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Tabaré Vázquez, el dirigente más importante de la historia de la izquierda

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Tabaré Vázquez asumiendo la primera presidencia. Foto: El País

LUTO

No recorrió los pasos de un político tradicional, ya que saltó directamente a una postulación a la IMM en 1989, desafío que conquistó. Después, llegó el gran premio: dos veces el sillón presidencial.

El expresidente Tabaré Vázquez falleció ayer a las tres de la mañana en su casa del Prado, acompañado de sus familiares más cercanos, debido a un cáncer de pulmón que combatía desde el año pasado.

Nacido el 17 de enero de 1940, Vázquez fue dos veces presidente de la República (2005-2010 y 2015-2020), luego de ser intendente de Montevideo entre 1990 y 1994. Esas responsabilidades lo convirtieron en el primer dirigente del Frente Amplio (FA) y de cualquier partido de izquierda en ejercer cargos ejecutivos en el Uruguay.

Su designación como candidato a la intendencia capitalina en 1989, cuando era solo conocido por su labor profesional y su actuación deportiva, representó el inicio de una carrera política vertiginosa que lo llevó a convertirse en una de las figuras centrales del país en los últimos 30 años.

En agosto del año pasado, cuando transitaba la parte final de su segundo mandato y pocos meses después del fallecimiento de su esposa María Auxiliadora Delgado, se le diagnosticó un cáncer de pulmón. Él mismo lo anunció públicamente, pero aseguró que continuaría ejerciendo la presidencia de acuerdo con los compromisos asumidos. En septiembre se informó que había superado con éxito el tratamiento e iniciaba una etapa de evaluación. “Tengo la esperanza y el deseo de poder poner la banda presidencial al próximo presidente de la República”, declaró el 27 de octubre, cuando fue a votar.

El 1° de marzo de 2020 pudo entregar la banda a su sucesor, Luis Lacalle Pou, pero poco después la llegada de la pandemia del coronavirus lo obligó a reducir sus apariciones públicas. Recibió en su casa a Lacalle Pou, mantuvo videoconferencias y tuvo una última participación en el Plenario del FA en octubre pasado, donde realizó una encendida defensa de la unidad de la izquierda. Días atrás conversó en su casa con José Mujica y Lucía Topolansky sobre la futura presidencia del Frente Amplio.

En las últimas semanas sufrió una recaída. Sin embargo, concedió una entrevista a Canal 10 en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, que fue emitida el 29 de noviembre en el programa El legado. Allí evocó su vida y su trayectoria.

Tabaré Vázquez. Foto: El País
Foto: archivo El País.

Sus inicios

Tabaré Ramón Vázquez Rosas nació en una familia de clase media baja, en La Teja. A los 24 años se casó con María Auxiliadora y tuvo con ella tres hijos: Ignacio, Álvaro y Javier. Luego adoptaron a Fabián.

La familia y la medicina representaron sus prioridades durante años. Si bien se afilió al Partido Socialista en 1968, las siguientes dos décadas cumplió poca actividad política. A partir de 1979 se desempeñó como presidente de Progreso, el club de su barrio.

Su prestigio como oncólogo y los triunfos de Progreso le dieron notoriedad a fines de la década de 1980. Hasta que entre 1987 y 1989 su papel destacado como responsable de finanzas de la Comisión Pro Referéndum contra la Ley de Caducidad llevó a los socialistas a pensar en darle un lugar alto en sus listas al Parlamento para las elecciones de 1989. Sin embargo, cuando Mariano Arana -que había sido el postulante del FA a la Intendencia de Montevideo en 1984-, rechazó volver a presentarse, se propuso en su lugar a Vázquez.

La Intendencia capitalina era uno de los grandes objetivos de la organización desde su creación en 1971, pero en aquel año 89 parecía amenazado por la crisis interna que llevó al alejamiento del sector de Hugo Batalla y del PDC.

Vázquez, candidato sorpresivo y con un discurso alejado del tradicional de la izquierda, le dio al FA su primer triunfo electoral al alcanzar 34,5% de los votos montevideanos. Desde el Palacio Municipal se mostró como un gobernante ejecutivo, acentuando ese estilo propio y ganando cada vez más popularidad. Eso determinó que para 1994 el líder histórico Líber Seregni le abriera el paso a la candidatura presidencial.

Ya bajo el formato ampliado del Encuentro Progresista, una de sus iniciativas, incluyendo como vice al exintendente blanco Rodolfo Nin Novoa, la izquierda registró un importante aumento en su caudal de votos (30,6%). Quedó casi empatado con colorados y blancos, en un electorado dividido en tercios, lo que representó un nuevo respaldo a su figura y su estrategia.

