BRASIL

El presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, debe “repetir” 2002, cuando fue electo por primera vez para el Palacio del Planalto, y designar un equipo técnico compuesto por técnicos “de renombre” en el Ministerio de Hacienda, que, dicho sea de paso, vuelve a tener este nombre, luego de ser bautizado como Ministerio de Economía en el gobierno de Jair Bolsonaro. Lula pretende anunciar un ministro con perfil político para Hacienda, capaz de negociar las propuestas que considere necesarias con el Congreso Nacional.

En ese contexto, comenzaron a circular entre los petistas dos nombres que podrían conformar el nuevo Ministerio de Hacienda. El actual Secretario de Hacienda de San Pablo, Felipe Salto, podrá ser designado como Secretario del Tesoro Nacional. Aunque forma parte del equipo de Rodrigo García (PSDB), que trabajó para la elección de Jair Bolsonaro, Salto declaró su voto por Lula en la primera vuelta, y goza de buena fama entre los economistas del Partido de los Trabajadores (PT). Salto es uno de los más respetados especialistas en cuentas públicas del país.

En 2003, quien fue elegido para el cargo de secretario del Tesoro fue Joaquim Levy, quien años más tarde fue ministro de Hacienda de Dilma Rousseff y presidente del BNDES de Bolsonaro.

En 2002, cuando Lula ganó la carrera presidencial, Brasil enfrentó la política monetaria como un gran desafío. En ese momento, la designación de Henrique Meirelles al Banco Central fue fundamental para mostrar credibilidad y responsabilidad en la conducción de la política monetaria.

Ahora, una de las preguntas más importantes es sobre la política fiscal. Por eso, la designación de técnicos reconocidos por el mercado para esta área puede ayudar a apaciguar los ánimos. Además, el Banco Central es autónomo desde 2021, por lo que no es posible cambiar la presidencia, que seguirá con Roberto Campos Neto hasta 2024.