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Los tres primeros meses del año fueron de ganancias para la empresa estatal Ancap que registró un resultado positivo de US$ 73 millones, pese a haber perdido US$ 10 millones en el mercado monopólico y haber resignado facturación por US$ 23 millones por vender combustibles por debajo del precio de referencia.

Sin embargo, las perspectivas de cara a los próximos meses no son tan alentadoras para lo que se ha denominado “la espalda” financiera de Ancap. Por un lado, la estatal enfrentará pérdidas millonarias porque no podrá captar los márgenes de refinación tras la parada de mantenimiento de la refinería de La Teja -planificada para septiembre de este año-, la cual le implicará una resignación de al menos US$ 125 millones.

El lucro cesante por no producir en la refinería podría ser mayor a esa cifra, si la necesidad de importación de combustibles es mayor a 800.000 metros cúbicos (m3) y si el margen de refinación se mantiene en un 25% o es superior a ese guarismo.

Por otro lado, eso será sumado al costo de US$ 77 millones que implica la operativa de mantenimiento en sí y sin considerar posibles demoras en la parada debido a eventualidades técnicas, condiciones climáticas o conflictos con el sindicato.

Para poder hacer frente a las importaciones de combustibles que la estatal necesitará durante los cuatro meses en los que la refinería estará apagada, Ancap precisará tomar endeudamiento en el último cuatrimestre del año.

Según informaron ayer las autoridades de la estatal -al presentar el balance en un taller con periodistas-, ya se inició la solicitud ante el Poder Ejecutivo para recibir un financiamiento externo bancario por cerca de US$ 300 millones.

Ese dinero será para pagar el aumento transitorio en el capital de trabajo, es decir, para poder financiar la importación de combustibles ante la falta de producción propia.

Las compras de crudo que Ancap hace en un escenario normal, se pagan a 90 días, sin embargo, la importación de derivados se paga a 30 días. Para enfrentar el costo financiero que se genera a Ancap por el cuello de botella entre las compras de crudo anteriores y las presentes ante la falta de refinado durante dos meses, la estatal calculó que precisa aproximadamente US$ 230 millones para la operativa, la cual implicaría unos 2,6 millones de barriles calculados a US$ 87 cada uno aproximadamente.

“Esto es financiero, no es económico, es un cambio en el financiamiento a proveedores, no quiere decir que perdamos esa plata”, explicó el gerente general de Ancap, Ignacio Horvath. No obstante, esa es la planificación financiera de Ancap en un escenario ideal. Si la parada de la refinería se extiende por más de cuatro meses, el panorama cambia.

Para evitar que eso ocurra por medidas sindicales, las autoridades de Ancap mantienen un ámbito de negociación en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) junto a la Federación Ancap (Fancap) y el Pit-Cnt.

“No ha habido avances significativos hasta ahora, pero el ámbito de negociación al más alto nivel se mantiene y sería un enorme fracaso para todas las partes involucradas, no llegar a ciertos acuerdos”, indicó el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic.

El objetivo de esa negociación es evitar la extensión de la parada de la refinería, además de “recomponer la relación” con el sindicato y establecer un convenio colectivo.

Si la parada de la refinería se extiende más de lo previsto, el directorio de Ancap definió que importará la cantidad de combustible que sea necesario pero advirtió que eso tendría un costo económico “enorme” para la economía uruguaya en general.

“El patrimonio de Ancap lo va a sufrir, podemos tomar deuda y seguir operando, el tema es quién se hace cargo de esas pérdidas”, señaló el presidente de la estatal.

Por otra parte, las autoridades de Ancap volvieron a hacer hincapié en la diferencia que mantienen con la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea), en cuanto al cálculo del Precio de Paridad de Importación (PPI).

Según los datos exhibidos por la estatal, las veces que Ancap ha tenido que efectivamente importar combustibles, tanto naftas como gasoil, le ha salido más caro que lo que indicaba la referencia de Ursea.

“Creemos que tiene que haber un ajuste en la metodología de Ursea para sincerar los costos”, indicó Stipanicic.

Según el presidente, “todavía los precios (de los combustibles) están favoreciendo al consumidor sin perjudicar a Ancap”, pero adelantó que “lo que va a ocurrir en la parada de la refinería es que todos los precios estén muy pegados al PPI”, puesto que los niveles extraordinarios de los márgenes de refinación están desapareciendo y se está volviendo a niveles habituales. En otras palabras, Ancap tendrá menos “espalda” financiera.

En el primer trimestre del año, Ancap ganó US$ 73 millones. En el mercado monopólico perdió US$ 10 millones, los cuales estuvieron compensados por las ventas de gasoil a UTE por un total de US$ 18 millones. La diferencia entre ambas cifras (US$ 8 millones), demuestran según Stipanicic, una situación de “equilibrio”. Las ganancias estuvieron explicadas principalmente por US$ 36 millones de los negocios no monopólicos, US$ 8 millones de las empresas vinculadas y un resultado financiero de US$ 13 millones, entre otros.