Redacción El País
Una semana después del asesinado de dos empleados de la embajada de Israel en Washington, la colectividad judía estadounidense sufrió un nuevo atentado: ocho personas resultaron heridas por un hombre con lanzallamas mientras participaran en una manifestación por la liberación de los rehenes de Hamás.
El autor del ataque, realizado la noche del domingo en Boulder, en el estado de Colorado, fue ayer acusado formalmente de un delito de odio.
El hombre, de 45 años y que responde al nombre de Mohamed Sabry Soliman, fue acusado de un “delito de odio que involucra raza, religión u origen nacional, real o percibido”, según los cargos presentados.
Soliman está detenido bajo fianza de 10.000.000 de dólares en una cárcel de Boulder, tras emplear el domingo un lanzallamas casero y cócteles molotov para arremeter contra un grupo de personas reunidas en una actividad pacífica de solidaridad con los rehenes que aún permanecen en la Franja de Gaza.
La subsecretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Tricia McLaughlin, dijo en una publicación en X que el hombre, que algunos medios han asegurado que tiene nacionalidad egipcia, entró al país en agosto de 2022 con un visado de turista que expiró hace más de dos años. Según reportes, Soliman solicitó asilo en el país en septiembre de 2022.
Durante el ataque, gritó “¡Palestina libre!”, según el FBI, que está investigando el ataque como un acto terrorista.
Al menos ocho personas resultaron heridas: cuatro mujeres y cuatro hombres, de entre 52 y 88 años, que fueron trasladados a hospitales del área metropolitana de Denver.
El presidente Donald Trump respalda a “todos los judíos estadounidenses”, subrayó ayer lunes la Casa Blanca en relación al ataque del domingo en Boulder, y al asesinato, la semana pasada, de dos empleados de la Embajada israelí en Washington.
“Hemos visto dos casos horripilantes de violencia antisemita en nuestro país en las dos últimas semanas y eso es inaceptable para este presidente y esta Casa Blanca. Les aseguro a todos los judíos estadounidenses de nuestro gran país que este presidente los respalda y no permitirá que nadie participe en actos terroristas violentos”, dijo en un encuentro con la prensa la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
“Este individuo debería haber sido deportado”, añadió Leavitt a la cadena Fox News.
Leavitt felicitó al director del FBI, Kash Patel, “por calificar inmediatamente esto de ataque terrorista selectivo”. “Eso es claramente lo que fue”, dijo la funcionaria.
Este nuevo ataque se produjo menos de dos semanas después del asesinato de dos empleados de la embajada de Israel en Washington D.C., perpetrado por un joven que también expresó su apoyo a Palestina tras abrir fuego contra las víctimas.
Trump también se manifestó ayer en sus redes sociales y criticó las políticas de su predecesor. El presidente afirmó que el autor del ataque en Boulde “entró al país gracias a la ridícula política de fronteras abiertas de (Joe) Biden”.
“El horrible ataque de ayer en Boulder, Colorado, NO SERÁ TOLERADO en Estados Unidos. Él entró al país gracias a la ridícula Política de Fronteras Abiertas de Biden, que ha perjudicado gravemente a nuestro país. Debe salir bajo la Política de Trump”, escribió en su red social, Truth Social.
“Los actos de terrorismo serán perseguidos con todo el rigor de la ley. Este es otro ejemplo de por qué debemos mantener nuestras fronteras seguras y deportar a los radicales ilegales y antiestadounidenses de nuestro país. ¡Mi más sentido pésame a las víctimas de esta terrible tragedia y al gran pueblo de Boulder, Colorado!”, concluyó el escrito.
El ataque del domingo a la colectividad judía en Estados Unidos también repercutió en Israel.
El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gideon Saar, condenó el ataque e indicó que se trata de un hecho alimentado por los medios de comunicación.
“Conmocionado por este terrible atentado terrorista antisemita dirigido contra judíos en Boulder, Colorado”, escribió Saar en su cuenta X. “Esto es puro antisemitismo, alimentado por las calumnias de sangre difundidas en los medios de comunicación”, añadió.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, denunció un ataque contra “personas pacíficas que querían expresar su solidaridad con los rehenes cautivos por Hamás, simplemente porque eran judías”, según un comunicado de su oficina.
“Los ataques antisemitas en el mundo son consecuencia directa de las difamaciones de asesinato contra el Estado y el pueblo judíos, y hay que ponerles fin”, añadió.
El líder de la oposición israelí, el centrista Yair Lapid, también condenó “un nuevo acto de violencia antisemita”. “Todos estamos horrorizados por el ataque terrorista violento perpetrado en Colorado contra manifestantes pacíficos que simplemente exigían la liberación de nuestros rehenes.
Se trata de “un nuevo acto de violencia antisemita, consecuencia directa de la retórica extrema que avivó las llamas del antisemitismo”, escribió en su cuenta X. EFE, AFP
ONU pide investigar disparos a civiles
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió ayer lunes una investigación independiente tras la muerte de al menos 31 personas cerca de un centro de ayuda humanitaria en Gaza. Según la Defensa Civil de Gaza, disparos israelíes mataron el domingo a 31 personas e hirieron a otras 176 cerca de un centro de distribución de alimentos de una fundación apoyada por Estados Unidos situado en Rafah.
El ejército israelí, en guerra contra la organización terrorista palestina Hamás tras su ataque del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel, negó haber disparado contra civiles mientras se encontraban cerca o dentro del centro de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza (GH).
“Estoy consternado (...) Es inaceptable que los palestinos estén arriesgando sus vidas por comida,“ denunció Guterres en un comunicado. “Hago un llamado a que haya una investigación inmediata e independiente sobre estos hechos y para que los autores sean responsabilizados”, agregó, sin atribuir los decesos a nadie.
Un portavoz de la GHF negó cualquier incidente y denunció informaciones “falsas y completamente inventadas”.
La GHF es una sociedad privada apoyada por Estados Unidos e Israel. Desde el inicio de sus operaciones a finales de mayo, afirma haber distribuido millones de comidas en el territorio.
Según la ONU, la totalidad de la población de Gaza corre un riesgo de hambruna. El organismo ya denunció incidentes de saqueo de ayuda humanitaria, sobre todo por parte de individuos armados.
Israel enfrenta una creciente presión internacional para poner fin a la guerra en Gaza, debido a la situación humanitaria en la zona.
El portavoz del ejército israelí, Effie Defrin, acusó a Hamás de hacer “todo lo posible, todo lo que puede, para impedir” la distribución de ayuda y se comprometió a “investigar cada una de estas acusaciones” contra las tropas israelíes.
La Defensa Civil de Gaza también reportó el lunes 14 muertos en un bombardeo israelí en Jabaliya, en el norte del enclave costero.
El ataque de Hamás del 7 de octubre dejó 1.218 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP a partir de datos oficiales.
Los terroristas de Hamás también capturaron ese día a 251 personas, de las cuales 57 siguen retenidas en Gaza, incluido 34 que están muertas, según las autoridades israelíes.
Más de 54.470 palestinos, entre combatientes y civiles, han muerto en esta guerra en Gaza, según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás.