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Bolsonaro afianza el liderazgo

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A un paso: Jair Bolsonaro muestra un sombrero típico en la conferencia de prensa que realizó el viernes. Foto: AFP

Brasil vive dos semanas políticas decisivas

Hace eficaz manejo de redes sociales; Haddad, del partido de Lula, intenta ganar 8 puntos.

Cuando los brasileños terminaron de votar el domingo pasado, habían desplazado a figuras poderosas de la política, partidos políticos que habían dominado desde hace años fueron reducidos a perdedores, y el populista de extrema derecha del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, un militar retirado y diputado desde hace siete períodos, de 63 años, hizo impacto al triunfar por 18 puntos sobre Fernando Haddad, un académico de 55 años que reemplazó a Luiz Inácio Lula da Silva como candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT). En síntesis, fue el cambio político más arrolador que Brasil ha visto desde que retornó la democracia en 1985.

"Lo que estamos observando es el colapso de nuestro sistema actual", indica María Herminia Tavares de Almeida, experta en ciencias políticas de la Universidad de São Paulo, a The New York Times.

Y, las primeras encuestas con vista al balotaje, en el que los brasileños votarán en exactamente dos semanas, apuntan a la victoria de Bolsonaro porque tiene una diferencia difícil de descontar.

"En la jerga de las empresas de encuestas, cuando los gráficos de línea muestran un diseño que distancia a un competidor de otro de manera clara, se dice el yacaré abrió la boca. Y, cuando la abre, es difícil de ser cerrada. El hecho es que una victoria de Haddad significaría cambiar en 15 días todo lo que el electorado brasileño hizo el domingo pasado, cuando barrió a figuras tradicionales de la política", señala el periodista de O Globo, Merval Pereira, en una columna publicada ayer. "La situación es tan grave, que el PT aceptó una derrota simbólica de relevancia, al permitir que Haddad borrara de su publicidad el rostro de Lula y, más que eso, cambiara el color rojo de la propaganda, por el verde y amarillo típico de la campaña de Bolsonaro".

Fernando Haddad participa, en San Pablo, de un encuentro con grupos vinculados con la cultura como parte de su movilización. Foto: Reuters
Fernando Haddad participa, en San Pablo, de un encuentro con grupos vinculados con la cultura como parte de su movilización. Foto: Reuters

Describe que ahora, la campaña del PT muestra a chicas y chicos con la camiseta de la selección brasileña, con la mano en el corazón en señal de respeto y mirando hacia el horizonte, "dignos del realismo socialista de los triempos de Stalin en la Unión Soviética. Y, la desaparición de la figura de Lula de los carteles hace recordar el hábito estalinista de borrar las fotos de los que caían en desgracia en el régimen comunista, mucho antes de la aparición del photoshop".

Pereira puntualiza: "Es claro que el PT no llegó a ese punto, y que Lula continúa siendo el gran líder".

Agrega que debido al alto grado de rechazo a Lula y al PT, el director de Ibope, Carlos Augusto Montenegro, señala que si el expresidente fuera candidato en la actualidad, podría perder la elección.

Eficacia.

A medida que digieren y analizan el nuevo panorama político después del resultado estremecedor de la primera vuelta electoral, los expertos en ciencias políticas y académicos coinciden en destacar que el fenómeno generado por Bolsonaro puede cambiar de manera definitiva la manera cómo se hacen las campañas electorales en Brasil. De forma contraria a lo que hicieron sus rivales que tuvieron mucho más tiempo de aparición en la televisión nacional —se les adjudica en función del tamaño del patido— y presentaron publicidad afinada, Bolsonaro desarrolló una campaña básica, de bajo costo e impulsada principalmente por las redes sociales. Sus adherentes crearon cientos de grupos en WhatsApp —que es usado por la amplia mayoría de los brasileños— para compartir información de la movilización, anécdotas, memes y teorías conspirativas.

Victor Piaia, un sociólogo de la Universidad Estatal de Río de Jeniro, que estudia la comunicación política, indica a The New York Times que no resulta claro el grado de coordinación que la campaña tuvo con los grupos de chat. Pero, precisa que es evidente el papel que jugó para manejar la narrativa política y se benefició de una plataforma de mensajes que tiene un efecto de amplificación. Agregó que este tipo de comunicación es menos en escala jerárquica, debido a que "todos son los curadores de su propio contenido, y eso hace que la información que se distribuya resulta más atractiva".

Por ejemplo, Piaia menciona la eficacia que mostró la campaña de Bolsonaro para dirigir el voto, porque "mientras otros partidos políticos distribuían panfletos en las calles, su campaña dedicó varias semanas a enviar mensajes a través de los grupos de WhatsApp con los nombres de los candidatos que apoyaba".

