Redacción El País
Las pautas salariales para la 11ª Ronda de Consejos de Salarios representan "una ruptura histórica" ya que "por primera vez hay una masa muy importante de la sociedad" a la que "le va mucho en cómo le va al Banco Central, porque los salarios no están automáticamente indexados con un correctivo como antes". Esto lo dijo el presidente del Banco Central (BCU), Guillermo Tolosa quien enfatizó en que de este tema dentro de la negociación salarial "no se habla".
La afirmación de Tolosa se dio por una pregunta que le hicieron entre los asistentes a la disertación que dio ante la Academia Nacional de Economía respecto a cómo juega la política salarial en el objetivo de tener la inflación en 4,5%.
"Hemos estudiado el tema muy cuidadosamente" y "nuestra proyección es que se va a mantener la inflación alrededor del 4,5% (anual) durante los próximos dos años. Eso incorpora lo que son las nuevas pautas salariales" establecidas por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social y de Economía y Finanzas.
Los lineamientos del gobierno para la negociación salarial
Estas pautas prevén aumentos de salarios nominales en tres niveles según franjas de ingresos de los trabajadores.
Para aquellos trabajadores con salarios nominales hasta $ 38.950, corresponde un aumento nominal de 7% en el primer año y de 6,4% en el segundo año. Abarca a un 30% de los empleados.
Para los trabajadores con salarios nominales entre $ 38.951 y $ 165.228, el incremento nominal será de 5,9% el primer año y de 5,2% el segundo año. Esto aplica a un 64% de los trabajadores del sector privado amparados en Consejos de Salarios.
Por su parte, aquellos con salarios nominales desde $ 165.229 en adelante, tendrán una suba nominal de 4,6% el primer año y de 4,5% el segundo año. Esto abarca a un 6% de los trabajadores.
Tolosa hizo hincapié en el las pautas salariales del nivel que aplican al 64% de los trabajadores. Estas "involucran un aumento de 5,9% nominal de salario. Entonces, si hay un aumento de productividad de 1%, eso es un aumento de los costos laborales de 4,5% el año que viene. Es exactamente la meta de inflación", planteó.
El presidente del BCU recordó que ese es el aumento de productividad si se toman series largas de 50 años, si bien si se miran los últimos dos o tres años es un poco más alto.
"Entonces las pautas salariales son consistentes para el año que viene, con un aumento de salario real de (cerca de) 1%, creemos que no deberían generar presiones significativas por la inflación", afirmó.
"Por supuesto, este escenario está sujeto a riesgos porque los acuerdos finales pueden ser distintos", añadió.
La desindexación salarial y el precio de los morrones
"Pero, además de esto creo que hay un nuevo ingrediente que no se habla suficiente que es lo que tiene que ver con cómo estamos no indexando los salarios a la inflación", señaló el presidente del BCU.
Según Tolosa, "en este nuevo esquema" en el que se busca "no indexar los precios a una serie de variables, incluidos los salarios, es la primera vez en la historia, que tenemos primero lo que se llama la inflación subyacente como una forma de actualizar salarios".
Es que a diferencia de rondas anteriores, el correctivo si la inflación supera el incremento salarial previsto, se calcula en base a la inflación subyacente que estima el Instituto Nacional de Estadística (que excluye precios más volátiles como frutas y verduras, entre otros) en vez de calcularla en base al Índice de Precios del Consumo (IPC o inflación).
"Si hay un shock de oferta en el precio del morrón y el tomate (que hace que tengan saltos) y generan un efecto significativo sobre el IPC, eso no se va a traducir a los salarios como antes", ejemplificó Tolosa, ya que la inflación subyacente no incluye esos productos.
"Entonces, vamos a tener una inflación mucho menos persistente, porque cuando suban mucho el morrón y el tomate, no lo pasamos al (precio del) peluquero, a la entrada de cine" por la aplicación de un correctivo salarial por un shock transitorio de oferta, añadió.
El otro aspecto que Tolosa no entiende "por qué no se habla lo suficiente" en el debate público es que además, el correctivo por inflación tiene un margen de tolerancia. En efecto, las pautas establecen que para dar el correctivo, la inflación subyacente deberá superar el aumento del salario previsto más un 0,5% de tolerancia para el nivel de salarios más bajos y de 1% de tolerancia para el nivel siguiente.
