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El 6% que aún no se vacunó contra el COVID-19 lo hizo por “convencimiento”

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Grupos antivacunas manifestando en contra de las restricciones en las actividades exclusivas para vacunados. Foto: Marcelo Bonjour
Protesta de grupo antivacunas liderado por Gustavo Salle contra las medidas tomadas por el gobierno ante la pandemia de coronavirus Covid19 en la puerto del Auditorio Adela Reta durante el Homenaje al Grupo Asesor Cientifico Honorario (GACH), en Montevideo, ND 20210708, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais, cartel Pase verde abuso de poder
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

PANDEMIA DEL CORONAVIRUS

El MSP se pregunta quiénes son y dónde están. Los dividen en tres grupos: los que ignoran sus beneficios, los que los niegan, y por último unos “pocos” que no han podido acceder.

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Uruguay cuenta actualmente con más del 77% de su población con al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19. La meta inicial del gobierno, siguiendo los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue alcanzar al 70% de la población inmunizada, una cifra que ya se logró y que hoy se califica como “insuficiente” para lograr la inmunidad de rebaño, según los científicos. Aunque es innegable el buen porcentaje de vacunación que logró Uruguay en los últimos meses, también es cierto que hay un 6% de la población que no ha recibido la vacuna contra el COVID-19.

El Ministerio de Salud Pública (MSP) está analizando hoy cómo alcanzar a ese 6%, que equivale a un total de 212.000 personas y que surge al restarle al total los menores de 12 años -que aún no están autorizados a recibir la inmunización y significan un 17% de la población uruguaya.

A pesar de que la campaña de vacunación comenzó hace más de siete meses y todas las franjas etarias han podido acceder al sistema, día a día ese porcentaje disminuye porque se siguen administrando primeras dosis. Sin embargo, es probable que quienes no se vacunaron hasta el momento representen a un núcleo más duro de la población que, por distintos motivos, prefirió no recibir las dosis correspondientes.

Consultado al respecto, el director general de la Salud, Miguel Asqueta, dijo a El País que “es posible” que quienes aún no se vacunaron contra el COVID-19 lo hayan hecho “en su mayoría por un tema de convencimiento” y no por la “falta de accesibilidad” a los vacunatorios y a la agenda electrónica. “La disponibilidad para hacerlo está -y esto no lo digo yo, lo dicen los números, porque el que quiera vacunarse hoy, puede-”, sostuvo Asqueta.

Aunque en términos relativos todos los departamentos han logrado una buena adhesión a la vacunación, hay algunos en donde la presencia de ese “núcleo duro” se ve claramente en los números. Estos son principalmente Canelones, Tacuarembó, Soriano y Cerro Largo.

En Tacuarembó aún resta casi un 20% de la población sin la primera dosis. Por su parte, el director departamental de Salud, Juan Motta, dijo a El País que es “complejo” establecer un perfil concreto para las personas que no se vacunan en el departamento. “Hay de todo, tanto personas de nivel socioeconómico alto como otras que tienen una situación más comprometida. Es algo que escapa a los niveles educativos porque también hay profesionales aquí que no creen en las vacunas” explicó Motta.

El director departamental de Canelones, Diego García, coincidió con Motta y dijo que “el problema con quienes prefieren no vacunarse es transversal” y se ve en una variedad de personas en el departamento.

En este sentido, Asqueta dijo que son “principalmente tres” los factores que se atribuyen a que ese porcentaje de la población no está vacunado. “En primer lugar, posiblemente un número determinado de personas no se vacunó por no conocer el beneficio real de las vacunas y se trata de personas bien intencionadas que simplemente creen que esta vacuna no es buena e ignoran los buenos resultados que trae”, o reclaman información adicional porque temen por posibles efectos adversos, explicó el jerarca.

El segundo grupo “aún se explica por la falta de acceso”, según Asqueta, aunque sostuvo: “El MSP hizo miles de planes en este sentido, como la campaña pueblo a pueblo, el empresa a empresa y el barrio a barrio. Todos partieron desde un diagnóstico social porque en el interior se veía a algunas poblaciones que no podían desplazarse y se pudo llegar a esas personas, pero quizá queden algunas”.

Una mujer sostiene en su mano dosis de la vacuna contra el nuevo coronavirus. Foto: AFP
Una mujer sostiene en su mano dosis de la vacuna contra el nuevo coronavirus. Foto: AFP

Por último, el titular de la Digesa dijo que el tercer grupo entre los no vacunados se compone de “quienes probablemente signifiquen el mayor número, en comparación a los grupos anteriores, y son los catalogados como ‘antivacunas’ que niegan el beneficio de la vacunación”. Con respecto a este último grupo de personas, Asqueta dijo que “cada uno es libre de pensar como quiera”, pero advirtió que, en este caso, “es como negar la luz del sol”.

“La esencia de la salud pública en las sociedades es proteger tanto a uno como a los demás, y eso es lo que no están haciendo esas personas”, dijo el jerarca.

El riesgo Delta.

Tanto a nivel mundial como en Uruguay se ha visto que la variante Delta, más transmisible que la forma original del virus, ataca en mayor medida a las personas que no cuentan con la inmunización contra el nuevo virus.

En el momento en el que se detectó la presencia de la variante en el país se supo que de los 86 casos iniciales solamente seis tenían las dos dosis contra el COVID-19. En este sentido, el ministro Daniel Salinas dijo que esta “es una epidemia dentro de la epidemia que se da sobre los no vacunados”.

Además, la cartera de Salud confirmó hace algunas semanas que la presencia de la variante india en Uruguay ya tiene carácter “comunitario” y los casos dejaron de ser importados a través de personas que vienen del exterior. A partir de esto, Asqueta reflexionó que las personas en contra de la vacunación ahora “no solo se hacen daño a sí mismas, sino a todo su alrededor” porque la variante “tendrá mayor disposición a intervenir allí”.

Mejor adhesión en Canelones

En un comunicado emitido hace más de tres semanas, el Ministerio de Salud Pública advirtió que la presencia de varios brotes en el departamento de Canelones se debía a “casos índices” en personas no vacunadas. Ahora se dio un “efecto llamativo” en las localidades donde hubo estos casos, según advirtió a El País el director departamental de Salud, Diego García. “Se ha visto que en esos lugares hubo una mayor concientización y los números de vacunación mejoraron”, explicó García.

Aunque Canelones es el departamento con el índice de vacunación más bajo, con un 64,9% de la población inmunizada, García sostuvo que se está “haciendo todo lo posible” por llegar a toda la población del departamento.

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