Bolsonaro no pudo participar de gran parte de la movilización electoral, debido al ataque del que fue víctima el 6 de septiembre, en un acto en Minas Gerais, y que le causó heridas graves. Su presencia en la campaña se concretó a través de las redes sociales y con difusión de mensajes precisos en videos.

El viernes, Bolsonaro agregó a su estrategia electoral la primera conferencia de prensa, en la que resaltó que va a jugar pesado en el problema de la inseguridad. "Vamos a enfrentar la inseguridad para que nuestro pueblo tenga paz, vamos a buscar países del primer mundo para aprovechar su tecnología y traer felicidad a nuestro pueblo", sostuvo.

Mientras, Haddad intenta reducir la diferencia que lleva Bolsonaro hacia el balotaje. Si bien se muestra optimista al asegurar que solo debe avanzar un poco más de ocho puntos para superar a su rival, sabe que la brecha es grande.

Por eso, entre otras acciones busca un acercamiento con la Iglesia Católica.

Asimismo, ha ratificado el apoyo a las políticas sociales que aplicaron los gobiernos del PT destinadas a los más necesitados y que permitieron sacar a unas 24 millones de personas de la pobreza.

Por otra parte, Haddad, anuncia que planea enviar al Congreso proyectos de ley para las reformas fiscal y bancaria, si es elegido en el balotaje.

También manifiesta que tiene el propósito de usar el 10% de las reservas de divisas extranjeras de Brasil para financiar proyectos de energía eólica y solar en el noreste del país.

Perspectiva.

Más allá de las posiciones divergentes que tienen los dos candidatos, los expertos en ciencias políticas Carlos Pereira, de la Fundación Gétulio Vargas y Carlos Ranulfo, de la Universidad Federal Minas Gerais, coinciden —en declaraciones que recoge la periodista de O Globo Miriam Leitão— que, al menos en un primer momento, la democracia no se encuentra en riesgo en Brasil.

Pereira señala que "tenemos instituciones muy sólidas", aunque puntualiza que si Haddad llega al gobierno e intenta limitar a las instituciones de contralor, la sociedad va a reaccionar, y si el presidente es Bolsonaro e intenta desprestigiar las instituciones legislativas, la sociedad también reaccionará. Advierte que esas reacciones tienden a llegar a una escala de otro nivel de violencia.

Por su parte, Ranulfo estima que "es claro que la democracia no está amenazada, pero no subestimo el riesgo de un eventual gobierno de Bolsonaro". En ese sentido dice que Bolsonaro tiene una mala relación con la democracia y estimula en la sociedad agresiones y violencia, lo que es parte de una corriente muy conocida en el mundo.

Rechazo: una manifestación contra Jair Bolsonaro, en San Pablo. Foto: AFP
Rechazo: una manifestación contra Jair Bolsonaro, en San Pablo. Foto: AFP

Pereira considera que si bien hay gran renovación del Congreso, la media de la cámara sigue siendo de centro-derecha, lo que daría más condiciones de gobernabilidad a Bolsonaro.

Pero, Ranulfo ve que, a pesar de la renovación, la tendencia es la misma con la cual el PT gobernó.

Pereira considera que habrá problemas si Bolsonaro intenta repetir el estilo del ex presidente Fernando Collor de Mello, de gobernar relacionándose directamente con el público, sin la intermediación legislativa ni de los partidos. FUENTES: O GLOBO-GDA, THE NEW YORK TIMES, AFP, EFE Y REUTERS

Temer confía en unidad del país tras la elección

"Tenemos que comprender que la elección es un momento político-electoral, en el que es natural que haya divergencia; lo que no puede haber es violencia", afirmó el presidente de Brasil Michel Temer, tras participar de una ceremonia de homenaje al 87° aniversario del Cristo Redentor de Río de Janeiro.

"Tengo absoluta convicción de que, tras las elecciones, Brasil estará reunificado".

"Es claro que cada vez que se habla de violencia tenemos que preocuparnos. Por eso, necesitamos combatirla como estamos haciendo todos", enfatizó.

La jugada del PT para disociarse

La resistencia que suscita Lula en gran parte de la sociedad brasileña vuelve más difícil que su elegido Fernando Haddad construya una alianza de "fuerzas democráticas" para aislar a Jair Bolsonaro, al estilo del Frente Republicano formado en Francia, que bloqueó a la extrema derecha liderada por Jean-Marie y Marine Le Pen.

Quizás consciente de la situación, Luiz Inácio Lula da Silva pidió el martes pasado a Haddad que no siga visitándolo en la cárcel de Curitiba, como hacía todos los lunes, y que se dedique a la movilización electoral, de acuerdo con lo que manifestó la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffman. Habrá que ver hasta qué punto Haddad logra autonomía de su mentor y qué repercusión tiene esa jugada de disociación en la intención de voto para el balotaje.

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