Economía argentina crece a dos velocidades distintas tanto en actividad como en consumo; ¿cómo se explica?

Se estima que luego de la caída de los últimos dos años, la economía del país vecino crecerá durante este año, repunte que también se replica y espera en el consumo.

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Argentina
Buenos Aires. Foto: Bloomberg

Tras la caída de los últimos dos años, la economía argentina se recuperará en 2025 con un crecimiento del PBI en torno al 5%, según las proyecciones tanto del gobierno como de las consultoras privadas. Sin embargo, ese fuerte rebote de la actividad económicaestá lejos de ser homogéneo: mientras sectores como la energía y la intermediación financiera crecen a tasas altísimas, la industria y la construcción –dos rubros claves en la demanda de empleo- siguen sin repuntar.

Esas marcadas diferencias en el ritmo de recuperación de la actividad también se replican en el consumo. Por un lado, se registra un boom de ventas de autos, inmuebles y electrodomésticos; por el otro, el consumo masivo, incluso el de alimentos con una demanda tradicionalmente inelástica como la carne vacuna, la leche y la yerba, continúa por debajo de los niveles del 2023.

“La reactivación todavía no es robusta. Si bien las comparaciones interanuales contra el primer trimestre del año pasado –un período en el que la economía tocó un piso muy bajo- dan alzas pronunciadas, hasta ahora hay más recuperación de lo perdido que crecimiento real. En el consumo pasa lo mismo. Con la desaceleración de la inflación se están recuperando lentamente los ingresos, pero siempre en comparación con los bajos niveles del año pasado. Hay una mejora, pero todavía es muy débil”, dijo a El País el economista Jorge Colina, presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).

La crisis inflacionaria desatada en el último año del gobierno Alberto Fernández y el severo ajuste aplicado por la administración de Javier Milei provocaron caídas del PBI del 1,6% en 2023 y del 1,7% en 2024. Desde ese piso se viene registrando una recuperación sostenida a partir del tercer trimestre del año pasado. Con ese impulso, el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) –un promedio de las estimaciones de consultoras y bancos que difunde todos los meses el Banco Central- previó para este año un crecimiento del PBI del 5,1%.

No obstante, esa expansión promedio esconde fuertes diferencias entre los distintos rubros. Uno de los motores que viene impulsando el crecimiento es el sector energético. De la mano de Vaca Muerta -el mega yacimiento que contiene la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional en el mundo- la extracción de crudo registró en el primer trimestre el mayor volumen para ese período desde 2009, año en que se empezó a medir con los parámetros actuales. En la misma línea, el alza de la minería, apalancada en la aceleración del desarrollo del litio, viene creciendo con fuerza.

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Vaca Muerta, Provincia de Neuquén, Argentina
Reuters

Otro de los rubros con viento de cola es la intermediación financiera. “La mayor estabilidad económica y el superávit fiscal hacen que los bancos le empiecen a prestar más a los privados y no tanto al sector público. Uno de los efectos de esa dinámica es que los préstamos en dólares están creciendo a un ritmo del 7% por mes, una tasa altísima”, dijo a El País Fernando Baer, economista asociado de Quantum Finanzas, en Buenos Aires. La agencia calificadora Moody's prevé para este año una expansión del crédito al sector privado entre el 40% y 50% en términos reales.

A contramano de esos sectores en franco crecimiento, otros como la industria siguen estancados. Presionada tanto por la debilidad del consumo interno como por la creciente competencia de bienes importados, la producción manufacturera cayó en marzo 4,5% en términos desestacionalizados con respecto a febrero. Se trata del retroceso más pronunciado desde diciembre de 2023, cuando el recién asumido gobierno de Milei convalidó una brusca devaluación del peso. Con la caída de marzo, el Índice de Producción Industrial desestacionalizado alcanzó su nivel más bajo desde junio del año pasado.

