"Sigo esperando a mi hijo; no tengo una tumba donde llorarlo", dice el padre del rehén Guy Iluz

Michel recibió la última llamada de su hijo el 7 de octubre de 2023. Dos meses después, supo que Guy (26) había sido secuestrado por Hamás y que estaba muerto en Gaza. Ahora espera su cuerpo.

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Michel Iluz, padre de Guy Iluz.
Michel Iluz, padre de Guy Iluz.
Foto: Ignacio Sánchez

—Te quiero, papá.
—¿Qué pasó? ¿Dónde estás, Guychuk? ¿Te llamaron a la reserva?
—Te quiero mucho, papá.
Michel Iluz habló por última vez con su hijo, Guy Iluz, de 26 años, el 7 de octubre de 2023. No volvió a saber de él hasta 57 días después, cuando Maya Regev, que había estado en cautiverio en Gaza y regresó a Israel siete semanas después, le contó que Guy había fallecido en el hospital Al Aqsa en Deir al-Balah, en la Franja de Gaza. Maya había compartido varios días con Guy en el hospital. Charlaban y dormían en el mismo lugar. Hasta que el cuerpo de Guy no resistió las heridas de bala infringidas por los combatientes de Hamás el día del ataque.

Hoy, Michel no sabe dónde está su hijo.

“Escucho esta grabación una y otra vez, y cada vez que escucho su voz, mi estómago no lo soporta más”, dice Michel a El País cuando reproduce la llamada que hizo Guy aquella mañana, despidiéndose. Estaba escondido bajo un árbol, intentando llegar a un jeep en el que había ido con sus amigos a la fiesta Nova. Al cabo de algunos minutos, la llamada se entrecorta y se escuchan metralletas.

“El ruido de las balas... Era tan fuerte. Al principio pensé que Guy no había sobrevivido. Pensé que lo habían asesinado esa mañana”, recuerda Michel. “Inmediatamente me puse el uniforme, tomé mi arma y conduje hasta el punto donde me dijo que se había escondido. Cuando llegué, no podía saber en qué árbol estaba escondido, había miles. Me detuve en un punto e intenté pensar qué hacer”, relata.

“Lo que vi esa mañana fue terrible. Muchos cuerpos, muchos autos en llamas”, recuerda Michel, que buscó a su hijo entre los cadáveres porque en ese momento pensaba que había sido asesinado. “Me quedé allí unas tres o cuatro horas. Vi al menos 60 o 70 cuerpos de jóvenes que solo habían ido a celebrar, a disfrutar de la libertad, a bailar. Cada noche veo sus rostros”.

Buscó detrás de cada árbol, entre los cadáveres, en los hospitales, buscó “de todas las maneras posibles”. Más de 500 días después, lo sigue buscando.

“Sigo esperando a mi hijo. Necesito tener un cierre. Somos religiosos —aunque yo no soy muy religioso—, pero somos judíos. Y ni siquiera tengo una tumba para llorarlo”.

Guy Iluz (26), secuestrado por Hamás el 7 de octubre de 2023 en el festival Nova.
Guy Iluz (26), secuestrado por Hamás el 7 de octubre de 2023 en el festival Nova.
Foto: Cortesía

El dolor compartido

Guy era músico —trabajaba con los artistas más importantes de Israel, cuenta su padre— y había estudiado psicología.

Para Michel era “un genio”, pero sobre todo, una bendición: “Dios me bendijo con 26 años de vida al lado de Guy”. El joven tenía dos hermanos menores por parte de padre: Ori y Maya, de 19 y 16 años. “Si no tuviera a estos dos hijos, probablemente no me estarías entrevistando”, dice Michel, con una certeza que se siente como un muro a su alrededor.

Michel Iluz no atraviesa este dolor en soledad. Como muchas otras familias de rehenes, se unió a la comunidad que comparte la misma angustia y esperanza. “Nos hemos convertido en una gran familia. Todas las familias de los rehenes nos conocemos. Nos hemos vuelto una comunidad”, dice.

Michel Iluz, padre de Guy Iluz, el joven de 26 años secuestrado el 7 de octubre por Hamás.
Michel Iluz, padre de Guy Iluz, el joven de 26 años secuestrado el 7 de octubre por Hamás.
Foto: Ignacio Sánchez

Pero las emociones son ambivalentes. La liberación de algunos secuestrados, como ocurrirá este sábado con seis de ellos, genera sentimientos encontrados: “Por un lado, estamos felices por ellos, pero por otro, estamos tristes y celosos porque nuestros hijos no están de vuelta. No es fácil. Es una felicidad con mucha tristeza”.

Michel lamenta que la situación de los rehenes se haya convertido en “un tema político”: “Esa es la tristeza de todo esto. Estábamos seguros de que el gobierno haría todo lo posible para traerlos de inmediato, y ahora no puedo creer cómo no hemos encontrado una solución en 500 días”.

Más allá de su decepción con el abordaje del gobierno israelí, Michel planta su bandera: “Queremos detener esta guerra. Queremos detener este terrorismo. Este islamismo radical llegará a todas partes si no lo detenemos”, dice. “No es una cuestión de religión. Es una cuestión de violencia”, asegura Michel, y lamenta: “Porque somos judíos, es muy fácil odiarnos. Mi hijo fue secuestrado no por otra razón más que por ser judío”.

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