Beatriz Olaizola / El País de Madrid
Una pareja de mujeres denunció una agresión homófoba en el Parque Warner de Madrid, España. Se trata de Conchi Lázaro, de 32 años, y Gema, de 41, originarias de Canarias, quienes se encontraban de vacaciones en la capital con sus hijos. El incidente ocurrió cuando un grupo de entre 10 y 15 personas las tiró al suelo y las golpeó delante de sus dos hijos, de cinco y seis años.

Tuvo lugar cerca de la entrada del recinto y los insultaron a los gritos, según relataron las agredidas y se describe en la denuncia que interpusieron en una comisaría de la ciudad, a la que accedió El País de Madrid. “Cerré los ojos y pensé que me mataban”, contó por teléfono Lázaro.

La pareja y los dos niños, después de pasar el día en el parque, fueron a las taquillas para buscar sus pertenencias, dispuestos a merendar algo rápido e irse. “Teníamos un par de vasos y los dejamos en el suelo. Entonces se acercan dos mujeres, a abrir la taquilla debajo de la nuestra. No decimos nada, pero al marcharse, una de ellas da una patada a los vasos”, explicó. La pareja no intervino y llevaron a los niños a un banco próximo. Empezaron a merendar y en pocos minutos “unas 10 o 15 personas” se colocaron junto a la familia.

“Nos miraban y empezaron a provocar. ‘¿Qué miran?, ¡Qué no miren!’, gritaban. Respondimos que no estábamos mirando. Me levanto, les doy la espalda y miro a mi pareja”, continuó relatando Lázaro. Lo siguiente que recuerda, y que también reflejó la denuncia, es que una mujer la agarró del cuello mientras la insultaba haciendo alusión a su homosexualidad. “A Gema no le dio tiempo ni a decirme ‘cuidado’, me clavó las uñas y caí al suelo”, recordó. Después, sufrió patadas, insultos y golpes por todo el cuerpo: “No veía nada. Ni dónde estaba Gema [a la que también habían tirado al suelo] ni los niños. Intenté levantarme tres veces, pero no me dejaban”. Tras la primera agresión, el resto del grupo se unió a la paliza, dijo Lázaro.

La pareja expresó que el parque estaba lleno, pero que “nadie les ayudó” o se acercó a detener a los agresores. “Me levanté como pude y fui a ver a los niños. Después corrí a buscar a alguien de seguridad. ‘¡Por favor, retenedlos!’, grité, pero me dijeron que no podían hacerlo”, narró Lázaro. Ella y Gema insistieron en que “no había seguridad” en el momento de la agresión.

Una portavoz del parque salió a contradecir la versión de la pareja: “El personal sí actuó. El protocolo de la Warner es llamar a la Guardia Civil, que se personó y tomó declaración”. Lázaro confirmó que los agentes, tras varias llamadas, llegaron al recinto, pero que solo tomaron los datos a las dos mujeres que habían iniciado los golpes. El parque publicó un comunicado en su perfil de Twitter este jueves en el que se condena la agresión, pero se reitera que el equipo de seguridad sí intervino y se señala que “están colaborando con las autoridades en la investigación”. La Guardia Civil no ha elaborado, por el momento, un comunicado sobre el suceso.

Lázaro contó que finalmente los agresores “se fueron en un autobús” y que no denunciaron en ese momento, sino el día siguiente, por el nerviosismo y la ansiedad. Una ambulancia trasladó a la familia al hospital Infanta Elena ―en el municipio de Valdemoro y a 14 kilómetros de la Warner― para el reconocimiento médico. El parte de lesiones, al que accedió El País de Madrid, recoge que ambas mujeres presentaban “contusiones múltiples” en cadera, pecho, costillas, manos, rodillas y espalda, heridas en la cara y “traumatismo craneoencefálico leve”. “Nos rompieron las playeras y las gafas, me robaron una pulsera, rasgaron la ropa. A Gema le sangraba el oído”, recordó Lázaro cinco días después.