El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el brasileño Ilan Goldfajn estará en Uruguay el próximo miércoles y jueves, donde mantendrá reuniones con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, participará del Foro de Innovación e Inteligencia Artificial (IA) de Uruguay - El Camino hacia un Hub de Innovación Global y visitará proyectos que el organismo apoya en Uruguay. Goldfajn fue electo presidente del BID el 20 de noviembre de 2022. Previamente fue director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2022 y presidente del Banco Central de Brasil de 2016 a 2019 (director entre 2000 y 2003).
En el sector privado fue: economista jefe y socio de Itaú Unibanco, socio fundador de Ciano Investimentos, socio y economista de Gávea Investimentos y presidente del Consejo Asesor de Credit Suisse Brasil. Tiene un doctorado en Economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica y una licenciatura en Economía por la Universidad Federal (Brasil).
En el marco de su visita a Uruguay, Goldfajn mantuvo una entrevista con El País vía correo electrónico (sin posibilidad de repreguntas), la que se publica en forma completa.
-Se espera una baja de tasas de interés de la Reserva Federal, lo cual históricamente ha beneficiado a América Latina, ¿qué oportunidad se abre para la región?
-Los bancos centrales de la región fueron diligentes y respondieron antes de los demás a la amenaza de inflación en los últimos anos. Aún la batalla contra la inflación alta no está ganada por completo. De concretarse, la baja de tasas de interés de la Reserva Federal le hará más fácil la política monetaria a los bancos centrales de América Latina y el Caribe poniendo menos presión sobre la salida de capitales y la depreciación cambiaria y ayudando a tener condiciones macroeconómicas para tasas menores. Las tasas menores en la región contribuyen para más impulso económico. También ayudan que baje el costo de financiamiento para los fiscos, lo cual podría ayudarlos a mejorar sus déficits fiscales.
-En ese contexto ¿cómo evalúa la situación económica de América Latina?
-Mi visión para América Latina y el Caribe es que estamos ante un potencial punto de inflexión. Hemos observado un cambio en la dinámica del crecimiento en la región, con un crecimiento mayor en países que parecen beneficiarse de las nuevas tendencias, desde el aumento de la inversión en energía verde hasta el realineamiento de las cadenas de suministro globales. Además, como región hemos aprendido las lecciones de crisis anteriores. Hoy, con algunas excepciones notables, las economías de la región son estables. Sin embargo, la región sigue enfrentando lo que yo llamo el triple desafío: crecientes demandas sociales, restricciones fiscales y bajo crecimiento de la productividad, lo que dificulta generar los recursos necesarios para satisfacer las demandas sociales. La región también enfrenta los impactos cada vez más frecuentes y costosos del cambio climático, así como el crimen y la violencia. Además, la economía global se está desacelerando. El crecimiento mundial proyectado por el WEO (World Economic Outlook) del FMI a cinco años es de 3,1%, el menor de las últimas décadas. El mundo no crece al ritmo que solía hacerlo.
Pero, la región vive una oportunidad única. Durante décadas, América Latina y el Caribe (ALC) ha sido vista a través del lente de sus necesidades, pero hoy el mundo también necesita a la región. Esto se debe a su potencial para ser parte de la solución a desafíos globales compartidos. Déjeme mencionar tres ejemplos. Respecto a energía limpia, América Latina alberga dos tercios del litio del mundo y el 38% de su cobre, cruciales para la transición verde. En este tema, Uruguay se destaca: está en el octavo lugar a nivel mundial en iniciativas de energías renovables y el 98% de la generación de electricidad del país proviene de fuentes renovables.
Además, respecto a seguridad alimentaria, la región produce lo suficiente para alimentar a 1.300 millones de personas y podría producir y exportar aún más. Aquí también Uruguay es un referente mundial, con poco más de 3,4 millones de habitantes, el país alimenta a casi 30 millones de personas en el mundo.
Y finalmente la región puede ser parte de la solución de la desaceleración global, ofreciendo países que sean hubs de innovación para producir y exportar al mundo. Uruguay no solamente puede ser un ejemplo y líder en ALC, pero también global. Ya hoy Uruguay es el tercer mayor exportador de software per cápita en el mundo.
