Redacción El País
Con una movilización de buques y de millones de milicianos -según contabiliza el régimen chavista-, además de llamados a la ONU y a la comunidad internacional, Venezuela ha respondido a la que considera la “más grande amenaza” que haya vivido el continente en el último siglo, en referencia al despliegue militar de EE.UU. en aguas caribeñas cercanas al país suramericano.
En medio de la tensión, el Ejecutivo chavista, que declara su territorio “libre de cultivos ilícitos”, ha acusado a la Administración del mandatario estadounidense, Donald Trump -que no reconoce a Maduro como presidente legítimo-, de recurrir a la “máxima presión militar” para provocar un cambio de “régimen”.
Trump advirtió a Venezuela que sus aviones serán “derribados” si representan un peligro para las fuerzas en el Caribe, según declaró el viernes el presidente de EE.UU. después de que cazas mandados por Caracas sobrevolaran un buque estadounidense en la zona.
Maduro declaró al respecto que “ninguna de las diferencias” que su gobierno tiene con Estados Unidos justifica un conflicto militar, aunque también afirmó que si Venezuela fuera agredida pasaría a una etapa de lucha armada.
“Ninguna de las diferencias que tenemos y hemos tenido puede llevar a un conflicto militar”, dijo Maduro en un acto con militares. “No tiene justificación”, afirmó, al tiempo que ha intentado engrosar sus fuerzas militares y milicianas.
Washington acusa a Maduro de liderar una red de narcotráfico y elevó recientemente a 50 millones de dólares la recompensa por su captura. “Esos informes de inteligencia que le pasan no son verdad. Venezuela hoy por hoy es un país libre de producción de hojas de coca, de cocaína y es un país que combate el narcotráfico”, señaló Maduro.
“Venezuela siempre ha estado en la disposición de conversar, de dialogar, pero exigimos respeto”, añadió.
“Por eso le digo al presidente Donald Trump desde la Venezuela pacífica que el intento que algunos de sus funcionarios están haciendo por un cambio de régimen en Venezuela otra vez es un error”, añadió al afirmar que se pretende “montar un expediente falso tipo Hollywood” para presionar su salida de forma violenta.
El dictador venezolano denunció asimismo “la mayor amenaza” contra Suramérica “en los últimos 100 años” y ha movilizado al ejército, que cuenta con alrededor de 340.000 efectivos, y más de ocho millones de reservistas, según cálculos del chavismo.
También abrió el registro en la Milicia Bolivariana, un cuerpo de la Fuerza Armada conformado por civiles y con alta carga ideológica. En estos días, una colorida y bulliciosa caravana de civiles desarmados, en motocicletas, recorrió las autopistas de Caracas como parte de la movilización “del pueblo en armas”. Manifestaciones similares se replicaron en otras ciudades.
Maduro dice que cuenta con 4,5 millones de milicianos, mientras reportes especializados ubican el registro en 220.000. Fuentes militares señalan no obstante que solo 30.000 están entrenados para combate.
Cierran filas
Ante las decisiones que ha ido tomando la Casa Blanca en las últimas semanas, la Fuerza Armada Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana y los cinco poderes públicos de Venezuela -instituciones señaladas por la oposición y ONG como subordinadas al régimen chavista autoritario-, han supuestamente cerrado filas y respaldado a Maduro ante la recompensa anunciada el 7 de agosto por EE.UU. de 50 millones de dólares por información que conduzca al arresto del dictador venezolano, cifra que duplica la ofrecida en enero de este año.
El régimen chavista, que agradece el apoyo de países como Cuba, Nicaragua, Bolivia, Honduras e Irán, tacha de “invento” la denuncia sobre la existencia del Cartel de los Soles, que el Ejecutivo de Trump describe como una organización terrorista, con vínculos con la cúpula de poder del chavismo y blanco de la operación militar en el Caribe.
Esta semana, ante el anunciado envío de activos militares estadounidenses al Caribe, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, informó del despliegue de buques de “mayor porte” en aguas territoriales del país, como parte, según Caracas, de una operación contra el narcotráfico en sus fronteras. Su colega del Interior, Diosdado Cabello, informó también del despliegue de 15.000 efectivos en los estados Zulia y Táchira (oeste), ambos fronterizos con Colombia.
Según cifras oficiales, 8,2 millones de ciudadanos se alistaron en la Milicia, un componente especial de la Fuerza Armada descrito en pocas palabras como el “pueblo en armas”, un número que Maduro espera que aumente con la activación que anunció el jueves de un registro “permanente” en una plataforma virtual del Estado, llamada Sistema Patria.
Por su parte, el canciller de Venezuela, Yván Gil, llamó ayer sábado a los países de América Latina a reforzar su unidad ante el despliegue militar de Estados Unidos, que, según dijo, se desarrolla con la “excusa perversa” de una operación contra el narcotráfico en el mar Caribe.
Al intervenir en un acto transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), con motivo del 210 aniversario de la Carta de Jamaica, el titular de Exteriores invitó a seguir el pensamiento del libertador caraqueño Simón Bolívar, quien expresó en ese documento histórico su deseo de unidad latinoamericana y su visión de un Gobierno republicano. “Invitamos, 210 años después, a todo el pueblo de Venezuela, a todo el pueblo latinoamericano, a encontrarse en el espíritu de la Carta de Jamaica para ver su unidad, que hoy más que nunca vuelve a ser una referencia”, sostuvo el funcionario.
