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Washington Abdala: “Lacalle es un líder emergente internacional”

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Washington Abdala. Foto: Leonardo Mainé
@maineleo

ENTREVISTA

El embajador uruguayo ante la OEA elogia el rumbo del gobierno y advierte que los socios son los permanentes y no los amigos, y a partir de esa idea defiende las negociaciones de TLC con China.

Habla. Washington Abdala es muchas cosas -abogado, colorado, exdiputado, docente, escritor, conductor de televisión, abogado del sindicato policial, embajador uruguayo ante la Organización de Estados Americanos (OEA)-, pero sobre todo es un hombre que habla. Habla de todo lo que le apasiona -desde la ciencia política hasta Peñarol y las redes sociales- aunque se mantiene muy atento de no caer en la “inhibitoria constitucional” que le pesa por el cargo que ostenta en el organismo multilateral, y por eso algunas de sus respuestas sobre la actualidad nacional y de política interna, son limitadas. Pero hay algo en lo que sí se extiende en esta entrevista con El País -en el marco de una breve visita a Uruguay para participar de las conferencias de la Unesco por el Día Mundial de la Libertad de Prensa-: en halagar el rumbo del gobierno.

-Cuando se le ofreció este cargo, no lo dudó, ¿no?

-No lo dudé, porque todo lo que fuera darle una mano al presidente, lo iba a hacer.

-Ha tenido una infinidad de facetas: diputado, humorista, panelista de televisión, conductor de un programa…

-Y ganador de un Iris (se ríe). Incluso llegué a tener un largo ciclo de entrevistas políticas en VTV. Tuvimos un rating espectacular. A mí me hace bien ser versátil, porque cuando uno es unidimensional o unidireccional, se agota. En mi caso llegó un momento en que la política partidaria me saturó. No resistí más emocionalmente. Estoy escribiendo libros desde que me conozco y a algunos les ha ido muy bien. También, aunque es vergonzoso hablar de uno mismo, considero que siempre fui muy avanzado en el tema de las redes sociales. Antes estaba en esa desesperación de que me siguieran cinco, 10 personas más; después llegó un punto en el que dije que no tenía que andar demostrándole nada a nadie por tener 50 seguidores más.

-¿Y la faceta de ahora será la última?

-Espero no morirme en estos días (sonríe). Yo soy un tipo que a la vida no le pido mucho, aunque suene a sanata uruguaya, a humildad en clave de impostura, que a veces los uruguayos tenemos. Yo no soy así. Tengo prioridades. Mi familia es la número uno. El futuro es siempre incierto: capaz que vuelvo al stand up, espero que no (vuelve a sonreír).

-¿Cómo ve hoy la situación de Venezuela? Da la sensación que para la OEA dejó de ser un asunto de primer orden y que en cierta forma se normalizó el régimen de Nicolás Maduro. ¿Es así?

-Tengo que tener cuidado por la inhibitoria constitucional. Pero lo que puedo decir, y sin cometer un error violatorio de ninguna norma, es que desde el punto de vista analítico todos los procesos tienen un tiempo de maduración.

-¿Pero por qué se habla menos de Venezuela?

-La impresión que tengo es que probablemente hay otro tipo de fenómenos que han aparecido que son tan sorpresivos por su extremismo, que nos han shockeado, como lo que pasa en Nicaragua. Entonces no siempre tenés la cabeza como para estar en todos los temas. Nadie se olvida de Venezuela. Todos sabemos lo que está pasando allí. Lo que pasa es que los últimos siete, ocho meses, lo de Nicaragua ha sido impactante.

-Hace poco estuvo en los titulares de los medios uruguayos, cuando no acompañó una resolución de la OEA que condenaba la invasión rusa a Ucrania por órdenes de Cancillería, algo que corrigió de inmediato por la intervención directa de Luis Lacalle Pou. ¿Cómo vivió esas horas?