El peso de Vázquez en la estructura de la coalición siguió creciendo mientras competía por la conducción con Seregni y Danilo Astori, la otra figura emergente. Finalmente, en 1996 fue elegido presidente del FA, un puesto que dejó al año siguiente por una controversia interna con el edil Jorge Zabalza, pero retomó en 1998.

En 1999 volvió a ser el candidato presidencial del Encuentro. Y si bien perdió la Presidencia en el balotaje ante Jorge Batlle (54,1% contra 45,9%), convirtió a su fuerza política en la mayor del país (40,1% en la primera vuelta). Ese crecimiento electoral constante desde su irrupción, más la crisis que sacudió al país en 2002, convirtieron a Vázquez en el favorito para ganar las elecciones de 2004.

Tabaré Vázquez. Foto: El País
Foto: archivo El País.

Presidente

El 31 de octubre de 2004, en efecto, el Encuentro Progresista-Frente Amplio obtuvo la mayoría absoluta de los sufragios (51,7%), se impuso en la primera vuelta y Vázquez se convirtió en el primer presidente electo democráticamente que no pertenecía a los partidos fundacionales, un giro inédito en la historia política del país.

Como presidente impulsó una serie de reformas, apoyado en un contexto económico favorable: reinstaló los consejos de salarios, creó el Ministerio de Desarrollo Social implementando un “plan de emergencia”, aprobó una reforma tributaria, creó el Plan Ceibal e impuso severas restricciones al consumo de tabaco, ganándole incluso un juicio internacional a la multinacional Philip Morris. Asimismo, vetó una ley de aborto impulsada y aprobada por los legisladores del FA, y no pudo llevar adelante un tratado de libre comercio con Estados Unidos debido a resistencias locales y regionales. Pero, la principal piedra en su zapato resultó el conflicto con Argentina por la instalación de la planta de celulosa de Botnia (hoy UPM), para lo cual solicitó el respaldo del presidente estadounidense George W. Bush

Dejó la Presidencia con índices de aprobación superiores al 60%, pero no ocupó cargos en el gobierno de su sucesor, José Mujica, y se dedicó de lleno a la medicina. Recién en 2013 anunció que se postularía a un segundo mandato.

En las elecciones de 2014 derrotó en el balotaje a Luis Lacalle Pou (53,5% contra 41,2%), cuando el FA ya se había asegurado la mayoría parlamentaria como en 2004 y 2009. Además, se convirtió en la segunda persona que alcanzaba el máximo cargo en elecciones directas, luego de Julio Sanguinetti.

La segunda presidencia de Vázquez tuvo menos realizaciones, en el marco de un escenario económico que comenzó a complicarse. También encontró problemas en la interna del gobierno, luego de denuncias que llevaron a la renuncia de su vice, Raúl Sendic. Pese a todo, en enero de 2020, semanas antes de dejar el cargo, las encuestas le daban 54% de aprobación.

Tras el fallecimiento, el Poder Ejecutivo decretó tres días de duelo oficial con honras fúnebres y bandera a media asta en todas las reparticiones del Estado, tanto dentro del país como en el exterior.

vida pública y privada

Su gran vocación, la medicina

La gran vocación de Tabaré Vázquez fue la medicina, al punto que ni siquiera cuando fue presidente de la República dejó de ejercerla. Se recibió el 6 de diciembre de 1969, luego hizo especializaciones en Francia, Estados Unidos, Israel y Japón gracias a becas y llegó a ser profesor Grado 5 del Departamento de Oncología en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

Una serie de desgracias familiares lo impulsaron a especializarse en oncología: en un período de seis años fallecieron su hermana y sus padres, todos por cáncer. Además de numerosos trabajos científicos, le dedicó a la enfermedad un libro: Crónica de un mal amigo (2011). Su preocupación lo convirtió en un enemigo declarado del tabaquismo.

La otra faceta pública de Vázquez fue la actividad deportiva. Hincha de Progreso, pasó brevemente por sus divisiones inferiores. En 1979 asumió la presidencia del club, cuando se encontraba en la “C”. Bajo su mandato subió a la “B” y a Primera, fue a la Copa Libertadores y finalmente se consagró campeón uruguayo en 1989, justo cuando comenzaba su carrera política. Su nombre fue propuesto en la década de 1980 para presidir la Asociación Uruguaya de Fútbol, pero fue rechazado, en un sonado episodio con repercusiones políticas.

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