Once muertos
El pasado martes, las tensiones aumentaron luego de que la Casa Blanca informara sobre un ataque contra una embarcación en la que, según informó, iban once personas vinculadas a la organización criminal transnacional Tren de Aragua, nacida en una cárcel de Venezuela y que transportaba estupefacientes.
Al calificar a los grupos narcotraficantes como amenazas terroristas, Estados Unidos recurre a todo su arsenal legislativo aprobado después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, que amplió enormemente su capacidad de vigilar a posibles objetivos y atacar letalmente en todo el mundo.
Lo sucedido marca un giro letal sin precedentes respecto a la política habitual de confiscación, detenciones y sanciones contra el narcotráfico.
La Casa Blanca defendió el ataque respondió a las leyes de un “conflicto armado”, porque fue contra una “organización designada como terrorista” y en defensa de los intereses de EE.UU. y la “autodefensa colectiva de otras naciones” víctimas de la violencia y la actividad de los cárteles.
Según José Enrique Arrioja, director de Americas Quaterly, el ataque “ha subvertido los principios legales y protocolos de rigor para este tipo de operaciones” ya que “asume culpabilidad irrefutable de los ocupantes” de la lancha, algo “que solo se da en caso de guerra y que en otros casos sería algo inaceptable”.
“Es un precedente preocupante. Parece querer mandar un mensaje de que habrá tolerancia cero con el narcotráfico”, agregó Arrioja.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, aseguró en su visita a México, donde ha escenificado la cooperación con su vecino en materia de seguridad, que interceptar cargamentos de droga “ya no funciona”, y advirtió que Washington volverá a atacar embarcaciones que asocie al narcotráfico.
En su siguiente visita, a Ecuador, Rubio dijo que está dispuesto a evaluar la reinstalación de una base militar en territorio ecuatoriano, que considera un “lugar estratégico”, si así lo autoriza ese país en un referendo, lo que fue tachado de “ofensa” por el régimen de Maduro.
Entre las primeras reacciones, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, alabó el ataque a la lancha y abogó por eliminar “violentamente” a todos los narcotraficantes, y la aerolínea Caribbean Airlines suspendió sus rutas entre la isla y Venezuela durante todo el mes de septiembre.
Mientras, el martes, Perú declaró rápidamente al Cartel de los Soles como una organización terrorista que presenta una amenaza externa para la nación suramericana, sumándose a República Dominicana ese mismo día y a Ecuador, Paraguay y Argentina, que lo hicieron tras la declaración de EE.UU. El presidente colombiano, Gustavo Petro, advirtió por su parte que la colaboración con EE.UU. en la lucha contra el narcotráfico está supeditada al respeto al derecho internacional, una premisa que recordó la ONU, que reivindicó el uso intencional de fuerza letal como último recurso y la investigación de las muertes.
Oposición
En otro orden, Mariana González, hija del líder opositor venezolano y ganador de las elecciones presidenciales de 2024, Edmundo González Urrutia, -no reconocidas por el chavismo- declaró ayer sábado no ha podido tener comunicación alguna durante estos casi ocho meses con su esposo, Rafael Tudares, detenido desde el pasado 7 de enero.
“Díganle que sus hijos y yo estamos fuertes, que no nos hemos rendido ni nos vamos a rendir, porque no descansaremos hasta tenerlo de nuevo en casa”, escribió en una carta difundida en su cuenta de X, en la que se digirió a los custodios de su esposo.
Asimismo, la hija del excandidato presidencial llamó a su pareja a mantenerse firme.
“Qué resista, qué rece mucho, qué mantenga la fe (...) no está olvidado ni lo estará jamás”, agregó en la que tituló como “Carta a los custodios de Rafael”. Para ella, el mensaje puede ser “una chispa de esperanza” que mantenga su esposo “un día más fuerte”, “vivo” y “cerca de volver a casa”.
En la misiva, Mariana González señaló que cada semana acude ante las autoridades en busca de noticias sobre su esposo, aunque mencionó que estas “nunca llegan”.
El pasado 23 de junio, la hija del dirigente opositor informó que un tribunal acordó el avance a juicio de su marido por los presuntos delitos de “forjamiento, conspiración, terrorismo, asociación, legitimación y financiamiento”. Ese mes, reiteró que Tudares no tiene “nada qué ver con el conflicto político que lo mantiene privado de libertad”, en alusión a la crisis que se desató en Venezuela tras la denuncia de fraude de la mayor coalición opositora en la proclamación de Maduro como presidente reelecto. EFE, AFP
Maduro se dirige a los militares de alto rango
Esta foto difundida por la oficina de prensa de Miraflores (Casa de Gobierno) muestra al mandatario del régimen chavista venezolano, Nicolás Maduro, gesticulando mi
analistas, Estados Unidos buscaría con sus acciones el rompimiento o resquebrajamiento interno del poder del régimen chavista, a través de múltiples presiones desde el exterior, mientras Maduro intenta, por el contrario, hacer llamados a la unidad y a reforzar sus fuerzas.