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Sergio Ramírez aceptó ciudadanía de Ecuador y la poeta Gioconda Belli de Chile

Izquierda latinoamericana dividida a la hora de condenar el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.

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El escritor y exvicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, deportado por el régimen de Daniel Ortega
El escritor y exvicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, deportado por el régimen de Daniel Ortega.
Foto: AFP

Sergio Ramírez eligió a Ecuador y Gioconda Belli a Chile. Los dos escritores, a los que el régimen de Daniel Ortega había desterrado y declarado apátridas, tienen nueva ciudadanía.

Ecuador anunció ayer viernes que Ramírez aceptó “complacido” la nacionalidad ecuatoriana concedida por el presidente Guillermo Lasso. “Ecuador reconoce así su lucha por la libertad, que es la lucha de todo latinoamericano que ame a su pueblo”, expresó el mandatario en una llamada telefónica a Ramírez.

En tanto, la ministra de Exteriores de Chile, Antonia Urrejola, anunció como “un honor” que la poetisa nicaragüense Gioconda Belli aceptara la nacionalidad chilena, ofrecimiento que le hiciera el Gobierno de Gabriel Boric. “Pese a las tristes circunstancias, es un honor que esta tremenda poeta, escritora y feminista nicaragüense, acepte ser chilena”, dijo la canciller chilena.

Argentina, México y España también habían ofrecido nacionalidad a aquellos que quedaron apátridas por decisión de Ortega.

En Uruguay, el diputado colorado Conrado Rodríguez propuso que se le otorgara la ciudadanía uruguaya a Ramírez.

En diálogo con El País desde Madrid, donde reside, Ramírez valoró la propuesta. “Demuestra en primer lugar la solidaridad de Uruguay y su defensa permanente de los valores democráticos, más allá de las diferencias políticas”, dijo.

Ramírez agradecía así el planteo del diputado, de apelar al mecanismo previsto en el literal C del artículo 75 de la Constitución, que establece que tienen derecho a la ciudadanía legal uruguaya “los hombres y las mujeres extranjeros que obtengan gracia especial” de la Asamblea General por “servicios notables o méritos relevantes”

el dato

Cierran 25 ONG; van casi 3.300 desde 2018

La dictadura en Nicaragua canceló ayer viernes las personalidades jurídicas de otras 25 ONG, incluida cinco que solicitaron su disolución voluntaria. Con estos cierres, suman 3.273 las ONG disueltas tras las protestas populares de abril de 2018.

Entre las afectadas se encuentran la Fundación Niños Abandonados de Nicaragua, que operaba desde 2001, y que, según el régimen, no reportaron sus estados financieros del periodo 2020-2021, y tenía su junta directiva vencida desde hace un año. También la Fundación S.O.S. Guardianes de la Infancia, que operaba desde 1995 y que “no reportaron estados financieros del periodo 2019 a 2021”. Además, la Asociación Pro-Beneficios de la Niñez en Situación de Riesgo del Departamento de Carazo.

La región, dividida

La ola represiva en Nicaragua y el despojo de nacionalidad a más de 300 opositores ordenado por el director Daniel Ortega plantea una disyuntiva a gobiernos de izquierda en América Latina, varios de los cuales han vacilado a la hora de condenarlo.

Siguiendo al presidente chileno Gabriel Boric, representante de una nueva generación de izquierda que nada quiere saber con Ortega, otros países ofrecieron asilo y ciudadanía a los opositores nicaragüenses acusados de “traición a la patria”.

El 9 de febrero el régimen de Nicaragua expulsó a 222 presos políticos a Estados Unidos y les retiró la nacionalidad. Una semana después, despojó de la ciudadanía a 94 opositores que en su mayoría ya están residiendo en el extranjero.

Entre los afectados figuran la exprecandidata presidencial Cristiana Chamorro, la excomandante guerrillera Dora María Téllez; además de Ramírez y Belli.

La reacción de Boric, que llamó “dictador” a Ortega, fue la más enérgica y marcó una diferencia con sus pares de izquierda.

La canciller chilena Antonia Urrejola, dijo que “cada día más” Nicaragua se convierte “en una dictadura totalitaria, donde se persigue cualquier tipo de disidencia”.

Según Michael Shifter, expresidente del Diálogo Inte- ramericano con sede en Washington, Boric “ha asumido una postura contundente y ética ante la situación más dramática en América Latina en derechos humanos en los últimos 30 años”, mientras que a los “demás presidentes latinoamericanos de izquierda, la ideología les pesa más que la realidad”.

“Para sus bases más radicales, condenar a Ortega podría ser interpretado como un alineamiento con Washington, lo cual sigue siendo una cuestión sensible”, apuntó Shifter.

México y Argentina se han mostrado dubitativos frente a los oprimidos de Nicaragua.

Argentina dio sin embargo un paso cuando su canciller Santiago Cafiero dijo que estaban “en condiciones de darles la ciudadanía” a los nicaragüenses afectados.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo el miércoles que ofrecía “asilo, nacionalidad, lo que ellos quieran”, a los disidentes nicaragüenses, pero sin criticar a Ortega.

Otros se han abstenido de pronunciarse, como el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva. Sectores más a la izquierda de las distintas fuerzas políticas que lo ayudaron a volver al poder mantienen sólidos vínculos con el venezolano Nicolás Maduro, uno de los principales aliados de Ortega, junto con Cuba. “El silencio es la mejor estrategia para Lula. Nicaragua es un tema en el que cualquier cosa que diga va a desagradar a sus electores más centristas, que lo votaron preocupados por la amenaza de (Jair) Bolsonaro a la democracia, o a una parte del PT, que defiende el silencio o la defensa de Ortega”, comentó Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.

Colombia, en tanto, endureció este jueves sus críticas contra Ortega al manifestar su “repulsión” por el trato que recibieron los opositores nicaragüenses que han sido despojados de su nacionalidad.

“La República de Colombia, liderada por su Jefe de Estado Presidente Gustavo Petro Urrego, ha registrado con repulsión las medidas tomadas de manera arbitraria por el jefe de gobierno de la hermana y sufrida República de Nicaragua contra ciudadanos de su país”, dijo la Cancillería. El “único delito” de los opositores “ha sido defender la democracia, el derecho a la crítica y los derechos humanos universales”, agrega.

El expresidente uruguayo Mujica, amigo de Lula, fue tal vez el más sintético, al admitir que a Ortega “hace rato que se le fue” la mano.

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