SITUACIÓN
¿Continúa dando impulso a la recuperación que viene registrando la actividad económica en Argentina o decide restringir en los próximos meses los pagos de importaciones para elevar reservas?
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El gobierno de Alberto Fernández está frente a un dilema: continúa dando impulso a la recuperación que viene registrando la actividad económica en Argentina aún a costa de no sumar suficientes reservas en el Banco Central o decide restringir en los próximos meses los pagos de importaciones, entre ellas insumos para la producción, con el fin de alcanzar la meta de acumulación de divisas acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La escasez de dólares torna casi imposible cumplir con ambos objetivos a la vez.
“El gobierno tiene por delante una encrucijada. Por un lado, sostener la actividad no solo implica una mayor generación de empleo, sino también poder mejorar sus perspectivas electorales frente a los comicios presidenciales del año próximo. Pero, por otro lado, necesita cumplir las metas acordadas con el FMI para mantener las expectativas que despertó la firma del acuerdo. Hasta ahora, el gobierno viene haciendo un poco de equilibrio entre ambas alternativas”, dijo a El País el economista Jorge Neyro, en Buenos Aires.
Tras el derrumbe del 9,9% del Producto Interno Bruto (PIB) registrado en 2020, la economía argentina sorprendió con una recuperación del 10,3% el año pasado. Si bien esa expansión viene perdiendo fuerza –en marzo el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) desestacionalizado se ubicó por debajo del nivel alcanzado en diciembre pasado-, el ritmo al que crecen las importaciones continúa a toda velocidad. En el primer cuatrimestre, las compras al exterior totalizaron US$ 24.852 millones, un 41,6% más que en el mismo período de 2021.
La suba de los precios internacionales de los productos que Argentina importa, sobre todo los energéticos, y el incremento de los costos de fletes encarecieron el valor de las compras al exterior.
En abril, el valor unitario del flete internacional fue de US$ 113,8 por tonelada importada, 43,1% superior al de igual mes del año pasado y 92,9% mayor al de 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
A eso se agrega la brecha en torno al 70% entre el tipo de cambio oficial y los alternativos, lo que estimula una serie de maniobras especulativas. Mientras exportadores desarrollan estrategias de evasión y subfacturación de sus ventas externas para liquidar esos dólares no declarados al tipo de cambio paralelo, en sentido inverso los importadores se ven incentivados a sobrefacturar sus compras al exterior para hacerse de dólares al precio oficial.
“Las importaciones están subiendo mucho porque hay más nivel de actividad y porque con este nivel de brecha cambiaria el cepo se transforma en un colador. Es difícil establecer para el Banco Central qué pedidos de divisas para importar son genuinos y cuáles corresponden a un aprovechamiento para poder acceder al tipo de cambio oficial”, dijo a El País el economista Miguel Kiguel, director ejecutivo de la consultora Econviews, en Buenos Aires.
La creciente salida de divisas para hacer frente al alza de las importaciones, a lo que se suma el drenaje de dólares por la vuelta de los gastos de turismo en el exterior tras la pandemia, está impidiendo al Banco Central acumular reservas suficientes pese a la liquidación récord del sector agropecuario por el alza de los precios de la soja, el trigo y el maíz. En lo que va del año la autoridad monetaria logró acumular algo más de US$ 1.000 millones, la sexta parte del monto que compró en los primeros cinco meses de 2021.
Metas con el FMI en duda
Transcurridos ya dos meses de la temporada alta de liquidación de la cosecha de soja, período que se extiende hasta julio, crecen las dudas en torno a si el gobierno podrá cumplir con el objetivo acordado con el FMI de sumar US$ 5.800 millones de reservas netas a lo largo del año, más aún si se tiene en cuenta que a partir de junio crecerán los requerimientos de divisas para hacer frente a las importaciones de gas.
“Para alcanzar el objetivo fijado para el segundo trimestre, el Banco Central debería acumular unos U$S 100 millones diarios en promedio hasta fines de junio, un ritmo de compras que claramente no está alcanzando”, dijo Neyro. En cualquier caso, aún si esa meta fuera cumplida con lo justo en junio, el desafío será aún mayor en el tercer y cuarto trimestre, períodos en que históricamente el Banco Central pasa a ser vendedor neto de dólares en Argentina.
Frente a esas perspectivas, ya en marzo pasado el Banco Central estableció topes al acceso libre de divisas para importaciones.
Para este año dispuso que los importadores podrán acceder al pago de importaciones por Licencias Automáticas por el equivalente al valor FOB de sus compras al exterior de 2021 más un 5% o bien al equivalente de sus importaciones de 2020 más un 70%. Si el monto excede esos valores, el importador tiene la posibilidad de buscar financiamiento por la diferencia a un plazo mínimo de 180 días.
En un contexto de suba de los precios internacionales, la medida viene generando reclamos crecientes de sectores como el automotriz, autopartista y el de los laboratorios, entre otros. Sin embargo, esas trabas podrían acentuarse si, como todo indica, las metas acordadas con el FMI se mantuvieran invariables. La acumulación de reservas para generar un colchón de divisas que reduzca los riesgos de una crisis cambiaria fue una de los objetivos priorizados por el organismo multilateral de crédito en el acuerdo sellado en febrero pasado con el gobierno argentino.
Como tantas otras veces a lo largo de su historia, Argentina se asoma a los límites que impone la escasez de dólares. En los próximos meses, el gobierno deberá seguir recorriendo un camino cada vez más estrecho conformado por las exigentes metas del acuerdo con el FMI, por un lado, y la necesidad de no frenar la recuperación económica con mayores restricciones a las importaciones, por el otro.
“Dado que Argentina no tiene abierta la puerta de entrada de capital con el actual nivel del riesgo-país, para acumular reservas el gobierno deberá elegir entre imponer más cepo restringiendo el acceso al mercado oficial de cambios o acelerar el ritmo de la devaluación del peso. Seguramente buscará un equilibrio con el que se va acercar a las metas, aunque difícilmente las cumpla”, dijo Kiguel.