Javier Milei
Javier Milei, Presidente de Argentina
Foto: AFP

“La industria muestra distintas realidades según los sectores. La producción agroalimenticia y automotriz viene creciendo fuerte desde mediados del año pasado, aunque esos rubros ahora empiezan a competir con mayores importaciones. En tanto, hay otros sectores dependientes del consumo masivo, como el textil, la petroquímica y el papel, que siguen muy golpeados”, dijo Baer.

Otro rubro que sigue sin dar señales de reactivación es el de la construcción. El freno casi total de la obra pública en el marco del fortísimo ajuste fiscal aplicado por el gobierno, sumado a la suba de los costos en dólares que ha venido encareciendo la construcción privada, no han permitido hasta ahora una recuperación de ese sector clave. En marzo, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) cayó 4,1% interanual.

Las dos caras del consumo

La heterogeneidad que presenta la actividad económica tiene su espejo en el consumo. Por un lado, las ventas de bienes durables vienen alcanzando niveles récords en algunos segmentos. Por caso, en abril se comercializaron 158.960 vehículos usados, la mayor cifra para ese mes desde 1995, según la Cámara del Comercio Automotor (CCA). El mayor acceso al crédito en el marco de una demanda reprimida en años anteriores también está impulsando las ventas de autos nuevos. Las entregas de vehículos 0 kilómetro a la red de concesionarias registró en abril un salto interanual del 134,4%, según la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa).

La vuelta de las cuotas sin interés también viene impulsando las ventas de electrodomésticos y tecnología. Desde los bajísimos volúmenes registrados en los primeros meses de 2024 cuando habían descendido a niveles similares al inicio de la pandemia, en el primer bimestre del año la comercialización del segmento que va desde aires acondicionados y heladeras hasta notebooks y celulares saltó 51% interanual en unidades, de acuerdo a datos de la consultora NielsenIQ.

Otro de los rubros en recuperación es el inmobiliario. Según un relevamiento de la Cámara Inmobiliaria Argentina, en la provincia de Buenos Aires se inscribieron en marzo 10.317 escrituras, el registro más alto para ese mes de los últimos siete años. En tanto, en la ciudad de Buenos Aires se contabilizaron 4.747 operaciones, con un alza del 39,7% interanual.

En sentido inverso, el consumo masivo sigue sin mostrar mejoras en línea con ingresos que se mantienen muy deprimidos. Aun con la paulatina recuperación de los últimos meses, el salario privado registrado todavía se mantiene 0,8% en términos reales por debajo de noviembre de 2023 –antes de la asunción de Milei-, mientras que los salarios del sector público registran una baja mucho más pronunciada del 15,1% en el mismo período, según la consultora ACM.

En ese marco, en el primer cuatrimestre del año las ventas en supermercados y autoservicios se retrajeron 6,5% con relación al mismo período del 2024, de acuerdo a la firma especializada Scentia. El descenso del consumo incluye a rubros con una demanda históricamente inelástica en Argentina. En marzo, el consumo de carne vacuna por habitante cayó a 48,9 kilos por año, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA). Ese nivel es el menor para marzo de, al menos, los últimos veinte años.

Ministerio de Economía de Argentina
Ministerio de Economía de Argentina (Buenos Aires).
Foto: Archivo

Ese escenario se replica en otros productos clave para los argentinos. De acuerdo a estimaciones de la Cámara de Industriales Panaderos, las ventas de pan cayeron cerca del 50% en el último año. En tanto, si bien en el primer trimestre se ha ido recuperando con respecto al piso del año pasado, el consumo tanto de leche fluida como de yerba mate aún sigue por debajo de los niveles de los primeros tres meses de 2023.

A casi dieciocho meses desde la asunción de Milei, la recuperación de la economía argentina sigue siendo heterogénea. “Hay dos realidades muy diferentes. Por un lado, el fuerte crecimiento de las ventas de autos e inmuebles corresponde a consumos de ahorro, más aún tras el blanqueo de capitales lanzado por el gobierno el año pasado. En cambio, el consumo masivo, que está atado a la recuperación del salario real, va por otro carril. Esa dualidad social de Argentina viene consolidándose desde la crisis de 2001/2002, y no hay señales de que vaya a revertirse en el corto plazo”, dijo Colina.

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