Redacción El País
Tailandia y Camboya han vuelto a intercambiar ataques en su frontera que dejan al menos cinco fallecidos y más de una decena de heridos a ambos lados, pese al acuerdo de paz promovido por el presidente estadounidense, Donald Trump.
La histórica disputa entre los países vecinos, que en julio vivieron un enfrentamiento armado que dejó unos cincuenta fallecidos, obedece a divergencias soberanistas sobre territorios cercanos a la frontera, de unos 820 km y cartografiada por Francia en 1907, cuando Camboya era parte de la Indochina francesa.
Un alto al fuego se ratificó a finales de octubre impulsado por Trump, pero suspendido por Tailandia semanas después por el estallido de una mina que hirió a varios soldados. Desde entonces, ambas partes han reportado escaramuzas esporádicas en la frontera que arreciaron el domingo y ayer lunes.
El ministro de Información de Camboya, Neth Pheaktra, reportó cuatro civiles muertos y diez heridos por ataques tailandeses en las provincias de Oddar Meanchey y Preah Vihear. Las nuevas hostilidades provocaron la huida de miles de civiles en ambos lados de la frontera.
La disputa se centra en un desacuerdo centenario sobre las fronteras trazadas durante el dominio colonial francés en la región. Ambos países reclaman la soberanía sobre varios templos antiguos en la zona limítrofe.
Después de pequeños enfrentamientos en la frontera el domingo, el portavoz del ejército tailandés anunció ayer lunes el lanzamiento de ataques aéreos contra objetivos militares del país vecino.
La portavoz del Ministerio de Defensa de Camboya, Maly Socheata, denunció ataques de Bangkok ayer lunes por la mañana en Preah Vihear y Oddar Meanchey y aseguró que las fuerzas de Phnom Penh no respondieron.
En una comparecencia posterior ante la prensa, la portavoz denunció que un avión de combate F-16 del ejército tailandés atacó a las unidades camboyanas en Preah Vihear.
De su lado, el ejército tailandés acusó a las tropas vecinas de disparar cohetes BM-21 contra áreas civiles en la provincia de Buri Ram, aunque no se reportaron víctimas.
En julio, el cese de las hostilidades se alcanzó con la mediación de Estados Unidos, China y Malasia, este último país en calidad de presidente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. El primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, urgió a ambas partes ayer lunes a frenar los combates y recurrir a la diplomacia. “Nuestra región no puede permitirse que las disputas de larga data se conviertan en ciclos de confrontación”, afirmó Anwar. EFE, AFP