AFP/EFE
Alemania celebra hoy domingo elecciones generales que serán claves para ese país y también para la Unión Europea. Son unos comicios en los que la oposición conservadora parte como favorita, pese al resultado récord esperado para la extrema derecha.
El líder del grupo de derecha CDU/CSU, Friedrich Merz, es el favorito para suceder al actual jefe de gobierno socialdemócrata, Olaf Scholz. El antiguo abogado de negocios, de 69 años, deberá sin embargo obtener la puntuación más alta para poder negociar con fuerza la próxima coalición.
Los últimos sondeos le otorgan un resultado cercano al 30%, por lo que necesitará aliarse con al menos otro partido para formar gobierno. Las negociaciones podrán durar varias semanas. Friedrich Merz descartó gobernar con el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que podría duplicar su puntuación de las últimas legislativas y alcanzar alrededor del 20% de los votos.
“Estamos fundamentalmente divididos en numerosos puntos, en términos de política económica y de política migratoria”, aseguró el viernes el líder de la derecha, quien fue criticado durante la campaña por iniciar un acercamiento con la extrema derecha.
“Vamos a ganar las elecciones generales y ganarle a la pesadilla” que, según Merz, encarna el gobierno de Scholz. Ese ejecutivo “pasará a la historia”, dijo ayer sábado en Múnich en su último mitin electoral.
Contexto
El resultado de estos comicios serán ampliamente escrutados, cuando tanto Alemania como Europa siguen digiriendo los anuncios de la nueva administración estadounidense sobre Ucrania y los aranceles.
En el país el clima se ha vuelto tenso tras varios ataques mortales ocurridos en las últimas semanas, que han conmocionado a la opinión pública.
Un español resultó gravemente herido el pasado viernes por la noche, en un ataque frente al Memorial del Holocausto en Berlín. Un sospechoso sirio de 19 años fue arrestado justo después y las autoridades afirmaron ayer sábado en un comunicado que quería “matar judíos”. La primera economía de la eurozona afronta además una recesión desde hace dos años y su modelo industrial, que será una de las prioridades del próximo gobierno, se encuentra en plena crisis.
Rara vez en una Alemania amante de los compromisos, los debates han estado tan polarizados e impactados por la actualidad internacional.
La onda expansiva de las primeras semanas del mandato del presidente Trump ha sacudido la campaña, marcada por injerencias de Washington. El vicepresidente JD Vance y el multimillonario Elon Musk, asesor de Trump, han apoyado a AfD (extrema derecha) y han aumentado la visibilidad de ese partido.
Candidatos
Merz prometió ayer devolver a Alemania al centro del juego europeo. “Como canciller alemán, volveré a desempeñar un papel activo en la definición de la política europea y, conmigo, Alemania volverá a tener una voz fuerte en la Unión Europea”, dijo.
Merz celebró ayer ya la más que probable victoria de su partido en las elecciones generales de este domingo, al afirmar que en pocas horas la coalición de Gobierno de Olaf Scholz será el pasado y “ya no habrá ninguna política de izquierdas”.
En el último acto de campaña en la ciudad sureña de Múnich, el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) se mostró triunfante rodeado del líder del hermano partido Unión Socialcristiana de Baviera, Markus Söder, y simpatizantes comían bretzel en una de las tradicionales cervecerías de la capital bávara.
“Faltan poco menos de 26 horas para que el semáforo sea por fin historia en Alemania”, dijo entre aplausos el político en alusión a los colores del tripartito de la coalición de Gobierno hasta noviembre pasado, los socialdemócratas (rojo), los liberales (amarillo) y los ecologistas (verde).
Merz llegó a calificar de “chiflados” a los ecologistas y políticos de izquierda y les acusó de no gobernar para la mayoría ni la clase media en Alemania.
La CDU de Merz obtendrá aproximadamente un 30 % de los votos este domingo, seguida de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), con un 20 ó 21 %, los socialdemócratas (15 %) y Los Verdes (13 %), según encuestas.
La Izquierda entraría en la Cámara Baja con un 7 % y los liberales y la izquierda populista de Sahra Wagenknecht pueden o no tener representación en estos momentos.
En todo caso la CDU tendrá que pactar una coalición y, dependiendo de cuántos partidos entren en el ‘Bundestag’ germano, podrá hacerlo con los socialdemócratas o recurrir a un tercer partido, previsiblemente los ecologistas. Merz, pese a poder tener que depender de Los Verdes, arremetió contra el candidato a canciller ecologista, el ministro de Economía Robert Habeck, por no haber evitado que Alemania entre en recesión.
Por su parte, Scholz ha tratado de explicar durante su campaña que ha frenado a los migrantes irregulares que llegan a Alemania, un punto sensible dado que los alemanes ven al primer ministro como poco firme en ese sentido, lo que le ha hecho perder adeptos.
Problema migratorio en el centro del debate
Tres de los cuatro principales candidatos a las elecciones de hoy domingo, entre ellos el actual canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, prometieron frenar la migración irregular y se posicionaron contra el racismo al ser interrogados por ciudadanos indecisos en su última aparición pública antes de la cita con las urnas.
El canciller, cuyo partido es tercero según los sondeos, manifestó la necesidad de deportar urgentemente a los extranjeros criminales. Por su parte, la candidata de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, se mostró a favor de negociar con los talibanes para deportar a ciudadanos afganos y afirmó que el espacio Schengen como concepto “ha fracasado”.
“Pararemos la migración ilegal, aseguraremos las fronteras. No entrará nadie más, si hay voluntad política se pueden asegurar las fronteras”, afirmó Weidel, cuyo partido es segundo según los sondeos.