Con información de EFE
La temporada de verano en Australia inició con una ola de calor, que se intensificó entre el 16 y 17 de diciembre.

Según los datos recogidos por Metsul, las temperaturas fueron más intensas en Australia Occidental, donde superaron los 40°C y llegaron a estar 10°C por encima de lo normal para esta época.

Estas condiciones climáticas aumentaron el riesgo de que se produzcan incendios forestales, como ocurrió en Nueva Gales del Sur (360 kilómetros al noroeste de Sydney), en el bosque de Pilliga, el fuego se propagó rápidamente y el humo llenó los cielos de Sydney.

Hasta este miércoles, 35 comunidades continuaban aisladas en el extremo septentrional del estado de Queensland, en el noreste de Australia, a raíz de las inundaciones causadas por el paso del ciclón Jasper, que tocó tierra hace una semana en estas remotas zonas del país oceánico.

Las autoridades australianas buscan a un anciano de 85 años que se encuentra desaparecido desde el domingo pasado, explicó el jefe de gobierno de Queensland, Steven Miles, en una rueda de prensa en la ciudad de Cairns, la ciudad más poblada del extremo septentrional del estado y fuertemente afectada por las inundaciones.

Miles también explicó que la Policía de Queensland ha podido confirmar que no hay ninguna persona gravemente herida en algunas de las remotas comunidades que están aisladas por las inundaciones, al tiempo que advirtió que muchas carreteras siguen cerradas por las inundaciones.

Asimismo, Miles aclaró que no se ha reportado ningún avistamiento significativo de cocodrilos, aunque las autoridades se mantienen vigilantes a raíz del peligro de que estos feroces reptiles merodeen las zonas residenciales por la crecida de las aguas tras las intensas lluvias torrenciales, que este miércoles ya han amainado.

Las evaluaciones de los daños realizadas hasta la tarde del martes por el Servicio de Incendios y Emergencias de Queensland indican que una casa ha sido destruida y 57 han sido severamente dañadas, mientras otras 187 y 226 viviendas fueron moderadamente y levemente dañadas, respectivamente.

Los ciclones de gran potencia no son comunes en Australia, pero cada cierto tiempo alguno golpea el norte del país oceánico, como el ciclón Yasi, de categoría cinco, que arrasó Queensland en febrero de 2011 y dejó un muerto y cuantiosos daños.