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Gobierno relativiza vertido en planta de UPM y habla sobre tiempos de recuperación del cauce afectado

Informe señala fallas de control por parte de la empresa, admite mortandad total de peces en la zona y reconoce que una multa económica tendrá poco efecto sobre la empresa.

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Foto: Estefania Leal

Redacción El País
El vertido de soda cáustica en el arroyo Sauce, afluente del Río Negro, producido a mediados de agosto en la planta de UPM en Paso de los Toros, ocasionó la pérdida de algunas especies vegetales de flora acuática y arraigada. Posiblemente también la destrucción de microalgas de diferentes variedades, además de la mortandad de unas 250 mojarras, bagres, cabezas amargas y castañetas. “No fueron muchas”, destacó en el Parlamento el director de Evaluación y Calidad Ambiental del Ministerio de Ambiente, Eduardo Andrés.

El Ministerio de Ambiente presentó ante el Poder Legislativo un informe preliminar sobre el impacto del incidente. Allí se indica que en los últimos días la diversidad de especies en el lugar es “un poco menor” que aguas arriba.

Los datos, destacó Andrés ante la Comisión de Ambiente de la Cámara de Representantes, indican que la “evolución natural” del arroyo se está produciendo. “No tengan temor porque va a recuperarse”, aseguró.

“No va a demorar mucho”, agregó. Y aseguró: “De hecho, si uno mira las fotos de hace una semana, verá que no hay evidencia de que haya pasado algo allí”.

A la fecha, el ministerio dice tener constancia de la existencia de peces y bivalvos en la zona, que ha demostrado una resiliencia tal que le permitirá recuperarse en algunos meses, o quizá en un año.

Con todo, el propio ministerio admite en su informe que el incidente derivó en la muerte de todos los peces que vivían en ese tramo del curso. Lo mismo le sucedió a algunos peces en la laguna en que descarga el arroyo.

Durante la presentación ministerial, la semana pasada, Andrés sostuvo que la mortalidad y la posible destrucción de alguna parte de la biota del curso de agua fue, quizás, de unos “cientos de metros” a partir del vertido.

El motivo oficial del incidente fue, según el informe ministerial, una filtración en una pileta de control, que infiltró hacia la tierra y desde allí percoló al arroyo.

Fue detectada el 16 de agosto por un vecino que descubrió la presencia de agua con características anormales y peces muertos en el arroyo.

“Lejos de querer minimizar el hecho”, el ministro Robert Bouvier precisó ante los legisladores que la “descarga incontrolada” totalizó 950 metros cúbicos de líquido, en el que el volumen de soda altamente concentrada involucrado fue de 50 metros cúbicos, al cincuenta por ciento. Las lluvias caídas esos días ayudaron a diluir el vertido. El efluente de esa pileta no estaba de acuerdo con el Plan de Gestión Ambiental de Operación al que se había comprometido la empresa. Por ese motivo fue que se le impuso a la firma, destacó el secretario de Estado, una multa de 1.000 unidades reajustables (algo más de $ 1.600.000), de un máximo posible de 3.500.

Bouvier adelantó que se evalúa multar también a UPM de acuerdo a la afectación ambiental que tuvo el incidente. El abanico allí es amplio: la Ley de Urgente Consideración (LUC) actualizó los rangos y los ubicó entre los US$ 400 y los US$ 4 millones. Este valor máximo, hizo notar el diputado Rafael Menéndez (Cabildo Abierto) representa apenas dos días de utilidades para UPM.

Así lo reconoció el ministro Bouvier, que ante sus interlocutores apeló más a la efectividad de las “sanciones de difusión pública” que, a su entender, afectan a la empresa en su reputación mucho mas que si se trata de una multa económica.

Además

Sensores sin control y el recuerdo de Chernobyl

En su informe, el ministerio descartó una falla en los sensores colocados para detectar los posibles filtrados. Lo que pasó, se indicó, fue una “inobservancia por parte de la empresa de las señales que estaban entregando esos sensores”. La actitud de la empresa generó críticas de todos los diputados. “Suerte que había un paisano en una esquina”, celebró Eduardo Lust ( Partido Ambiental Constitucional y ex Cabildo Abierto). “Menos mal que esto no es Chernobyl” apuntó su colega César Vega (PERI), que comparó el caso con el recordado acciden-te nuclear en Ucrania (ex Unión Soviética) ocurrido en el año 1986. “En Chernobyl los sensores también estaban diciendo que algo estaba pasando”, dijo el legislador.

En esa planta atómica apuntó, “dieron orden al encargado de no actuar”.

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