Mujeres palestinas e israelíes en Uruguay: “Traemos hijos para que vivan, no para visitarlos en una tumba”

En medio de la extrema polarización del conflicto palestino-israelí, representantes de las organizaciones Women Wage Peace (Israel) y Women of the Sun (Palestina) expusieron sobre su lucha por la paz.

Reem Al-Hajajreh, Angela Scharf, Hyam Tannous.
Reem Al-Hajajreh, Angela Scharf, Hyam Tannous.
Foto: Deborah Elenter

Redacción El País
En el Salón de Actos del Palacio Legislativo se desarrolló la conferencia "Otras Voces, Otras Miradas, Juntas por la Paz del Medio Oriente", organizada por el Centro Ana Frank Argentina para América Latina y Mujeres Activan por la Paz Iberoamérica. El encuentro reunió a tres referentes internacionales que trabajan juntas para poner fin al ciclo de violencia entre israelíes y palestinos: Reem Al-Hajajreh, palestina, cofundadora y directora de Women of the Sun (WOS); Hyam Tannous, árabe, israelí y cristiana, miembro del Comité Directivo de Women Wage Peace (WWP); y Angela Scharf, israelí-judía, coordinadora del equipo de Relaciones Exteriores de la misma organización. En un contexto de extrema polarización del conflicto palestino-israelí, con posturas se han vuelto binarias y reducidas a “eslóganes simplistas”, estas mujeres —nominadas al Premio Nobel de la Paz 2024— trajeron a Uruguay un mensaje de unión para alcanzar una solución pacífica, sin dejar de lado sus identidades.

Para empezar, el director del Centro Ana Frank Argentina, Héctor Shalom, destacó la importancia de escuchar relatos que trascienden narrativas de odio: “No queremos más misiles, no queremos más hambrunas, no queremos más masacres. No queremos un muerto más”.

En el mismo sentido, se expresó Hajajreh. “Mi hijo también merece vivir. Todos los palestinos tienen derecho a una vida digna. La única manera de lograrlo es estar en paz con los israelíes. Compartimos la misma tierra, incluso la misma moneda. Sin embargo, nadie en el liderazgo baja a escuchar al pueblo ni a las madres que lloran a sus hijos”. Nacida en del campo de refugiados de Dheisheh, en Belén, Reem Al-Hajajreh es una de las voces más influyentes en la promoción de la paz y los derechos de las mujeres en la región.

“El hecho de ser refugiado en tu propio país es un gran problema”, explicó. “Yo trabajaba como socióloga con el resto de las personas. En el ámbito social, ayudando a las personas. Trabajaba en el campo, entre la gente, y veía el sufrimiento y las tragedias. Cada vez que entraba el ejército israelí en los campos refugiados salíamos corriendo a ver cómo estaba el resto, quién estaba desaparecido, quién había sido secuestrado, quién había muerto”, recordó Hajajreh.

Mujeres palestinas e israelíes propuestas para el Nobel de la Paz visitan Uruguay el 12 de agosto de 2025.
Mujeres palestinas e israelíes propuestas para el Nobel de la Paz visitan Uruguay el 12 de agosto de 2025.
Foto: Deborah Elenter

Y así creció; no tenía adónde ir. “Cuando creció mi hijo mayor, tenía mucho miedo que él fuera uno de esas personas, un herido o un mártir o que fuera preso. Cuando tenía tan solo 13 años, ¿qué pudo haber hecho en contra del Estado de Israel? Es un niño pequeño. ¿Qué pudo haber hecho? Mi hijo y todos los palestinos tienen derecho a vivir. ¿Y cómo podemos hacer que vivan en una vida digna? ¿Tenemos que llegar a la muerte?”. A pesar de todo, Hajajreh insistió: “Y yo quiero cambiar esta situación. Yo soy mujer. Y quiero hablar de la paz”.

“Lo único que veo posible para que mi hijo viva en paz y en seguridad es estar en paz con los israelíes. Nosotros estamos viviendo ambos en la misma tierra”, concluyó.

