El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha bombardeado Irán en lo que puede conducir a otra guerra en Medio Oriente, y el desafío para el presidente Donald Trump será proteger a las tropas estadounidenses en la región y mantenerse al margen de este lío.
Netanyahu justificó su última campaña militar afirmando que Irán representaba un “peligro claro y presente”. Y es cierto que Irán estaba enriqueciendo uranio a niveles preocupantes. Se cree que está a solo unas semanas de tener suficiente material para fabricar varias bombas (aunque crear bombas y un método para lanzarlas llevaría mucho más tiempo).
Pero una razón clave para el rumbo cada vez más peligroso de Irán fueron los tremendos errores de juicio de Netanyahu y Trump en sus tratos con República islámica. Con el firme respaldo de Netanyahu, Trump se retiró en 2018 del acuerdo nuclear alcanzado por el presidente Barack Obama, que contenía en gran medida el programa nuclear iraní.
Al parecer, Trump esperaba que Irán reaccionara con cautela e hiciera concesiones. En cambio, Irán aceleró su enriquecimiento de uranio. Un exfuncionario de seguridad israelí calificó la decisión de cancelar el acuerdo en 2018 como un “desastre”, y otro la calificó de “error histórico”.
La belicosidad de Netanyahu no funcionó entonces, y parece poco probable que funcione ahora. El bombardeo podría haber tenido como objetivo socavar los recientes esfuerzos diplomáticos de Trump por restablecer algo similar al acuerdo nuclear original con Irán.
Veremos los resultados del bombardeo, pero siempre ha habido dudas de que la instalación nuclear iraní de Fordow pudiera ser destruida, al menos sin las bombas antibúnker estadounidenses, debido a su ubicación a gran profundidad. (Hasta el jueves por la noche no estaba claro si había sido el objetivo). Según informes, Israel también ha bombardeado viviendas donde viven científicos nucleares iraníes, lo cual podría ser más efectivo; expertos militares llevan años afirmando que a Irán le resultaría más difícil reemplazar a sus científicos nucleares que a sus centrifugadoras.}}
Ataques como este pueden simplemente acelerar el avance de Irán hacia las armas nucleares, porque habrá más argumentos por parte de sus líderes de que esto demuestra que el país necesita una fuerza disuasoria nuclear.
En términos más generales, durante mis viajes a Irán, el régimen iraní me ha parecido profundamente impopular. Trabajadores, agricultores y otros iraníes comunes se quejaban constantemente de corrupción, hipocresía y mala gestión económica, pero los iraníes también son patriotas, y los bombardeos extranjeros pueden impulsar a la gente a unirse en torno a la bandera.
Es probable que Irán responda militarmente contra Israel; la incógnita es si, y en qué medida, también atacará a las tropas estadounidenses en Irak, Baréin o en otras partes de Medio Oriente. El riesgo es que presenciemos una escalada que conduzca a una guerra regional que nadie desea. Las tropas y embajadas estadounidenses estarán en riesgo, y la mejor manera de que Trump las proteja es mantenerse al margen de esta lucha e intentar resucitar un acuerdo nuclear.
El senador Jack Reed, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas, advirtió que Netanyahu había emprendido “una escalada imprudente que podría desatar la violencia regional”, y me parece acertado. Hay que reconocerle a Trump que se ha mostrado receloso de involucrarse en guerras extranjeras, y esperemos que esta vez muestre moderación en lugar de meterse en una pelea con Irán. The New York Times