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¿Cuáles fueron los principales momentos del duelo discursivo entre Lacalle Pou y Alberto Fernández?

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Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández en la cumbre del Mercosur en Montevideo
Cumbre del Mercosur, en edificio sede del Mercosur, Montevideo ND 20221206 foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

DEBATE EN EL BLOQUE

El Mercosur cerró ayer su 61° cumbre en la que predominó la tensión y concluyó sin conferencia de prensa ni una declaración conjunta de los Estados partes.

¿Vamos a la cancha o no?”, preguntó Luis Lacalle Pou -más para sí que para el resto- ya con ganas de debatir en la última jornada de la 61a Cumbre del Mercosur que culminó ayer en Montevideo, y que probablemente sea recordada por la frontalidad de los contrapuestos e improvisados discursos del presidente uruguayo y el argentino.

La pregunta del mandatario se escuchó justo después de que fuera sacada la primera y única foto entre los presidentes que tuvo el encuentro, que a contrario de lo que se acostumbra no finalizó con conferencia de prensa ni con una declaración conjunta entre todos los Estados parte -pese a que en la Cancillería reparan en que el final de la cumbre de julio, la de Asunción, tuvo una conclusión más hostil, con una declaración del bloque que no acompañó Uruguay.

La alusión a la “cancha” fue una de las tantas referencia futbolísticas que iba a tener la sesión, abierta en pleno desarrollo del campeonato del mundo que tiene a Brasil y Argentina como favoritos, algo que Lacalle Pou se ocupó de señalar en broma.

El resto de las alusiones ya se dieron precisamente en “la cancha”, cuando el presidente Alberto Fernández trazó un paralelismo entre las reglas del fútbol y las del bloque para transmitir que en cualquiera de los dos casos “hay que respetarlas” si se quiere evitar la penalización. “No es posible que el marcador central agarre la pelota con la mano dentro del área porque eso es penal. Y él no puede decir: ‘Bueno, pero este es el modo que yo tengo de jugar al fútbol’. No, no es así”, ejemplificó para referirse -como lo hizo este lunes su canciller Santiago Cafiero- a la tesis de que Uruguay no puede cerrar acuerdos comerciales bilaterales con otros países dejando al bloque por fuera.

“Fuera de protocolo”, al finalizar el discurso de Fernández y antes de cederle la palabra al vicepresidente brasileño Hamilton Mourão, Lacalle Pou le contestó que le gustaría “ver el VAR de quién ha cumplido y quién no las reglas del Mercosur”, porque la postura uruguaya consiste precisamente en eso: en poner en dudas que realmente el principio fundacional del bloque -que todas las resoluciones se toman por consenso- sea una regla respetada a rajatabla por sus socios, o si por el contrario es una norma que el grupo se saltea con frecuencia, como cuando Brasil decidió rebajar, dos veces, el arancel externo común en forma unilateral.

Nuevo cambio

Como en todas las cumbres, la Presidencia Pro Témpore cambió de mando. Asumió la responsabilidad el presidente argentino, y durante seis meses el bloque trabajará en pos de nuevas prioridades. Según adelantó el canciller Santiago Cafiero, se apuntará a estrechar lazos comerciales con la zona de América Central.

"Querido Luis"

Lacalle Pou no leyó su discurso -usual en él-, sino que fue directo al grano a lo que ha sido casi una obsesión de su política exterior: volvió con su idea -que, por lo demás, es política de Estado- de que Uruguay necesita “abrirse al mundo” porque tiene “vocación” de hacerlo, y que, por tanto, no va a quedarse “quieto” aguardando a sus socios porque ese mismo mundo “avanza y no espera”. Mencionó entonces las tres grandes apuestas uruguayas -un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, otro con Turquía, y la voluntad de ingresar al Tratado Transpacífico- y descartó de plano tener en mente una “ruptura” con el Mercosur, término que pidió “sacar del imaginario colectivo”.

Sin embargo, el Mercosur no es otra cosa para Uruguay que esto: “Una zona de libre comercio imperfecta que por ende no puede tener una unión aduanera clásica, (por lo que) ahí tenemos que también modernizarnos y sincerarnos”.

La respuesta de Fernández fue en un tono que el gobierno y la cancillería uruguaya esperaban: “Lacalle sabía que Alberto es canchero”, dijo una fuente diplomática a El País, mientras que un jerarca del Ejecutivo acotó que, pese al efecto de la gestualidad vehemente y una discursividad que se mostró dura con el presidente de Uruguay, Argentina pasó de las “amenazas” de sanciones -como las había en la previa- a “cosas concretas”. Es decir, Uruguay fue a la cumbre a insistir con su posición, y no hubo más consecuencias que esas.

Pero sí hubo tensión en el aire desde el arranque mismo de la respuesta de Fernández, que interpelando directamente al uruguayo comenzó así: “Me invitaste a ser sincero, así que vayamos a ser sinceros”.

