Uruguay fue seleccionado como uno de los países que albergarán un partido de la Copa Mundial de la FIFA 2030. España, Portugal y Marruecos serán los países sede del mundial y Argentina y Paraguay (además de Uruguay) acogerán el primer partido de sus grupos.

Estos eventos implican inversiones de alta gama, tanto en los estadios como en infraestructura y servicios. Se estima que se deberán invertir US$ 80 millones en la remodelación del Estadio Centenario y sus alrededores. En ese marco, ¿qué implican los 90 minutos de juego que se disputarán en Uruguay en cuanto a inversiones?

Aldo Lema, economista asociado de Grupo Security de Chile y socio-director de Vixion Consultores en Uruguay, opinó que “en estas cosas hay que separar el lado irracional del racional. Si bien el lado irracional del hincha nos lleva a desear un mundial en Uruguay, que haya terminado en un solo partido representa un bienvenido ‘control de daños’ o de gastos”, sostuvo.

En ese sentido, el economista cree que el único partido que se disputará aquí representa “un alivio” desde la perspectiva de las finanzas públicas y “la adecuada asignación de gasto fiscal” en un país con “necesidades insatisfechas” en segmentos de la población donde la inversión de recursos públicos tiene “altísima rentabilidad social” (de partida, primera infancia y la niñez).

Asimismo, a lo que los mayores gastos estarían relacionados al reacondicionamiento del Estadio Centenario, Lema manifestó que “sería deseable negociar con la FIFA un cofinanciamiento” para mitigar gastos.

Por su parte, Ignacio Munyo, economista y director ejecutivo de Ceres, opinó que la clave de esta celebración sería “tener la excusa perfecta” para hacer remodelaciones necesarias en una zona que “no da para más”.

“Es una gran oportunidad. Si parte del financiamiento se puede obtener de fuentes externas es una buena noticia para Uruguay”, indicó.

Nicolás Rivadavia, abogado especializado en derecho deportivo, dijo que el partido inaugural obtenido cambia la perspectiva en cuanto a inversiones y organizaciones a lo que sería organizar el mundial en solitario o tener una sede fija en Uruguay.

“Esto altera todo lo que un mundial confiere en cuanto a las inversiones y los riesgos que estas conllevan, ya que luego las mismas pueden no ser capitalizadas y hasta quedar en desuso”, explicó.

Si bien el abogado considera “sumamente positivo” el haber logrado que Uruguay participe en un partido inaugural (más aún en la Copa del Mundo que conmemora los 100 años de la primera), también destacó que la situación “no era sencilla” ante la necesidad de obtener una mayoría de votos de las distintas federaciones participantes, ya que a pesar de que se contaba con la candidatura en conjunto de Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile (este último quedó fuera del listado) en la vereda de enfrente España, Portugal y Marruecos también pujaban por ganar la candidatura.

“Por reunir más confederaciones era casi seguro que iban a ganar en votos (España, Portugal y Marruecos), por lo que en definitiva Uruguay corría el riesgo de quedarse afuera. Creo que políticamente fue una buena decisión y una buena negociación llevada a cabo por la Asociación Uruguaya de Fútbol, la Asociación del Fútbol Argentino y la Asociación Paraguaya de Fútbol”, afirmó.

En cuanto a las inversiones necesarias (además de las ya confirmadas en el Estadio Centenario y sus alrededores), Rivadavia dijo que al ser un partido único no es necesario acarrear inversiones en hotelería o servicios ya que solo llegarán al país la delegación e hinchas del equipo contrario y, a lo sumo, unos pocos turistas de otros países.

A su vez, señaló que la FIFA proporciona varios fondos de inversión para estas ocasiones, por lo que también ve con buenos ojos que el Estadio Centenario se convierta en una cancha de “primerísimo nivel, actualizada y mantenida”.

“Hoy en día hay lugares del estadio que no pueden ser ocupados, como es el caso de los taludes, sumado a que en la platea Olímpica no hay buena visibilidad. Hay muchos espacios ociosos que necesitan ser refaccionados”, agregó.

Estas remodelaciones necesarias generarán fuentes de trabajo y también ingresos a futuro, ya que luego el Estadio Centenario puede ser utilizado para partidos puntuales de gran envergadura o para eventos específicos (como conciertos, por ejemplo), según Rivadavia.

En ese sentido, Lema opinó que “puede ser necesario” algún reacondicionamiento dentro del estadio, pero a nivel general ve “poco probable” un gran flujo turístico asociado a este partido, ya que con la llegada de autoridades, periodistas, hinchas o incluso uruguayos que viven en el exterior aún no se logrará concretar un impacto económico que vaya a ser parecido al que se consiguió con la final de la Copa Libertadores entre Palmeiras y Flamengo en 2021.

En esa ocasión, casi 30.000 brasileños llegaron a Uruguay para ver la final, por lo que se movilizaron varios sectores del turismo, así como servicios varios.

De hecho, el vicepresidente de la Cámara de Turismo (Camtur), Francisco Rodríguez, dijo a Montevideo Portal luego de la final que a nivel del aeropuerto y de las compañías aéreas se logró una buena coordinación, ya que llegaron (solo en el fin de semana del partido) unos 10.000 brasileros (cuando generalmente llegan entre 400 a 500 por día).

“El ingreso al país fue rápido y efectivo. Teníamos estimado que iba a ser de cinco a diez veces más que las finales de la Copa Sudamericana y, si pensamos que estuvo en el entorno de los 30.000 más o menos, se cumplió la expectativa principal. La gente (por los brasileños) tomó vino y comió carne, como producto destacado, que es el que habitualmente consume el turista medio alto brasileño”, manifestó Rodríguez a Montevideo Portal en 2021 tras la final disputada entre Palmeiras y Flamengo.