ÉLITES POLÍTICAS Y ECONÓMICAS

Tras un paréntesis de dos años debido a la pandemia, las élites políticas y económicas mundiales se vuelven a reunir desde ayer y por una semana en la localidad suiza de Davos para el Foro Económico Mundial (WEF), dominando por la guerra en Ucrania y con fuerte presencia latinoamericana.

En el foro participarán, entre otros líderes europeos, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y la del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, así como el canciller alemán, Olaf Scholz. Asistirá igualmente el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

El encuentro se celebró por última vez en la pequeña estación de esquí suiza en enero de 2020, con el expresidente estadounidense Donald Trump y la activista ecologista Greta Thunberg como protagonistas, y mientras crecía la preocupación por una enfermedad aparecida en China de la que todavía se sabía poco.

Desde entonces la pandemia de covid-19 ha desestabilizado la economía mundial, provocando problemas en la cadenas de suministro y una inflación al alza. Y desde febrero, con la invasión rusa de Ucrania, la crisis se ha agudizado, en particular con el aumento de los precios de los alimentos y la energía.

La pandemia impidió que el foro tuviera lugar en enero de este año, como es habitual, y esta vez se celebra, sin nieve, entre el 22 y el 26 de mayo bajo el lema “La historia en un punto de inflexión: Políticas gubernamentales y estrategias empresariales”.

“La agresión de Rusia (...) aparecerá en los libros de historia como el colapso del orden nacido tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría”, dijo esta semana el economista Klaus Schwab, fundador del Foro, asegurando que Davos hará lo posible para apoyar a Ucrania y su reconstrucción.

Además de una intervención del presidente ucraniano Volodomir Zelenskimañana por videoconferencia, está anunciada la presencia en Suiza de varios políticos ucranianos.

En paralelo, el WEF suspendió todas sus relaciones con Rusia, que desde hacía años estaba muy presente en el evento.

Simbólicamente, para sustituir a la llamada Russia House (Casa Rusia) -un concurrido local habilitado cada año en Davos que concentraba toda la actividad del país-, este año habrá una Russia War Crimes House (”Casa de los Crímenes de Guerra de Rusia”), una iniciativa del gobierno ucraniano y de un mecenas del país.

Este año también se notará la escasa presencia de personalidades y líderes de negocios de China, a quienes les resulta difícil viajar en el contexto de las medidas anticovid impuestas por su gobierno.

Junto a la cuestión ucraniana, el foro, que reúne esta vez a unos 2.500 responsables políticos, económicos, empresariales y de la sociedad civil, abordará cuestiones como el cambio climático, la desigualdad de género y la emergencia del metaverso.

Las perspectivas en el sector de la energía, puesto a prueba por el aislamiento de Rusia y la interrupción del suministro de petróleo a varios de sus clientes habituales, serán abordadas en mesas redondas.

Del mismo modo se abordará cómo estabilizar la economía mundial y, en particular, de qué forma podría revertirse la emergencia alimentaria en numerosos países, donde la crisis de Ucrania sumada al impacto del cambio climático han hecho que el trigo y otros cereales alcancen precios inasumibles.

Se discutirá también sobre la preparación para nuevas crisis sanitarias.

Esta región estará muy presente, con intervenciones de los presidentes de Perú, Colombia, Costa Rica y República Dominicana y sesiones específicas sobre la región.

El presidente peruano, Pedro Castillo, que necesitó una aprobación del congreso para viajar a Suiza, tiene previsto abordar temas como la recuperación económica pospandemia o el desarrollo sostenible de la Amazonía.

Pese a las críticas recurrentes que cuestionan su utilidad y su opulencia en un mundo lleno de desigualdades, el foro de Davos sigue atrayendo a líderes políticos y empresariales de primer línea.

“En este Davos, en este festival de la riqueza, creo que veremos lo desigual que se ha vuelto nuestro mundo”, dijo Nabil Ahmed, de la oenegé Oxfam, que hace campaña por el aumento de los impuestos a los ricos y suele asistir al foro.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, expondrá los proyectos que está desarrollando su Ejecutivo para favorecer la economía de su país y que considera un acicate para la inversión en diversos sectores y, de forma especial, en el de los microchips.

Sánchez considera que España puede convertirse en un importante centro de diseño y fabricación de esos componentes, un asunto de especial relevancia debido al problema que se está viviendo por la escasez de semiconductores, que está afectando a sectores industriales como el automóvil.

Mantendrá reuniones con los consejeros delegados de Intel, Qualcomm, Micron y Cisco, a quienes detallará el martes el proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (Perte) sobre chips y microconductores que ese mismo día aprobará el Gobierno, con una inversión pública de 11.000 millones de euros (US$11.600 millones).