El pensamiento que desarrolló a continuación buscó dejar claro que las diferencias ideológicas y de visión sobre el destino del mundo que tienen hoy los mandatarios rioplatenses difieren por mucho. Porque mientras el uruguayo cree que la clave del progreso está en la apertura individual de los Estados a todos los acuerdos posibles en el exterior -para lo cual es necesario “ingresar al mundo en igualdad de oportunidades que aquellos que no pagan aranceles en las grandes potencias”, y a como dé lugar- para Fernández no hay objetivos alcanzables que no sea con una región fuerte y unida.

“La verdad, querido Luis, no tengo la impresión de que el mundo siga como vos decís”, fue lo que dijo Fernández, que pasó luego a referirse a las situaciones de desigualdad mundial plasmadas en la gestión internacional de la pandemia, la provisión de las vacunas y los centenares de millones que continúan viviendo con hambre. “El mundo ha empezado a preocuparse con la idea de la globalización, que no funciona como antes. No quiere decir esto que haya fracasado y volvamos todos al mundo de los nacionalistas -siguió el argentino-, sino que lo que se observa es cómo se potencian las regiones para lograr los desafíos”.

Fue entonces cuando trazó el paralelismo con el fútbol, que vino precedido de una advertencia directa: “La solución no es que cada uno haga la propia. Quiero ser franco, no creo que sea el mecanismo. A nosotros -dijo mirando a Lacalle Pou- las acciones unilaterales con terceros países nos preocupan”.

La mediación

Las intervenciones de Paraguay y Brasil -cuyo peso fue el mismo que cuando viene representado por un presidente- fueron mesuradas y eso ayudó a aflojar la presión.

El paraguayo Mario Abdo Benítez, de hecho, tuvo una participación que marcó distancia de la que había tenido en el encuentro de julio pasado en la capital de su país. En ese entonces había dicho que concebía al Mercosur como “una fuerza para negociar juntos” y definió al TLC que Uruguay buscaba y busca con China como algo que podía “amenazar a las industrias de Argentina, Brasil y Paraguay”.

Sus palabras ayer al mediodía calificaron de “aceptable” y satisfactorio el camino anunciado por Lacalle Pou respecto a los acuerdos en proceso -que implica compartir y consultar los términos de los eventuales tratados con el bloque antes de estampar la firma- e incluso se plegó al mandatario uruguayo al afirmar que las rebajas arancelarias de Brasil se dieron de manear “unilateral”, algo que había “que decirlo” y que forma parte de los temas a abordar “con sinceridad”.

El brasileño, en tanto, fue el único que leyó su discurso, y en resumidas cuentas repasó la historia del bloque con una mirada optimista por las etapas superadas, y sobre el meollo de la polémica se limitó a comentar que “para poder seguir avanzando es esencial observar los principios fundamentales” que hacen a la integración del Mercosur.

Cierre "dulce"

El cruce rioplatense, que no tuvo el marco de un verdadero “debate” como hubiera querido Lacalle Pou, terminó en tan buenos términos que en la Cancillería hay quienes entienden que hasta se pasó de “dulzura”.

Una vez culminada la ceremonia de traspaso de la Presidencia Pro Témpore de Uruguay a Argentina, Fernández volvió a tutear a su par uruguayo y a llamarlo una vez más por su nombre de pila para decirle que le gustaba escuchar “que el objetivo no es romper nada” sino mejorar la situación.

Pero no solo eso: dijo también que estaba dispuesto a ayudar a Uruguay en su progreso e incluso que podía llegar a concederle la razón a Lacalle Pou en algunas de sus críticas: “Tal vez te quepa razón, que la normativa es de algún modo dura y tenemos que tener algún margen de flexibilidad para esto que llamamos decisiones unilaterales”, concluyó Fernández.

En tanto, Lacalle Pou, que se despedía de la presidencia del bloque, se permitió un último tiro: “Si no se quiere ir (hacia nuevos acuerdos), la manera de ayudarnos es dejarnos ir. Me parece que esa es lisa y llanamente la voluntad expresada hace muchos, muchos gobiernos por Uruguay”.

Lo que dijeron los mandatarios

Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández en la Cumbre del Mercosur. Foto: Leonardo Mainé.
Alberto Fernández

Presidente de Argentina

“Una de las condiciones para convivir en la sociedad es cumplir las reglas (…) Las reglas del Mercosur dicen que estos acuerdos deben tener otro mecanismo de tratamiento. Cuando las reglas se incumplen, alguien está rompiendo”.

Luis Lacalle Pou junto a Mario Abdo Benítez. Foto: Leonardo Mainé
Mario Abdo

Presidente de Paraguay

“Lo que escuché hoy del presidente de Uruguay me satisface: (...) que antes de culminar cualquier tipo de proceso -si es eso lo que entendí- va a compartir el proceso de negociación con el bloque. Ese es un camino aceptable”.

Luis Lacalle Pou junto a Hamilton Mourao. Foto: Leonardo Mainé
Hamilton Mourão

Vicepresidente de Brasil

“Para poder seguir avanzando es esencial observar los principios fundamentales. (...) Es necesario conservar la fluidez del comercio entre nosotros, algo por lo cual hemos trabajado tanto, y debemos prestar atención para que nuestras acciones contribuyan al diálogo”.

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