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El llanto de Lula al recibir diploma de presidente electo de Brasil

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BRASILIA

Reivindicó el “derecho a vivir en democracia” y criticó el “legado perverso” y el “autoritarismo” de Bolsonaro.

Con lágrimas, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reivindicó ayer lunes el valor de la democracia frente al “autoritarismo”, al recibir el diploma que lo certifica como ganador de las elecciones.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT), que será investido el 1° de enero, también arremetió contra el “legado perverso” de Jair Bolsonaro.

Era la tercera vez que Lula acudía a la sede del Tribunal Superior Electoral (TSE) en Brasilia para ser confirmado como presidente electo.

Lo hizo en 2002, 2006 y este año ha vuelto tras un proceso electoral que se definió por menos de dos puntos a su favor.

“Este diploma no es un diploma de Lula presidente, es del pueblo brasileño, que reconquistó el derecho de vivir en democracia”, afirmó Lula, de 77 años, durante en la ceremonia.

Segundos después, rompía a llorar cuando recordó que en 2002, al recoger ese diploma por primera vez, destacó “la osadía” del pueblo brasileño al elegirlo, pese a las “tantas veces” que ha sido “cuestionado por no tener un diploma universitario”.

“Quiero pedir disculpas por la emoción”, pero, “después de lo que pasé en estos últimos años, estar aquí ahora es la prueba de que Dios existe y de la grandeza del pueblo”, dijo con la voz entrecortada, al hacer alusión a los 580 días que pasó en prisión por condenas por corrupción que luego fueron anuladas por la Corte Suprema por formalismos.

En el acto de ayer lunes se proclamó de forma oficial el resultado de los comicios, que ganó Lula por un 50,9% de los votos, frente al 49,1% que obtuvo Bolsonaro.

Lula centró su discurso en defender la democracia, que, según él, “pocas veces en la historia reciente del país estuvo tan amenazada” como ahora por el “autoritarismo”.

En este contexto, destacó el “coraje” de la Corte Suprema y el TSE por “enfrentar toda suerte de ofensas, amenazas y agresiones”, por parte de los grupos que apoyan a Bolsonaro, y “hacer valer la soberanía popular”.

Esos grupos se han manifestado desde la celebración de las elecciones e incluso han acampado a las puertas de los cuarteles para exigir a las Fuerzas Armadas un golpe de Estado que impida a Lula asumir el poder.

Lula también denunció “el Gobierno de destrucción nacional” que encabeza Bolsonaro y su “legado perverso” después de cuatro años de “desmantelamiento” de las políticas públicas y “ataques a las instituciones democráticas” a través de redes “envenenadas” de desinformación.

Castigar el odio

Por su parte, el presidente del TSE, Alexandre de Moraes, dijo que, frente a las sospechas de Bolsonaro, “jamás hubo fraude en las elecciones realizadas por medio de las urnas electrónicas”, que Brasil utiliza desde 1996.

También afirmó que la Justicia electoral se preparó para “garantizar transparencia” y “combatir” eficazmente los “cobardes” ataques al Estado de derecho. “Esta ceremonia certifica la victoria plena e incontestable de la democracia contra los ataques antidemocráticos, la desinformación y el discurso de odio proferido por diversos grupos que, una vez identificados, serán responsabilizados”, apuntó De Moraes.

A la ceremonia acudieron los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, Arthur Lira y Rodrigo Pacheco, y los expresidentes Dilma Rousseff y José Sarney.

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