La Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), fundada el 4 de abril de 1949, recibió ayer martes a Finlandia, un país fronterizo con Rusia, que se convertirá en el 31er Estado integrante de la alianza militar.

La candidatura de Suecia, también motivada por la invasión rusa de Ucrania, continuará esperando debido a las reticencias de Turquía y Hungría. Ahora, ¿qué implica la adhesión de Finlandia a la OTAN?

En primer lugar, sube la tensión de Occidente con Rusia debido a que los más de 1.300 kilómetros de fronteras que comparte Finlandia con ese país duplican el territorio fronterizo que comparte la Alianza con Rusia.

Esto sucede en un momento donde ya había una altísima tensión, y cuando la invasión a gran escala de Rusia sobre Ucrania, que sigue alumbrando cambios geopolíticos mayúsculos, suma más de 13 meses.

En ese sentido, Moscú advirtió ayer que el movimiento de Helsinki le obliga a tomar contramedidas y que fortalecerá su capacidad militar en sus regiones del oeste y noroeste. También remarcó que el ingreso del país nórdico en la Alianza incrementa el riesgo de conflicto con Occidente.

“La ampliación de la OTAN invade nuestra seguridad y los intereses nacionales de Rusia”, declaró ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una conferencia telefónica con periodistas, según cita la agencia rusa Interfax.

Peskov indicó que Moscú seguirá muy de cerca cómo la OTAN “usa” el territorio finlandés y si se despliegan allí armas, sistemas o infraestructura de la Alianza Atlántica, que cumplió ayer 74 años.

Por su parte, Helsinki abordará el estacionamiento de las tropas extranjeras en su territorio en el futuro, comentó el ministro de Defensa finlandés, Antti Kaikkonen. Finlandia aporta a la OTAN un ejército potente que ha seguido aumentando y modernizándose en un momento en el que otros en Europa habían dejado de pensar en defensa.

Además, Helsinki cumple ya el requerimiento de la Alianza de invertir el 2% de su PIB en defensa; objetivo al que aún no llegan muchos de sus aliados.

El secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, sostuvo: “El presidente Putin quería cerrar de golpe la puerta de la OTAN. Ahora le mostramos que ha fallado”.

“En vez de menos, ha logrado lo contrario, más OTAN; y mantendremos las puertas abiertas”, añadió ayer antes de la ceremonia de izado de bandera finlandesa en la sede de la Alianza en Bruselas, junto al presidente finlandés Sauli Niinisto. “La era de no alineamiento militar en nuestra historia ha llegado a su fin”, declaró el mandatario finlandés.

Ante la amenaza rusa, el corazón del tratado de la OTAN, el artículo 5, cobra una especial relevancia. Según esa norma, “un ataque armado contra uno o varios de sus miembros en Europa o América del Norte debe ser considerado como un ataque contra todos”.

Es decir que, si uno de los aliados invoca este artículo y el resto reconoce de manera unánime que fue atacado, cada país tomará “las medidas que considere necesarias, incluido el recurso a la fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte”.

Este principio prevaleció durante la Guerra Fría, cuando el bloque rival, el Pacto de Varsovia -formado por la Unión Soviética y los países comunistas de Europa del Este- se regía por una lógica similar.

El artículo 5 no incluye a Ucrania, que no es un país de la OTAN, pero sí a sus vecinos como Polonia, Rumania y Lituania.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que está orgulloso de dar la bienvenida a Finlandia a la OTAN. “Fortalecidos por nuestro nuevo aliado Finlandia, seguiremos preservando la seguridad transatlántica, defendiendo cada centímetro de territorio de la OTAN”, señaló ayer en un comunicado.

Con información de AFP y El País de Madrid