-El año pasado en una cumbre de ministros de Economía y Finanzas de Celac y la Unión Europea se habló de cómo implementar el proyecto Global Gateway de la UE que prevé movilizar 45.000 millones de hacia América Latina y el Caribe hasta 2027 en más de 130 proyectos de inversión en tres ejes: verde, digital y social. ¿En qué está esto? ¿Qué avances concretos hubo?
-La Unión Europea puede ser un socio clave en algunas áreas en nuestra región, por ejemplo, la infraestructura digital y física. A su vez, América Latina y el Caribe puede, contribuir para la solución de problemas globales que como la inseguridad alimentaria, la energía limpia y minerales clave y la falta de crecimiento. El encuentro que menciona de ministros europeos y LAC, fue clave para garantizar que ambas regiones trabajen juntas en áreas como la transición verde justa, la preservación de la naturaleza (inclusive la Amazonia) una transformación digital inclusiva, el desarrollo humano, la resiliencia sanitaria y acceso a vacunas. El BID cuenta en su directorio con 13 países miembros de la UE (dentro de los 48 miembros del banco) y por lo tanto es el puente natural entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. Tenemos muchos proyectos en la Agenda de Inversión Global Gateway y además colaboración en una variedad de proyectos, desde el saneamiento del agua en colaboración con España hasta parques eólicos en Perú.
-Qué reformas estructurales se debe América Latina, teniendo en cuenta que -salvo algunas excepciones- ha estabilizado la macroeconomía en los últimos años?
-El crecimiento económico de nuestra región ha estado por debajo del de otras regiones durante décadas. Para aprovechar la oportunidad que le surge, América Latina y el Caribe necesita avanzar en las reformas para aumentar la productividad, mejorar la resiliencia económica y promover el crecimiento sostenible. Para eso, debemos actuar en tres pilares.
1. Necesitamos políticas y regulaciones que promuevan un entorno institucional más favorable para las inversiones privadas y una mayor competencia.
2. Debemos fomentar la educación y la inversión pública sostenible. La región está rezagada en término de acumulación de capital humano y infraestructura.
3. Y tenemos que hacer frente a los fallos del mercado y de coordinación, en los que, por muchas razones, las empresas no tienen los incentivos para invertir en caminos que promuevan el crecimiento. Por ejemplo, una integración regional más profunda es un paso importante para abordar esas fallas de coordinación.
-Argentina enfrenta varios desafíos macroeconómicos al mismo tiempo, ¿cómo ve que los va llevando el gobierno de Javier Milei? ¿Qué aporte puede hacer el BID?
-He tenido la oportunidad de reunirme con el presidente Javier Milei en varias ocasiones desde su elección. El BID mantiene su compromiso de apoyar a Argentina y su población, y seguimos de cerca las reformas que su gobierno ha puesto en marcha. El gobierno argentino ha iniciado un proceso de consolidación fiscal para reducir la inflación. En el primer semestre de 2024, lograron un superávit fiscal, el primero desde 2008. La inflación mensual ha disminuido del 26% al 4% en julio de 2024. El BID está colaborando con el gobierno de Argentina en áreas clave como la eficiencia del gasto público, y la asistencia técnica para las reformas tributarias, de los subsidios energéticos, y protección social, con un enfoque en proteger a las comunidades más vulnerables. En nuestras reuniones recientes, también hemos discutido cómo el BID, a través de BID Invest, puede apoyar la inversión, la actividad del sector privado y la creación de empleo sostenible en Argentina. Además, Argentina recibirá recursos del BID —recientemente aprobamos un aporte de US$ 647,5 millones—para ayudar a su estabilización.
-¿Cómo observa la situación de Venezuela y en qué medida puede afectar a la región?
