A modo de represalia por el anuncio de los aliados occidentales del envío de tanques pesados a los ucranianos, Rusia lanzó ayer jueves un nuevo bombardeo masivo sobre Ucrania, que dejó al menos 11 muertos y provocó cortes de electricidad.
Rusia afirmó que esa entrega de equipamiento pesado significaba la “implicación directa” de las potencias occidentales en la guerra, e intensificó su ofensiva en varias zonas de la región de Donetsk, en el este de Ucrania.
“Once personas resultaron heridas y, lamentablemente, otras 11 fallecieron”, declaró en la televisión ucraniana el portavoz de los socorristas, Oleksander Jorunejy, precisando que los daños más importantes se produjeron en la región de Kiev.
Según el jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, el general Valery Zaluzhny, Rusia disparó el jueves 55 misiles, de los cuales 47 fueron destruidos, 20 de ellos en las inmediaciones de Kiev.
Además, por la noche fueron derribados 24 drones Shahed de fabricación iraní, según las fuerzas ucranianas.
Kiev y otras regiones procedieron a cortes de electricidad de emergencia para evitar daños importantes a las infraestructuras eléctricas.
Rusia intenta provocar “una avería sistémica” en la red nacional, apuntó el ministro de Energía, Guerman Galushchenko.
En la región de Odesa, la corriente fue restablecida después del mediodía en hospitales y otras infraestructuras esenciales. Los bombardeos cerca de esa ciudad se produjeron poco antes de que llegara la ministra francesa de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna, para reunirse con su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba.
“Implicación directa”
Tras varios reveses militares a mediados del año pasado, Rusia cambió de estrategia y en octubre empezó a atacar las centrales eléctricas de Ucrania.
Desde entonces, los apagones se multiplicaron y dejaron a millones de civiles ucranianos sin agua potable ni calefacción en pleno invierno.
Este nuevo ataque masivo ocurre al día siguiente de que Estados Unidos y Alemania autorizaran el envío a Ucrania de decenas de tanques.
Alemania prevé entregar tanques Leopard 2 a fines de marzo, inicios de abril, declaró ayer jueves ministro de Defensa germano, Boris Pistorius.
Por su parte, Estados Unidos anunció el envío de 31 tanques Abrams.
En redes sociales empezaron a proliferar fotos de ciudadanos ucranianos con prendas de vestir alusivas al estampado de leopardo, a modo de gratitud a los aliados internacionales. Con ello reflejaban también la esperanza de que los tanques contribuyan a romper el estancamiento en los frentes para que Ucrania pueda recuperar los territorios ocupados y minimizar las pérdidas entre sus tropas.
Ucrania espera tener al menos 100 carros de combate listos para estar operativos en marzo-abril, pero se necesitarán 300 en la lucha por recuperar una parte significativa de las zonas ocupadas, según estimaciones recientes del comandante en jefe Valeri Zaluzhnyi.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que la llegada de estos tanques será “un paso importante en el camino hacia la victoria”. Pero “la clave ahora es la celeridad y el volumen” en la entrega de los tanques, declaró Zelenski.
El mandatario también reclamó aviones de combate y misiles de largo alcance, unas armas que los países occidentales no están dispuestos a entregar por miedo a provocar una escalada militar en caso de incursiones en territorio ruso.
Pero para el Kremlin, la entrega de los tanques ya constituye una “implicación directa” de los países occidentales en la guerra, afirmó el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
La diplomacia francesa alegó en cambio que “el suministro de equipos militares” se inscribe en “el ejercicio de la legítima defensa” de Ucrania y no convierte en beligerantes a quienes la practican. “No estamos en guerra con Rusia ni tampoco lo está ninguno de nuestros socios”, declaró la portavoz de la cancillería francesa, Anne-Claire Legendre.
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, afirmó ayer que sin el dinero de Occidente y el armamento de la OTAN Ucrania no aguantaría ni un día.
“Esa figura absurda de opereta que viste una camiseta verde sebosa depende en un 1.000% del armamento de la OTAN y del dinero occidental”, escribió en Telegram Medvédev despectivamente sobre el presidente de Ucrania, Volodímir Zekenski.
Sin esos recursos, añadió el expresidente ruso, “ni Ucrania ni él con su camarilla aguantaría un solo día”.
Medvédev no escatimó insultos para el mandatario ucraniano, al que comparó con un perrito que se cree capaz de hacer frente a un elefante y con un “can circense” que actúa por indicaciones de su domador.
Presidente de Rusia entre 2008 y 2012, Medvédev indicó que las ínfulas febriles de Zelenski son alentadas por las inyecciones de dinero y armamento que le inoculan los “médicos occidentales”.
“Carne de cañón”
Las tropas rusas, superiores en cantidad de efectivos y de material, intensifican los combates en el este.
Moscú intenta conquistar desde hace varios meses Bajmut y últimamente estrechó el cerco de Vugledar, una localidad en el suroeste de Donetsk.