Por su parte, Hyam Tannous habló de su identidad múltiple, de la tragedia compartida y del “monopolio del dolor”: “Soy palestina, israelí y cristiana. Estas tres identidades juntas no son fáciles. Nací después de la Nakba y sentí que no estaba en mi país”, relató. “Mi pueblo atacó a mi país el 7 de octubre (de 2023). Cientos de amigas, en especial una de ellas, murieron ese día. El 8 de octubre empezaron a explotar Gaza. Por un lado, sufro y lloro el lado israelí, por otro lado lloro al pueblo palestino y a Gaza”.

“Entendí que no se puede tener un monopolio sobre el dolor", siguió Tannous: "Los judíos sufrieron la Shoá, nosotros sufrimos la Nakba. Somos dos pueblos que sangran y tenemos que hacer algo para que no sangren más. No podemos seguir enterrando a nuestros hijos. Los niños nacen para vivir, no para ser visitados en una tumba”. De origen árabe cristiano, Tannous ha dedicado su vida a la educación y al desarrollo personal, capacitando a cientos de consejeros judíos y árabes para apoyar a escuelas, docentes, padres y estudiantes en su bienestar emocional y resolución de conflictos.

A su turno, Angela Scharf, que nació en Viena y vive en Tel Aviv, recordó cómo surgió su activismo: “Women Wage Peace nació en 2014 tras la última guerra. Somos judías, árabes, beduinas y drusas y venimos desde todo el espectro político, izquierda, centro y derecha”. La coordinadora del equipo de Relaciones Exteriores remarcó el objetivo del movimiento desde el día uno: tener participación en la toma de decisiones, reunir a ambos líderes, de ambos lados, “para que hablen y se sienten a hablar en la mesa de negociaciones y que esa mesa incluya mujeres también”. Hoy son más de 50.000.

“Fuimos a la Knesset, nuestro Parlamento, para intentar hablar con ellos; y lo hicimos, con los diferentes miembros de la Knesset. Estamos tratando de influir desde arriba y desde abajo. Queremos tener una incidencia en ambas direcciones. Pero probablemente la decisión más importante que tomamos fue que necesitábamos un socio del otro lado”, relató Scharf en referencia al encuentro con las mujeres palestinas.

Encuentro de representantes de WWO y WWP con Blanca Rodríguez, vicepresidenta en ejercicio y la exsenadora Lucía Topolansky.
Encuentro de representantes de WWO y WWP con Blanca Rodríguez, vicepresidenta en ejercicio y la exsenadora Lucía Topolansky.
Foto: MAPU

En 2018, Woman Wage Peace conoció a estas mujeres “del otro lado”, madres palestinas que compartían los mismos principios. Tras nueve meses de diálogo, crearon el “Llamado de las Madres”. “Cada vez que tenemos un conflicto, volvemos a ese texto”, contó Scharf. Su mayor evento conjunto, recordó compungida, fue un encuentro el 4 de octubre de 2023. En Jerusalén convocaron a más de 1.500 mujeres palestinas e israelíes y diplomáticos para hablar sobre el “llamado de las madres” y convocar a los líderes para retomar negociaciones. “Todas volvimos renovadas de energía y esperanza. Y tres días después, nuestro mundo se cayó”, lamentó la activista.

Desde entonces, las mujeres de ambas organizaciones han atravesado un dolor profundo, marcado por la tragedia de las muertes de israelíes y palestinos inocentes, la incertidumbre por los rehenes que siguen cautivos en la Franja de Gaza y la crítica situación humanitaria en el enclave. Sin embargo, reafirmaron que su compromiso con la paz sigue intacto, un mensaje que resonó con fuerza en el Salón de los Pasos Perdidos.

El encuentro finalizó con la lectura del Llamado de las Madres, que exige a los líderes israelíes y palestinos retomar las negociaciones “con el firme compromiso de lograr una solución política al largo y doloroso conflicto” e invita a la población mundial a sumarse: “La paz será o no seremos”.

Hyam Tannous, Angela Scharf, Reem Al-Hajajreh fueron recibidas por Yamandú Orsi.
Hyam Tannous, Angela Scharf, Reem Al-Hajajreh fueron recibidas por Yamandú Orsi.
Foto: MAPU

Antes del evento, Tannous, Sharf y Hajajreh fueron recibidas por el presidente, Yamandú Orsi, en Presidencia. Más tarde, la vicepresidenta en ejercicio, Blanca Rodríguez y la exsenadora Lucía Topolansky, las recibieron en el Palacio Legislativo.

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