-Las crisis en la región exigen un enfoque regional. Es crucial que haya una cooperación regional más estrecha y dinámica en varias áreas, como la integración de rutas, la resiliencia al cambio climático, la migración, y la pobreza y desigualdad. Estamos trabajando con los países de América del Sur para unir la región en rutas como el corredor bioceánico. Estamos contribuyendo para la Alianza contra el hambre y pobreza, una iniciativa del G20 sobre la Presidencia de Brasil y recién vengo de Ecuador adonde propusimos la Alianza para la Seguridad, la Justicia y el Desarrollo para ayudar en el diseño y la implementación de políticas e impulsando la movilización de recursos y 12 países (entre ellos Uruguay) ya manifestaron su deseo de unirse.
-¿Cómo ve a Uruguay? ¿Cree que Uruguay está listo para dar un salto a ser desarrollado? ¿Qué le falta?
-Uruguay tiene todo el potencial de convertirse no solamente en un modelo regional de innovación, pero también mundial: un hub de innovación donde emergen soluciones a problemas globales, aprovechando las ventajas comparativas del país, como por ejemplo su capital humano. Estoy convencido de que la innovación es un recurso que la región puede ofrecer al mundo para aumentar la productividad y contrarrestar la desaceleración económica global. La innovación ofrece un retorno estimado en un 30% anual a nivel privado y hasta un 100% a nivel social en países de ingresos bajos. Uruguay inició su apuesta por la innovación como motor económico hace al menos 20 años y ya hoy lidera en la región. El BID ha tenido el privilegio de acompañar a Uruguay en ese proceso en hitos como el fortalecimiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y Ceibal, ambas referentes regionales en innovación. Estaré esta semana en Montevideo para inaugurar el Foro de Innovación e Inteligencia Artificial (IA) donde debatiremos las oportunidades y desafíos que la innovación y la IA presentan para Uruguay y la región. El BID es el el único banco de desarrollo con un Laboratorio de Innovación, nuestro BID Lab. Un ejemplo de caso exitoso es la aceleradora GridX, la cual visitaré durante mis días en Montevideo, que conecta a científicos y emprendedores para la creación de startups biotecnológicas de nueva generación. El Grupo BID se propone como puente entre la región/Uruguay y el mundo y entre el claro potencial de innovación en Uruguay y su futuro papel de liderazgo regional y mundial.
-El BID se ha caracterizado por dar apoyo técnico a los países de la región, además de créditos, ¿en qué áreas está haciendo foco?
-El BID es el banco de desarrollo más grande de América Latina y el Caribe y nos enorgullecemos de ser el puente entre la región y el resto del mundo. Pero el BID es cada vez más un banco de conocimiento y suele ser el motivo por el que los gobiernos buscan a nuestra institución. Y de hecho, fue a través de un instrumento no financiero, como lo es la asistencia técnica, que apoyamos a Uruguay a desarrollar el primer bono soberano del mundo asociado a resultados concretos de sostenibilidad, un mecanismo innovador que define la tasa de interés en función del cumplimiento de metas climáticas y ambientales. La emisión atrajo a 188 inversores de Europa, Asia, Estados Unidos y América Latina, de los cuales una quinta parte nunca había invertido en deuda uruguaya. Fue un éxito acá, pero también global, un ejemplo para otros.
El éxito alcanzado con este bono sirvió de punto de partida para el diseño de BID CLIMA, un mecanismo innovador de financiamiento de nuestros propios préstamos, que también están basados en resultados, recompensan al prestatario si el país cumple con metas específicas de sostenibilidad. En Uruguay, estamos desarrollando un proyecto de BID CLIMA que busca apoyar al país en la descarbonización y resiliencia del sector energético, a través de inversiones estratégicas y sentar las bases para acceder a mercados de capitales de deuda verde.
En nuestra nueva estrategia que forma parte de un conjunto de reformas que llamamos BIDImpact+ en el BID nos estamos enfocando en tres áreas: reducir la pobreza y la desigualdad, abordar el cambio climático e impulsar el crecimiento sostenible. Estamos capitalizando y con nuevas estrategias de negocios cambios en BID Invest y BID Lab, que son el brazo privado y el de innovación del Grupo BID. Estamos transformándonos en un banco multilateral con énfasis en el sector privado, pero con larga experiencia con el sector público.
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