Daniel Radío será el director del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircaa) en el gobierno del Frente Amplio pese a ser parte del Partido Independiente. La propuesta llegó de la mano del futuro prosecretario de Presidencia, Jorge Díaz, y consultó a su partido antes de aceptar. A poco de asumir, contó a El País cuál es su visión sobre la regulación del cannabis, el registro actual y la apertura a turistas.

-¿Cómo se dio el ofrecimiento y por qué aceptó ser director del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircaa)?

-Me escribió el futuro prosecretario (Jorge Díaz). Me dijo que quería conversar. Vino a mi casa, elogió mi actividad, y me dijo que quería que formara parte de su equipo y que estuviera al frente del Ircca. Me dejó perplejo. No soy técnico, soy político. Es excepcional que el gobierno cambie de partido y que se mantenga a un político. Lo consulté con mi partido y me respaldaron. Confieso que no quería decir que no. Tiene que ver con el concepto que tengo de la política, para que no nos enamoremos de la grieta.

-¿Habría dicho que sí aunque el Partido Independiente le hubiera dicho que no aceptara?

-Soy un hombre de partido.

-¿Se pretende seguir la misma línea de trabajo?

-La política de drogas ha tenido una continuidad histórica. Ha sido una política de Estado. Eso no quiere decir que el que viene haga lo mismo que el que se fue. Creo que lo mismo pasará ahora. Vamos a tratar de tener iniciativas para mejorar la regulación.

-¿En qué sentido?

-La regulación tenía que lograr que la gente pudiera acceder al cannabis a través del mercado regulado. Eso lo logramos solo en parte. Es como un triunfo insuficiente. Tenemos que conseguir que un sector cada vez mayor acceda a través del mercado regulado.

-¿Por qué no se pudo avanzar más?

-Cuando llegué, había 14 farmacias que vendían cannabis. Hoy hay 40. Es el triple, pero no alcanza. Tenemos que tener cubierto todo el territorio, dar variedad, e implementar más controles.

-¿Se siente más cercano a la visión sobre drogas que tiene el gobierno electo?

-Hay gente que cree que en 2013, cuando se aprobó la ley de regulación, hubo un quiebre en la historia. Y no. Adela Reta en la década de 1970 reivindicaba el autocultivo de marihuana. Jorge Batlle fue a los Estados Unidos y les dijo en la cara que había que legalizar todas las drogas. (Luis) Lacalle Herrera opina que hay que legalizar todas las drogas. Uruguay ha tenido una línea de continuidad, de la que tendríamos que estar orgullosos. Siempre hay oportunistas que ven un mercadito para oponerse y aprovechar su nicho.

-¿Se refiere a Guido Manini Ríos, que fue muy crítico hacia la política que usted desarrolló en este gobierno?

-Más o menos. Un poco sí. Nos faltó más diálogo con ellos. En particular con Manini. Creo que es una persona racional. Si uno mira los datos, entiende que el consumo de cannabis aumenta en todos los países. Un poco menos donde regulamos. Así que derogar la norma parece que iría en contra. En Chile, un país que no reguló, de una estructura más conservadora, se fuma mucho más cannabis que en Uruguay.

-En este gobierno usted presentó un proyecto para actualizar la regulación. No prosperó.

-Vamos a hacer el intento de nuevo. Creo que hay que establecer modificaciones a la normativa. Capaz que no dieron los tiempos políticos. Cuando presenté el proyecto, estábamos muy cerca de las elecciones. Capaz que me demoré. No tuve un no, pero no hubo tampoco espacio para el sí.

-¿A dónde apuntará ahora?

-Hay que conseguir que más gente acceda al cannabis a través del mercado regulado, no del mercado negro. Y en lo posible, disminuir el mercado gris. Hay algunas determinaciones que tienen que ser claves. Por ejemplo, que no haya más registro para compradores. También que el registro de los autocultivadores no caduque. Hoy caduca a los tres años, lo que ha provocado que haya menos autocultivadores registrados, no menos autocultivadores. Allí tenemos un problema. Por otro lado, hay una inequidad dentro del territorio nacional. Quienes son uruguayos pueden registrarse. Los que no son uruguayos, no.

-¿Eso abriría la puerta al acceso al cannabis regulado por parte de los turistas?

-Me parece que está bien que sea así. Lo que esté permitido dentro del territorio nacional para quien vive aquí, debería estar permitido al que no vive aquí. Además, un uruguayo que no viva aquí, para registrarse, tiene que mentir, ya que tiene que presentar certificado de domicilio. Lo mismo sucede con el que vive en situación de calle.

-¿Cuáles son los últimos datos sobre el mercado?

-Más del 50% de los consumidores acceden a través del mercado regulado. Menos de un tercio va al narcotráfico, y el resto es mercado gris, que no debería existir. Hay siete u ocho departamentos en los que no hay farmacias que venden cannabis. Allí el mercado gris está llenando un espacio que el Estado deja libre. Es un problema. En los departamentos en los que no hay farmacias, como Rivera, son los que tienen más delitos vinculados al narcotráfico.

-¿Habría que despenalizar todo lo referente a drogas?

-Está claro que no será mi rol. Mi postura es que el norte debe ser la desprohibición. Ahora, no lo planteo en un plazo breve. Sí creo que hay que trabajar con cabeza de que la prohibición es la piedra angular de los problemas que tenemos con el uso de drogas. Hasta hace un siglo, no estaban prohibidas las sustancias, y no había la cantidad de problemas que hay ahora. El día que decidimos prohibir, decidimos darle la regulación del mercado al crimen organizado, y además financiarlo. Porque la gente va a consumir drogas, la tenga la farmacia o el narcotraficante. Al final del camino, la idea es terminar con este error histórico que la humanidad cometió. No es un camino fácil. Le diste el mercado a los malos.