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Desafíos del Santiago Peña en Paraguay: combate a la corrupción e impulso económico

“La política deber dejar de ser una tentación para el crimen organizado”, dijo. A propósito de la guerra, indicó que Ucrania está sufriendo “la misma suerte que sufrió el Paraguay durante la Guerra Grande”.

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Asunción del nuevo presidente de Paraguay, Santiago Peña, junto a su esposa Leticia Ocampos
Asunción del nuevo presidente de Paraguay, Santiago Peña, junto a su esposa Leticia Ocampos.
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AFP, EFE
Santiago Peña prometió combatir la corrupción en Paraguay, al asumir ayer martes la presidencia. “Yo tengo la convicción de que los problemas de corrupción se resuelven con una justicia independiente, imparcial y rápida”, dijo Peña en su discurso de investidura, a la vez que prometió implementar “una política clara, contundente, inquebrantable pro transparencia”.

“El éxito es lograr que todos los paraguayos estén mejor y que el mundo sea testigo del resurgir de un gigante”, añadió.

Peña, un economista de 44 años que se convirtió en el gobernante más joven de la era democrática en Paraguay, es considerado el delfín del exmandatario Horacio Cartes (2013-18), para quien tuvo palabras de agradecimiento “por su perseverancia y paciencia para construir consensos”.

Actual presidente del oficialista Partido Colorado, Cartes es un rico empresario tabacalero que está sancionado por Estados Unidos como “significativamente corrupto”.

En su discurso, el nuevo presidente aseveró que políticas de transparencia “nos permitirán mostrarle al mundo que Paraguay está mucho mejor de lo que lamentablemente transmiten algunos relatos”.

“Vamos a trabajar duramente para que la política deje de ser una tentación para el crimen organizado” remarcó.

Economista de formación, con estudios en Estados Unidos, Peña dijo que en su mandato se propone “convertir a Paraguay en centro de la integración latinoamericana” ante los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Uruguay, Luis Lacalle Pou; Bolivia, Luis Arce; y Chile, Gabriel Boric.

La ceremonia comenzó en la sede del Parlamento, donde el ahora exmandatario Mario Abdo Benítez entregó su banda y bastón de mando al titular del Congreso, Silvio Ovelar. La sesión solemne se trasladó, después de un cuarto intermedio, a orillas del río Paraguay, en la explanada del Palacio de López (sede del Ejecutivo), repleta de invitados.

Peña pronunció su discurso tras recibir de Ovelar la banda presidencial -confeccionada en tejido de ñandutí con el tricolor blanco, rojo y azul de Paraguay- y el bastón de mando. Previamente había jurado al cargo su vicepresidente, Pedro Alliana.

En su mensaje, en el que expresó en idioma guaraní un “gracias, desde el alma” a quienes seguían su juramentación, el mandatario anticipó que ejercerá un “liderazgo firme y ético” y se dijo determinado a que Paraguay vuelva a ser “una gran nación”.

Entre otros, destacó que es hora de llegar a “un pacto para alcanzar la calidad de vida que se merecen las familias paraguayas, donde el consenso sea una obligación”.

Después de advertir sobre las “tensiones geopolíticas” que generan el agua, la seguridad alimentaria y la energía, Peña recordó que el subsuelo paraguayo “alberga la mayor reserva mundial de agua dulce, incluyendo el Acuífero Guaraní”, que comparte con Argentina, Brasil y Uruguay.

Además, sostuvo que Paraguay es de los pocos países del mundo capaz de producir alimentos para su población -estimada en unos 7,5 millones de habitantes- y para más de 100 millones de personas en el mundo.

De igual forma, resaltó el corredor bioceánico, el proyecto vial que conectará el puerto brasileño de Santos, en el océano Atlántico, con dos terminales chilenas del Pacífico (Antofagasta e Iquique), a través de territorio paraguayo y argentino, que consideró puede impulsar un mayor acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

A propósito de Mercosur, anticipó que uno de sus principales objetivos estratégicos será contribuir a mejorar su funcionamiento.

“Somos conscientes de los progresos logrados en el camino de la integración, pero no podemos estar satisfechos y debemos avanzar con coraje y determinación”, afirmó.

El presidente Luis Lacalle Pou en la asunción del presidente de Paraguay Santiago Peña
El presidente Luis Lacalle Pou en la asunción del presidente de Paraguay Santiago Peña.
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La relación con Taiwán y el recuerdo de la Triple Alianza

Ante el vicepresidente de Taiwán, William Lai, invitado al acto de asunción, el novel presidente paraguayo Santiago Peña reiteró la decisión de fortalecer la relación diplomática. Así, dijo que buscará “acuerdos horizontales” con China, pero que la relación con Taiwán “es una muestra del espíritu amigable y cooperativo de Paraguay con quienes nos sentimos aliados y hermanos”. “Negociamos y seguiremos negociando con el mundo sin comprometer nuestra soberanía, territorio, nuestros valores y nuestra cultura”, resaltó Peña que como presidente electo visitó Taiwán a la que Pekin considera una provincia rebelde.

Paraguay es el único país sudamericano que mantiene lazos diplomáticos con Taiwán.

Peña también recordó la situación de Ucrania e instó a todas las partes involucradas a “detener de inmediato las acciones militares para evitar más víctimas. Indicó que Ucrania está sufriendo “la misma suerte que sufrió el Paraguay durante la Guerra Grande” o de la Triple Alianza (1864-1870), en la que se enfrentó a una coalición integrada por Argentina, Brasil y Uruguay. “Fuimos invadidos por potencias más grandes y perdimos el 60% de nuestro territorio y al 90% de la población masculina”, lamentó.

Perfil

Economista, joven, de derecha y antiaborto

El nuevo presidente paraguayo, Santiago Peña, es un economista de derecha de 44 años.

Peña, el gobernante más joven en la era democrática de Paraguay, llegó a la presidencia bajo la pesada tutela del ex presidente Horacio Cartes (2023-2018), un influyente político de 68 años que es también un rico empresario tabacalero y que ha sido sancionado por Estados Unidos como “significativamente corrupto”.

Alto y de porte atlético, Peña, exjugador de rugby, es considerado como un tecnócrata con una brillante carrera académica, pero de poca experiencia en la política. Peña estudió economía en la Universidad Católica de Paraguay e hizo una maestría en la de Columbia (Nueva York). Trabajó en el departamento de África del Fondo Monetario Internacional en Washington. Entre 2000 y 2009 fue funcionario del Banco Central paraguayo. En 2012 integró el directorio del Banco Central y en 2014 fue nombrado ministro de Hacienda por Cartes, quien lo hizo afiliarse al Partido Colorado, que ha dominado la vida política de Paraguay desde el siglo XIX.

En 2017 perdió en elecciones primarias ante Mario Abdo Benítez la posibilidad de postular a la presidencia. Oportunidad que recuperó cuatro años después.

Para atacarle, sus adversarios le llaman “el secretario de Cartes”. Pero él parece no sentirse afectado.

Hijo del economista José María Peña y de la argentina Ana María Palacios, el nuevo presidente es el menor de tres hermanos. Está casado con Leticia Ocampos, con quien tuvo su primer hijo, Gonzalo, antes de cumplir los 18 años. La pareja tiene también una hija, Costanza, de 16.

Se opone al aborto por considerarlo “un atajo, lo más fácil”, y también rechaza el matrimonio homosexual. “Defiendo la familia en su composición tradicional: mamá, papá e hijos”, dijo a la AFP.

Recientemente apoyó al Congreso, que rechazó una donación de 38 millones de euros para un proyecto educativo por utilizar el lenguaje inclusivo.

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