Virginia se levantó y lo primero que vio fue agua. Agua al borde de la cama, agua entrando por debajo de la puerta, agua empapando los colchones y la ropa.

“Me di cuenta como a las siete y algo de la mañana. Llamé a mi pareja y le dije: ‘Se llenó la casa de agua’. Empezamos a mirar y se había desparramado por todos lados. Mis hijos estaban durmiendo y los pasé para mi cama, mientras empezamos a sacarla. Lo primero que atiné a hacer fue llamar al 911 y me pasaron un número de la intendencia”, contó Virginia, vecina del asentamiento Seis Barrios Unidos, a El País.

En su rancho de chapa “hecho así nomás”, que con el mínimo viento las paredes tiemblan, lo único que se salvó fue un caloventilador, ropa seca, la heladera y una tele. Esas pocas pertenencias, hasta ayer de tarde, eran custodiadas por su pareja, bajo el agua. “Si dejamos la casa sola, capaz las roban. Lo poco que tenemos nos costó mucho”, explicó ella. Virginia y sus hijos de cuatro y 10 años son algunos de los vecinos del Municipio F que ayer debieron ser evacuados por la incesante lluvia que cayó en Montevideo desde la madrugada.

Una tormenta así, con precipitaciones acumuladas superiores a los 100 milímetros en las zonas más afectadas, es inusual. “Llovió en pocas horas lo que llueve en un mes”, ilustró el director de Desarrollo Ambiental de la Intendencia de Montevideo (IMM), Guillermo Moncecchi, en rueda de prensa.

Pasado el mediodía, cuando el jerarca reportó las actuaciones del gobierno departamental, solo siete personas habían tenido que ser trasladadas al Polideportivo de la Escuela Nacional de Policía. Sin embargo, sobre las 16:00 horas, cuando El País visitó las instalaciones, ya eran cinco las familias evacuadas y se estaba coordinando el traslado de una más. “Andate en el ómnibus, hay que ir a buscar gente”, le pidió el alcalde blanco del Municipio F, Juan Pedro López, a uno de sus compañeros.

Mientras, en el gimnasio, seis niños jugaban con una pelota de básquetbol. Una de las familias terminaba su plato de pollo con fideos, servido por jóvenes policías.

Concejales de todos los partidos, funcionarios de la comuna, del municipio y del Ministerio de Desarrollo Social ayudaban a acondicionar el lugar. Pusieron colchones, tendieron frazadas, prepararon café, entraron estufas y garrafas. Afuera, persistía la lluvia helada.

Virginia no sabe aún qué le depara el mal tiempo ni cómo hará para recuperar lo perdido. “La idea es quedarme acá hasta el domingo. La lluvia va a seguir y el sábado se viene el viento. Y como te dije, si viene aunque sea un vientito, en mi casa se mueve todo. No tenemos familia que nos ayude”, señaló, sentada en uno de los bancos del gimnasio, mientras su hija pequeña le reclamaba mimos.

Foto: Estefanía Leal

Tanto Moncecchi como el alcalde López, representante de la oposición capitalina, destacaron la preparación que hubo esta vez. No obstante, desde filas nacionalistas cuestionaron la falta de previsión de la intendenta Carolina Cosse (ver recuadro).

El miércoles, ante el pronóstico adverso del Instituto Uruguayo de Meteorología, la comuna hizo un mantenimiento preventivo de 120 bocas de tormenta que podrían ocasionar problemas y retiró elementos que entorpecieran la circulación del agua en cañadas y cunetas. Además, Moncecchi contó que el personal de la IMM trabajó durante todo el día y procuró dar respuesta a los 214 reclamos que la ciudadanía había hecho hasta entonces. “El sistema de drenaje de la ciudad ha respondido muy bien”, valoró el jerarca en diálogo con la prensa.

Exactamente 19 meses antes, el 17 de enero de 2022, la infraestructura de Montevideo fue puesta a prueba por uno de los peores diluvios de los últimos tiempos. Fue una situación generalizada que, en algunos barrios, llevó a que los contenedores y autos flotaran en medio de la calle, arrastrados por el agua de lluvia acumulada.

Foto: Francisco Flores

“La situación de hoy es muy diferente. Entonces se inundaban cuadras enteras, hoy son casos específicos”, señaló a El País el alcalde del Municipio F.

¿Por qué se llenaron de agua las viviendas de estas cinco familias, que viven en distintos barrios? “Por falta de limpieza, porque la casa está más abajo de lo que tiene que estar, porque la cañería del vecino tapó lo que no debía tapar”, planteó López, que destacó algunas intervenciones de la IMM y de su municipio en estos 19 meses.

“Hay que dejar las banderas a un lado. Lo peor que podemos hacer es entrar en la política con situaciones críticas. Hoy la finalidad del municipio es acoger, dar abrigo para que ellos no estén bajo el agua”, señaló.

López le prometió a una familia del barrio Nuevo España alcantarillas para que, cuando el agua vuelva a arreciar, la inundación no se repita.