Las fuerzas ucranianas admitieron el miércoles que se habían retirado de Soledar, al noreste de Bajmut, ahora en manos rusas.
Según un sargento ucraniano, cuyo nombre de guerra es “Alkor”, “la batalla fue dura”.
“Todavía disparamos, seguimos y seguimos, pero tras cinco minutos llega una nueva oleada de 20 enemigos”, explicó el militar. Llegan en un “número enorme. Utilizan sus soldados como carne de cañón”.
Fiscales rusos prohibieron ayer jueves Meduza, un portal de noticias independiente, afirmando que plantea una “amenaza” para la seguridad del país. Meduza fue fundada en 2014 y tiene su sede en Letonia, para eludir la censura de Moscú. La oficina del fiscal general afirmó que había clasificado a Meduza como una entidad “indeseable”. “Sus actividades plantean una amenaza para los fundamentos del orden constitucional y la seguridad de la Federación Rusa”, dijo.
Rusia liquida al Grupo Helsinski, ONG por los derechos humanos
La Justicia rusa dio un paso más en la represión de los derechos humanos al liquidar la ONG más antigua de este país, el Grupo Helsinki de Moscú (GHM), fundado en 1976.
“Ustedes están cometiendo un grave pecado. Esto fue difícil de construir, exigió grandes esfuerzos, víctimas, vidas humanas. ¡La gente murió en los campos de trabajo! La liquidación del Grupo Helsinki de Moscú es un duro golpe para el movimiento de derechos humanos no sólo en Rusia, sino en todo el mundo”, denunció Valeri Bórschev, copresidente del GHM.
Después de la disolución en diciembre de Memorial, la ONG más importante de Rusia, le llegó el turno al GHM, creada también con la ayuda de Andréi Sájarov, premio Nobel de la Paz en 1975.
Fue un juicio casi sumario. La vista judicial arrancó el miércoles por la mañana y seis horas después el juez, Mijaíl Kazakov, dictó sentencia tras 20 minutos de deliberaciones.
A finales del pasado año el Ministerio de Justicia ruso pidió la liquidación del grupo por extender sus actividades “fuera de su región”, es decir, la capital rusa, una acusación considerada “absurda” por los activistas.
La directora de la organización, Svetlana Astrajántseva, explicó a EFE que el Ministerio presentó “once episodios” en los que el GHM participó en actividades fuera de Moscú. “No negamos su existencia, pero no consideramos que sean infracciones graves, ya que esa es la práctica habitual de las organizaciones de derechos humanos”, adujo. Astrajántseva subrayó la “misión histórica de llamar la atención sobre las violaciones de los derechos humanos en todo el país”, sea en San Petersburgo o en Siberia.
Una vez se emitió el fallo, los abogados del grupo anunciaron que recurrirán su liquidación ante instancias superiores, que ya rechazaron la apelación presentada en su momento por Memorial. Al igual que en ese caso, es probable que la liquidación incluya la confiscación de la oficina en Moscú, que es propiedad del grupo.
Como en el caso de muchas otras organizaciones, Sájarov, el creador de la bomba de hidrógeno, fue uno de los fundadores del grupo.
El dilema de los atletas rusos
La decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de readmitir a los deportistas rusos en caso de “no haber apoyado de forma activa la guerra en Ucrania” ha puesto al deporte ruso ante un complicado dilema.
“Si algún ruso se manifiesta contra la operación especial, contra defender su tierra natal, serán unos traidores. Que lo hagan, pero después que abandonen Rusia, su patria”, advirtió Alexandr Tíjonov, campeón olímpico de biatlón en cuatro ocasiones.
El COI en ningún caso ha exigido a los deportistas rusos y bielorrusos que se pronuncien públicamente en contra de la invasión a Ucrania, sino que no lo hagan a favor.
Otra leyenda del deporte ruso, Irina Rodniná, triple campeona olímpica en patinaje sobre hielo en parejas y diputada oficialista, no ocultó su indignación. “Es una provocación que no aceptaremos. Entiendo, es doloroso. Los deportistas sufren, ya que la vida de un atleta es corta, pero ahora no podemos hacer concesiones, ya que se producirá una división en la sociedad y entre los deportistas”, señaló.
En la misma línea se manifestó la campeona olímpica de patinaje de velocidad sobre hielo Svetlana Zhúrova.
“¿Qué quieren? ¿Que alguno de los chicos que entrenan en Rusia den la espalda a la operación militar especial y no la apoyen? Es algo que no puedo ni imaginar”, comentó. Zhúrova es diputada por el partido del Kremlin, Rusia Unida.
En principio, no tienen muchas opciones de ser readmitidos aquellos que participaron en marzo de 2022 en un mitin político presidido por Vladímir Putin en el estadio Luzhnikí. Ese es el caso del nadador Yevgueni Rilov, quien se colgó tres medallas en los Juegos de Tokio, dos de ellas de oro.
En base a EFE y AFP