Es decir, para que el correctivo por inflación se de, en el caso de los trabajadores con salarios nominales hasta $ 38.950, la inflación subyacente debería ser superior al 7,5% (7% de aumento salarial más 0,5% de tolerancia). Mientras que para los trabajadores con salarios nominales entre $ 38.951 y$ 165.228, la inflación subyacente debería superar el 6,9% (5,9% de aumento salarial más 1% de tolerancia).
"Eso es la primera vez que pasa" enfatizó Tolosa y recordó que la inflación subyacente está por debajo de esos límites (donde se aplican los correctivos) ya que en 12 meses a junio era de 5,43%. "Imaginar el escenario donde (la inflación subyacente) esté en 7 %, ni siquiera se dio cuando la moneda se depreció (frente al dólar) un 15% a fin del año pasado" por lo que "realmente es difícil de imaginárselo", afirmó el presidente del Central.
"Dentro de nuestros intervalos de confianza no aparece dentro de las probabilidades de eso suceda. Entonces, es una ruptura histórica de imaginarse que por primera vez a los trabajadores realmente les importa el esfuerzo inflacionario en Uruguay", afirmó Tolosa.
"Antes el Banco Central no tenía socio, si la inflación estaba por encima de la meta a nadie le importaba lo suficiente como para protestar. Pero, ahora por primera vez hay una masa muy importante de la sociedad que le va mucho en cómo le va al Banco Central, porque los salarios no están automáticamente indexados con un correctivo como antes", explicó.
"De nuevo, no entiendo por qué no se habla de esto, pero mueve completamente el equilibrio institucional en el que nos hemos manejado en los últimos décadas", concluyó el presidente del BCU.
¿Hay efecto fiscal sobre la inflación en Uruguay?
Otra de las preguntas que respondió Tolosa en la Academia Nacional de Economía fue sobre el efecto que genera el déficit fiscal que tiene Uruguay (de 3,5% del Producto Interno Bruto en 12 meses a mayo) en la inflación.
"Hoy Uruguay no tiene impulso fiscal poniendo presión en los precios, eso no está sucediendo", afirmó Tolosa.
Y luego argumentó que "no tenemos una situación de insostenibilidad fiscal o sospecha de insostenibilidad fiscal. De hecho, "Uruguay es el país que menos paga por endeudamiento en dólares de toda América Latina, es el campeón de América de la credibilidad fiscal".
Las pautas salariales y el empleo
El Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica (UCU), que dirige Javier de Haedo, publicó ayer su Monitor de Coyuntura dedicado a las pautas salariales.
Allí, señaló que “las pautas dan lugar a aumentos de 6,2% en el promedio del primer año y de 5,5% en el promedio del segundo, que exceden a la inflación esperada y por lo tanto difícilmente den lugar a correctivos al cabo del primer y del segundo año, por lo que la indexación no sería operativa”.
“Por otro lado, viene al caso indagar acerca de lo que pueda ocurrir con los empleos, dados esos aumentos salariales. De acuerdo con la última encuesta de expectativas del BCU, se esperan tasas de inflación de 5% tanto para los próximos 12 meses (a junio de 2026) como para los 12 siguientes (a junio de 2027)”, indicó.
“Por lo que habría aumentos medios de los salarios privados reales, de 1,1% y 0,5% respectivamente”, analizó De Haedo.
“Dichos aumentos son inferiores al crecimiento esperado del Producto Interno Bruto (PIB), del orden de 2%-2,5% anual, por lo que no deberían ser un obstáculo para la continuidad en el aumento del empleo”, afirmó.
“Incluso, en la franja de menores salarios, con aumentos reales que (con el mismo criterio) serían de 1,9% y 1,3% para el primer y el segundo año respectivamente”, agregó.
Según el informe, “en definitiva, las pautas salariales no serían un obstáculo para el proceso de desinflación en curso (como se sostiene desde el BCU) ni para que la cantidad de puestos de trabajo mantenga la tendencia positiva de los últimos años”.
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