Un pequeño trozo de arcilla, del tamaño de una moneda, acaba de arrojar luz sobre una historia de más de 2600 años de antigüedad. Arqueólogos del Proyecto de Cribado del Monte del Templo, en Jerusalén, anunciaron el martes el descubrimiento de un raro sello con una inscripción en hebreo antiguo. El artefacto lleva el nombre Asayahu, una forma extendida de Asaías, un personaje mencionado en la Biblia hebrea durante el reinado del rey Josías.
El artefacto, conocido como bulla, es una impresión de arcilla utilizada para sellar y autenticar documentos o registros. La pieza lleva la inscripción: «Perteneciente a Yeda'yah (hijo de) Asayahu», en escritura paleohebrea. El descubrimiento se considera excepcional porque contiene casi todas las letras legibles, una rareza incluso entre el aproximadamente medio millón de piezas examinadas por el proyecto desde su inicio hace más de 20 años.
Según un informe de The Times of Israel, el sello fue identificado por el arqueólogo Mordechai Ehrlich, quien lo encontró entre huesos mientras clasificaba sedimentos. La arcilla se analizó mediante la técnica RTI (Transformación por Reflexión, por la sigla en inglés), lo que permitió leer la inscripción con claridad.
Qué dice el sello encontrado en Jerusalén
Según el arqueólogo Zachi Dvira, codirector del proyecto junto con Gabriel Barkay, el nombre Asayahu posee un fuerte significado simbólico: el sufijo "yahu" era común en la época para indicar una conexión con Dios (YHVH). La inscripción sugiere que el sello pertenecía a un alto funcionario que operaba en secreto en el reino de Judá a finales del siglo VII a. C.
Según las escrituras hebreas en la Biblia, durante los trabajos de restauración del Templo de Salomón, el Primer Templo, los trabajadores redescubrieron un antiguo rollo conocido como el "Libro de la Ley" (Sefer haTorah).
El texto advertía que la desobediencia a las leyes divinas traería severos castigos: hambruna, sequía, derrotas militares y destrucción.
Al ser informado, el rey Josías, que entonces tenía unos 26 años, rasgó sus vestiduras en señal de desesperación y decretó una serie de profundas reformas religiosas para purificar la ciudad y ahuyentar la ira divina. Ordenó la destrucción de los ídolos, el cierre de los santuarios paganos y el restablecimiento del culto a Yahvé en todo el territorio.
Entre los enviados de confianza del rey estaba Asaías, llamado "el siervo del rey" en el relato bíblico, el mismo nombre que se encuentra en el sello, en su forma ampliada y teofórica.
"Obviamente, no estamos completamente seguros de que el Asayahu del sello sea el mismo personaje de la Biblia hebrea", declaró el arqueólogo Zachi Dvira, codirector del proyecto, en una entrevista con el periódico. "Pero el nombre, el contexto y el estatus elevado que sugiere el uso de sellos como este hacen que la conexión sea muy plausible".
Según The Times of Israel, el Monte del Templo se considera uno de los lugares más sagrados del mundo, tanto para judíos como para musulmanes. Por lo tanto, las excavaciones directas están prohibidas. El material analizado se extrajo indirectamente: entre 1996 y 1999, durante una renovación no autorizada llevada a cabo por el Movimiento Islámico, se extrajeron aproximadamente 9.000 toneladas de tierra de la zona y se vertieron en el Valle de Cedrón. Fue esta tierra la que dio origen al Proyecto de Cribado, impulsado por Barkay y Dvira.
Desde entonces, más de 260.000 voluntarios de Israel y de todo el mundo han participado en el proyecto, que ha recuperado monedas antiguas, joyas, huesos de animales quemados y fragmentos de cerámica. A pesar de la pausa durante la pandemia y la guerra entre Israel y Hamás, el trabajo continúa, ahora en el Monte Scopus, en colaboración con la Universidad Bar-Ilan y otras instituciones.
"Hoy contamos con técnicas más sofisticadas y podemos identificar pequeños artefactos que antes pasaban desapercibidos", afirma Dvira en una entrevista. "Este tipo de descubrimiento no solo confirma aspectos del relato bíblico, sino que también ayuda a reconstruir la vida administrativa y religiosa de la antigua Jerusalén".
O Globo/GDA