Redacción El País
El presidente Donald Trump y el rey Carlos III intercambiaron elogios anoche durante sus discursos de apertura en el banquete de Estado ofrecido con motivo del inicio de la visita oficial del mandatario estadounidense al Reino Unido.
“Es un privilegio singular ser el primer presidente estadounidense recibido aquí”, comenzó Trump en su discurso, en el que señaló que “realmente es uno de los mayores honores” de su vida.
“El vínculo de parentesco e identidad entre Estados Unidos y el Reino Unido es invaluable y eterno; es irremplazable e inquebrantable”, afirmó Trump. El presidente de Estados Unidos también dijo una de sus frases más repetidas: “Y como país, como saben, nos va increíblemente bien. Hace un año teníamos un país muy enfermo, y hoy creo que somos el país más ‘sexy’ del mundo.”
Por su parte, Carlos III elogió el “compromiso personal del presidente para encontrar soluciones a algunos de los conflictos más insolubles del mundo”, e hizo especial mención a la invasión de Rusia a Ucrania.
“Mientras la tiranía amenaza una vez más a Europa, nosotros y nuestros aliados nos unimos en apoyo a Ucrania para disuadir la agresión y asegurar la paz”, declaró el monarca durante su discurso, haciendo hincapié en el esfuerzo de ambos países en mantener “la relación más estrecha en materia de defensa, seguridad e inteligencia jamás conocida”.
El rey destacó la sólida relación entre ambos países desde la independencia de Estados Unidos hasta la actualidad, incluyendo su colaboración durante las guerras mundiales. Incluso bromeó con que, si los rumores de la prensa sobre un supuesto romance con la hija de Richard Nixon en los años 70 hubieran sido ciertos, esa “relación especial” se habría estrechado aún más.
En el banquete de anoche, Trump y Carlos III se sentaron flanqueados por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y la princesa Catalina de Gales, respectivamente, mientras que al otro lado de la mesa se sentaron la reina Camina, Melania Trump, el secretario del Tesoro los Estados Unidos, Scott Bessent y el príncipe Guillermo.
En una mesa tan larga como una piscina olímpica y bajo la luz de 139 candelabros también había 160 invitados, incluido el primer ministro Keir Starmer, otros destacados miembros de la política y la monarquía y empresarios, entre los que estaban el gerente general de Apple, Tim Cook; el magnate de medios Rupert Murdoch; el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, y el de OpenAI, Sam Altman.
Recibimiento real
Trump fue agasajado en el castillo de Windsor por la monarquía británica con toda solemnidad.
Salvas de cañón, procesión en carruaje y ceremonia militar marcaron el inicio de esta segunda visita de Estado de Trump, tras la de 2019, en su primer mandato.
Trump pasó revista a una guardia de honor en el patio del castillo, en una ceremonia militar sin precedentes, con unos 1.300 miembros del ejército británico.
Tras un almuerzo privado con las dos parejas reales, Donald y Melania Trump depositaron flores en la tumba de la reina Isabel II, fallecida en septiembre de 2022, en la capilla de San Jorge del castillo.
Antes de ese acto privado, la pareja apreció una selección de piezas de la Colección Real vinculadas a la historia de EE.UU., entre ellas mapas y documentos de la guerra de Independencia, mostradas por los reyes Carlos III y Camila en el Salón Verde de la residencia real.
“¡Guau!”, dijo el presidente al ver los objetos. “Esto es increíble”, añadió, antes de preguntar a la prensa que le acompaña si se lo estaban “pasando bien”.
Tras la ceremonia en la capilla -en la que un coro interpretó un movimiento del ‘Gloria’ de Vivaldi-, los Trump regresaron al castillo, situado a unos 40 km de Londres, donde continuó la agenda de la visita de Estado.
Un desfile aéreo, que debía combinar aviones de combate británicos y estadounidenses, no pudo realizarse debido a las malas condiciones meteorológicas, por lo que solo voló la patrulla acrobática Red Arrows.
Los reyes Carlos y Camila ofrecieron como presente al presidente estadounidense la bandera británica que ondeaba sobre el Palacio de Buckingham el día de su investidura, el 20 de enero.
Por su parte, los Trump regalaron a los monarcas una réplica de una espada del presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, recordando “la asociación histórica decisiva para ganar la Segunda Guerra Mundial”, según un comunicado de Buckingham.
La primera dama recibió un cuenco de plata y esmalte elaborado en Irlanda del Norte y un bolso Anya Hindmarch personalizado, y la reina Camila fue obsequiada con un broche floral de Tiffany & Co. de oro, diamantes y rubíes.
En las dos jornadas finales de la visita de Trump, todos los actos fueron programados a puerta cerrada, lejos de las multitudes y protestas contra la visita. Ayer unas 5.000 personas, según la policía, se manifestaron en el centro de Londres contra Trump.
Algunas de las pancartas de los congregados rezaban lemas como “Los migrantes son bienvenidos, Trump no es bienvenido” o “No al racismo, no a Trump”.
El martes, el grupo “Dirigidos por burros” proyectó imágenes de Trump y el criminal sexual Jeffrey Epstein en una torre de Windsor. El caso Epstein lleva semanas empañando la presidencia de Trump, que fue durante mucho tiempo amigo íntimo del financiero.
Se vivieron algunos momentos de tensión cuando un hombre se sentó frente a la cabecera de la manifestación con una silla y una pequeña mesa de la que colgaba un cartel en el que se leía “Your side killed Charlie Kirk. Prove me not”.
Encuentro con Starmer
Trump tampoco se acercará hoy jueves, en la jornada final de su visita, a Londres. En su lugar irá a Chequers, a unos 70 km de la capital, para reunirse con Keir Starmer en la residencia oficial campestre del primer ministro.
El gobierno laborista británico, debilitado en el plano económico y en plena crisis política, busca aprovechar esta visita para multiplicar los anuncios de acuerdos. Entre ellos está una fuerte inversión de 30.000 millones de dólares por la empresa estadounidense Microsoft.
El laboratorio farmacéutico británico GSK anunció el miércoles una inversión de 30.000 millones de dólares en cinco años en Estados Unidos, especialmente en investigación y desarrollo. EFE, AFP
Banquete real
El menú del banquete que el rey Carlos III ofrece en el castillo de Windsor al presidente Donald Trump, tuvo como protagonistas al queso, el pollo y el helado, así como un whisky de más de 50.000 euros la botella.
Después de la cena, se servió un Oporto Vintage Warre’s de 1945, en reconocimiento a Trump como el 45º y 47º presidente de Estados Unidos, así como un coñac Hennessy 1912 Grande Champagne del año del nacimiento de la madre de Trump, y un whisky Bowmore Queen’s Cask 1980, Islay, valorado en 57.650 euros la botella.
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