-Eso fue nada en términos de coyunturas. Fueron unas horas en las que simplemente se organizó la voluntad del Uruguay. Yo respeto puntualmente lo que la Cancillería define y fue simplemente una meditación sobre lo que había que tomar como decisión, y se hizo lo más rápido posible. Se hizo en menos de 32 horas. Creo que a veces se pueden agigantar un poco las cosas.

-No quedaron heridas, entonces.

-No, al contrario. Yo estoy para sumar. Uruguay, en temas centrales, se supone que tiene que tener las posiciones principistas que tiene, y que ha tenido siempre.

-¿Qué expectativas tiene de la reunión que Uruguay intenta coordinar entre Lacalle Pou y el presidente Joe Biden en el marco de las Cumbres de las Américas?

-Si se concreta… El propio Antony Blinken felicitó a Uruguay por su papel en la ONU y en la OEA. Me quedé feliz, porque dijo que éramos una voz fuerte y de alguna forma la replicamos nosotros. Ellos saben que para la región somos un faro democrático, republicano, liberal, humanista. Uruguay tiene además posibilidades por encima de sus sectores naturales, el potencial agroexportador, eso va de suyo. Hay otra área, mezclada con un tema de nuevo formato interno, que le puede dar al país posibilidades inimaginadas. Y yo creo que a eso hay que apostar y creo que eso es lo que está haciendo el presidente. Porque creo, de alguna forma u otra, que lo que va haciendo Lacalle en los periplos internacionales es presentar a este nuevo Uruguay en sociedad.

"Sabemos lo que pasa en Venezuela, pero otros fenómenos sorpresivos nos han shockeado”.

Washington Abdala
Washington AbdalaEmbajador de Uruguay ante la OEA

"Hay que hacer lo mejor para Uruguay. Los países no tienen amigos. Lo que tienen son intereses”.

Washington Abdala
Washington AbdalaEmbajador de Uruguay ante la OEA

-¿Por qué un nuevo Uruguay?

-Porque el mundo le cambia la dirección a los países. Si te quedás en las economías del pasado, en donde no te acelerás en torno a lo nuevo, te perdés oportunidades. La tecnología del conocimiento, la información, la alfabetización digital, todo eso que en Uruguay ha sido un acervo muy importante, probablemente tenga que ser hiperpotenciado. Yo creo que va por ahí la bocha. Y el presidente esto lo entiende.

-¿Cómo tomó las voces que surgieron desde su partido acerca de que Uruguay debe analizar serenamente el Tratado de Libre Comercio (TLC) con China en el marco de la guerra de Rusia y la reconfiguración del escenario geopolítico mundial?

-No puedo emitir opiniones de carácter político.

-Pero más allá del componente político, ¿Uruguay tiene que ponderar con quién hacer un TLC?

-Siempre hay que tener en cuenta lo mejor para el país. Y los países no tienen necesariamente amigos. Lo que tienen son intereses.

-¿Cómo ve esta suerte de puja entre Estados Unidos y China por la cercanía con Uruguay? ¿El gobierno tendría que ser consciente de las consecuencias de los vínculos con las potencias y de lo que puede implicar acercarse a China en su relación con Estados Unidos?

-Creo que el presidente, y repito, sin entrar en inhibitoria constitucional, va en la línea correcta. O sea, no se te puede pedir exclusividad en nada. Si mañana alguien te plantea exclusividad me parece que es no entender la filosofía y la forma de ser del Uruguay.

-¿Habla con los embajadores de Brasil, Argentina y Paraguay sobre la apuesta de Lacalle Pou de ir hacia un Mercosur más flexible?

-Sí, claro. Cada país hace su propia lectura… Yo creo que el presidente, y no quiero que suene burdo, está despegado de muchas cosas. Está despegado de la mirada humanista, de la mirada liberal; está despegado en el sistema político uruguayo por mucho; es un tipo que logra ver a profundidad. Para mí es gigantesco. Me parece que está en un nivel que dentro de poco tiempo, o ya mismo, la sociedad uruguaya va a ir reconociendo. Es un líder emergente internacional. Lacalle va rumbo a consolidarse, dentro de muy poquito tiempo -y si no se está consolidando ya-, como un referente de mirada internacional muy lúcida. Y además tiene el don de la palabra, el don de la ubicación, el don de la sutileza: es un individuo que es firme siendo sutil. No tiene necesidad de una arrogancia que la política tuvo hace no muchos años.

