y del Ministerio de Industria, Energía y Minas (MIEM) para la incorporación anual de cerca de 100 MW solares desde 2026, además de nuevos parques eólicos y solares antes de 2033, y un corredor de transmisión de 500 kV para evacuar potencia renovable.

Mauricio Minarrieta, gerente senior de Consultoría de KPMG, advirtió que “si las inversiones en energías renovables no crecen al ritmo de la demanda, que viene en aumento, se corre el riesgo de tener que volver a la generación de energías tradicionales. Por eso, UTE impulsa esos planes”.

Existen distintas formas para financiar la obra pública en Uruguay (contratos, partidas departamentales, fondos, mecanismos público-privados (PPP), etcétera), pero lo que en este momento destaca en esa “paleta de opciones”, es la nueva modalidad +Cremaf presentadas en el Parlamento.

Esa modalidad —con formato distinto a los Cremaf para obras viales— incorpora, como innovaciones, la combinación de financiamiento privado con un componente de pagos por avance de obras, pagos por ese concepto en moneda nacional, fuertes componentes de sostenibilidad como aspecto diferencial, y medidas específicas para la priorización de temas como eficiencia energética, reducción de emisiones y protección ambiental, entre otros aspectos.

“Actualmente estamos lejos del tope para seguir generando proyectos”, agregó Perutti, a modo de conclusión del tema.

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