En promedio, el 60% de los adultos mayores de 65 años en América Latina, no recibe una pensión contributiva. Esto, debido al bajo porcentaje de trabajadores que efectivamente cotizan en los programas contributivos de pensiones, según la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP).
Ante ese panorama, el organismo elaboró un informe -al que accedió El País- con 11 alternativas para lograr el objetivo de aumentar la cobertura previsional contributiva (medido como el porcentaje de trabajadores que efectivamente cotizan al programa contributivo de pensiones) en el continente latinoamericano.
En primer lugar, la institución afirmó que “es necesario promover el desarrollo económico de forma sostenida mediante diversas políticas”, para generar mayor formalidad laboral. Algunas de esas políticas son: la reducción de la burocracia, el uso de nuevas tecnologías para aumentar la eficiencia y competencia, la mejora en la formación y capacitación y el impulso en la infraestructura.
La segunda propuesta planteada es la promoción de políticas que permitan reducir la informalidad laboral. Por ejemplo, “mediante medidas que apuntan al mejoramiento del mercado laboral”, tales como: la reducción de los costos del empleo formal y de los contratos laborales; el fomento del empleo formal en las mujeres, “lo que requiere mayor flexibilidad laboral y ayudas en la maternidad”.
En este punto, la institución también sugirió la promoción del empleo formal en la tercera edad, “a través de mayor flexibilidad laboral, y a la vez reduciendo la discriminación por edad, premiando a las empresas que enfoquen su contratación al segmento mayor e invirtiendo en capacitación en tecnología”. Así como también, plantearon como necesario impulsar el “empleo formal en los más jóvenes, por ejemplo, mediante una mayor flexibilidad estudio/trabajo, subsidios a su contratación y políticas que reduzcan la deserción escolar”.
Dentro del mismo objetivo de reducir la informalidad, el informe de la FIAP indicó que “también es posible pensar en políticas que apunten a mejorar el diseño de la seguridad social, tales como: adecuar las edades legales de pensión para que reflejen el aumento en las expectativas de vida al jubilarse”, ya que esto “influye sobre la edad efectiva de retiro laboral en las personas y sobre las políticas de despido de las personas mayores en las empresas”.
También plantearon “tener en consideración los impactos que tienen en la cobertura, los sistemas de pensiones de capitalización individual en contraposición a los sistemas de reparto (en los primeros se otorgan mayores incentivos para cotizar que en los segundos, pues los aportes constituyen un ahorro personal sobre el cual los afiliados tienen derecho de propiedad, y además en estos últimos se pierde el derecho a pensión si no se cumple un mínimo de años de aportes”.
Asimismo, el documento sugiere brindar acceso a otros beneficios de la seguridad social que sean básicos, “cuando se está afiliado y aportando a los programas de pensiones; revisar los requisitos para acceder a los beneficios de los programas sociales que desincentiven la cotización a las pensiones contributivas; y diseñar un pilar no contributivo de pensiones que no desincentive los aportes a los programas contributivos”.
La tercera alternativa planteada, responde a “la necesidad de educar y comunicar los beneficios del sistema de pensiones contributivo, ya que, si los mismos no se perciben, las personas no ven la necesidad de incrementar o mejorar su pensión”.
En cuarto lugar, la FIAP dijo que “es necesario reducir el problema de la evasión y elusión previsional: aumentado la efectividad del proceso de fiscalización del pago de contribuciones de los trabajadores; perfeccionando la información y educación previsional de los trabajadores; reduciendo los costos laborales; y revisando el diseño e interrelación de los distintos programas sociales existentes.
La quinta propuesta se basa en “seguir avanzando en la incorporación obligatoria al sistema de pensiones de los trabajadores independientes con capacidad de ahorro”.
En sexto lugar, se sugiere la utilización de la recaudación y devolución de impuestos a la renta, “para sumar a nuevos grupos de trabajadores al sistema contributivo de pensiones”.
Como séptima idea, la FIAP planteó que “se debe tratar de aprovechar las instancias de formalización para cotizar, en ciertos sectores de trabajadores por cuenta propia de sectores modestos que tienen alguna capacidad de ahorro (por ejemplo, pescadores artesanales, taxistas, trabajadores circenses)”.
En tanto, como octava propuesta, planteó la maximización de “los incentivos para la participación voluntaria en los programas contributivos de pensiones, para lo que se requiere promover el desarrollo del sistema financiero; mejorar los incentivos fiscales o tributarios al ahorro voluntario”. En este punto, ejemplificó que “se pueden perfeccionar los incentivos tributarios para las cotizaciones previsionales que hacen los trabajadores independientes y definir incentivos fiscales para los trabajadores de menores ingresos que no pagan impuestos”.
Dentro de esta propuesta, también planteó “mejorar la liquidez del ahorro voluntario, pero estableciendo desincentivos a los retiros; aumentar la competencia en la industria del ahorro previsional voluntario, autorizando a distintas entidades a administrar este tipo de planes, sin costos u obstáculos al traspaso; y crear mecanismos de ahorro voluntario colectivo con enrolamiento automático”.
La diferencia de Latam con los países de la OCDE
La FIAP señaló que en América Latina y el Caribe, los cotizantes a los sistemas de seguridad social contributivos obligatorios, corresponden a un 44% de la Población Económicamente Activa, mientras que en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), esa cifra bordea el 72%. Eso demuestra que, “en promedio, solo cuatro de cada 10 trabajadores cotizan a algún sistema previsional”, fenómeno “relacionado con el grado de desarrollo económico y la informalidad” laboral.
El uso de la tecnología en los aportes de los contribuyentes
En relación a promover el desarrollo del sistema financiero, el informe de la FIAP recalcó que “parece totalmente contraproducente la implementación de políticas públicas que a largo plazo pueden ir en sentido contrario a tal objetivo, por ejemplo, mediante reformas que desvíen cotizaciones previsionales a un fondo colectivo de reparto y que establezcan beneficios que en mayor parte se terminen financiando con recursos del presupuesto público”.
Como novena propuesta, la institución dijo que “hay que explorar la recaudación de
cotizaciones a través del consumo de los trabajadores”. En este sentido, explicó que por ejemplo, se puede definir que “un porcentaje del impuesto al consumo, vaya a las cuentas individuales de los trabajadores”, así como también la posibilidad de establecer “reglas por defecto que impliquen destinar una parte del consumo al ahorro individual mediante aplicaciones tecnológicas”.
En una línea similar, la FIAP propuso como décima alternativa, la necesidad de “definir mecanismos simples, de aportes, usando la tecnología existente, para que los trabajadores de bajos ingresos e irregulares puedan realizar cotizaciones de montos menores y con intervalos de tiempo flexibles que sean más adecuados a su realidad”.
Sobre este punto, la FIAP explicó que “puede lograrse eficientemente a través de aplicaciones de micropensiones, las que permiten a sus participantes contribuir a sus cuentas de ahorro en pequeños montos y en frecuencias diarias y semanales”.
Finalmente, como onceava medida, la institución afirmó que “hay que buscar formas para dar liquidez al ahorro no financiero que acumulan quienes se pensionan”. En este sentido, propuso, por ejemplo, “transformar el ahorro” de las personas “para el financiamiento de la vivienda, conservando su uso, en un flujo de pensión contributiva, lo que comúnmente se conoce como hipoteca revertida”.