-Usted ha escrito que está convencido de que el gobierno como tal fue ratificado en las urnas tras la confirmación de la LUC en el referéndum del 27 de marzo.

-Lo que traté de hacer es leer las cifras de la primera y segunda vuelta de 2019, las elecciones departamentales y esta última elección. Miré los cuatro resultados y leí que son convalidaciones. En algunos casos por un amplio margen y en otros por cifras algo más magras. Pero esto, lo digo con respeto, es como en el fútbol: los goles a último minuto valen igual. Y acá también. Los resultados, aunque ajustados, de alguna forma han convalidado. Y el factor vital fue el presidente. El presidente, por eso decía que está despegado, es un comunicador con una naturaleza muy especial. Lacalle Pou tiene la condición de poder hablar en cinco dimensiones distintas. Puede estar hablando para el público masivo, para sus adversarios, para el público local, para el lector de redes que lo está visualizando y para el periodismo que de alguna forma puede ser inquisitivo con él. Y eso no es muy normal, eso no es muy cotidiano, no es una cosa que uno vea todos los días. Lacalle tiene algo de seminativo digital, además. Lo agarra bien todo este mundo, donde puede comunicar de manera sintética. Puede ser muy concreto. Así que creo que él ha sido un factor definitorio en todo este tiempo. Y estamos hablando de un individuo que tiene 48 años pero parece tener la madurez de un estadista, de un tipo que ya se consolida como estadista. En otras épocas estos tipos eran de 50, 60, 70 años. La verdad es que Lacalle Pou hoy es eso. Y yo creo que en parte tiene algo natural, que es cierta empatía. Hay gente que tiene empatía y tiene carisma.

-¿Por qué también ha dicho que le parece inadecuado hablar en Uruguay de la derecha, pero no de la izquierda?

-Por derecha se pretende que solo esperamos los beneficios del mercado y no una acción del mercado. Lo cual convengamos que ni los colorados ni los blancos tienen ese tipo de perspectiva, y creo que la gente de Cabildo Abierto tampoco la tiene y menos la tiene el Partido Independiente, que claramente es socialdemócrata. Y me parece que lo mínimo a respetarle al otro es su autoidentidad.

-¿Tiene pensado volver a la política?

-No, ni pensado ni nada.

La historia de su frase más famosa

Washington Abdala también es el soldado del Foro Batllista, aunque a esta altura de la vida no muchos recuerden por qué ni para qué. Todos saben que esa frase inmortal es difícil disociarla de su nombre, pero pocos conocen el origen de este invento.

-Yo no tenía un peso para hacer aquella campaña electoral, que era una interna contra Óscar Magurno en 1999. Entonces fui a ver a (el publicista Francisco) “Pancho” Vernazza. ‘No sé cómo hacer para ganarle a este hombre’, le dije. Me dijo que le diera tres días. Cuando volvimos a vernos, me miró y me dijo: ‘¿Vos te bancás una frase que te voy a decir?’. ‘Yo me banco lo que quieras’, le respondí. ‘Washington Abdala, el soldado del Foro Batllista. Yo te lo pongo en los informativos, en el prenoticiero y en la salida. Con los pocos mangos que tenés es lo único que podemos hacer. Nada más. Ahora, te quiero decir la verdad. Morís con esto, eh. Morís con esta estaca’. ¿Qué quería decir con eso? Que me llevaría eso a la tumba. ‘Se la vamos a meter como un caño en la cabeza a la gente’, me dijo. ‘¿Yo gano?’, le pregunté. ‘Ganás’, me contestó Pancho. Y así fue, por 2.000 votos. Pero sigo siendo el soldado del Foro Batllista (se ríe).

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