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Nueva escala en búsqueda del “sueño americano”

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Foto: Reuters

Migración

Al menos 1.750 cubanos residentes en Uruguay solicitaron visa para irse a Nicaragua, y de ahí a EE.UU.

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"Y llegó el invierno, y el pobre sintió frío en el cuerpo y en el alma”. La estadía en Uruguay duró menos de lo esperado: un verano y dos meses.

María Ángeles apenas lo lamenta. Desde aquel día en que subió al avión en el aeropuerto de La Habana, en Cuba, sabía que su escala en Montevideo duraría solo lo necesario hasta que se abriera la puerta de Estados Unidos. Una puerta que, hasta el momento, no se le abrió del todo pero que parece estar entornada desde que Nicaragua flexibilizó la visa de ingreso a los cubanos. Fue entonces que recordó los versos que leía del nicaragüense Rubén Darío, y percibió el frío del sur, “y llegó el invierno…”.

Marea humana

Más de 15.000 tarjetas de visitante por razones humanitarias expidió el gobierno de México al 28 de febrero. ¿La razón? Las caravanas migrantes que parten de Centroamérica. El presidente estadounidense, Donald Trump, había amenazado a los países del Triángulo Norte de Centroamérica con retirarles la ayuda económica si no se frenaba la “marea humana”.

Un dólar equivale a 32 pesos uruguayos o la misma cantidad de córdobas -la moneda de Nicaragua. La diferencia es que con un dólar se puede comprar tres bananas en Montevideo y ocho en Managua. O puede adquirirse una pasta dental en Nicaragua pero no una en Uruguay. Esa es la principal razón por la que 1.750 cubanos residentes en Uruguay han solicitado una visa de ingreso a Nicaragua, pese a la complicada situación que atraviesa ese país, desde que flexibilizó el trámite migratorio el 23 de enero pasado. Aunque ese no es el único motivo.

Nicaragua
es el nuevo trampolín para aquellos cubanos que, como María Ángeles, persiguen el “sueño americano”. Desde la capital uruguaya hasta la estadounidense hay más de 8.700 kilómetros de distancia, un recorrido que, en la ecuación costo-beneficio, solo conviene en avión. Desde Managua hasta Washington, sin embargo, hay la tercera parte. Y lo espera una tropa de coyotes dispuestos a “ayudarlos” a atravesar el último tramo del continente en ómnibus o a pie.

La Dirección General de Migración con sede en Managua no ha admitido públicamente este nuevo fenómeno. Apenas se ha limitado a decir que en la coyuntura política y económica que vive Nicaragua, el ingreso de divisas por turismo le es beneficioso a su país. Y ese es el principal motivo por el que la sede consular en Montevideo ya concedió dos tercios de las visas solicitadas por cubanos. María Ángeles (nombre ficticio para que el documento no le sea rechazado) y su esposo son algunos de los beneficiarios.

“Desde Cuba a Estados Unidos no puedes ir legalmente, ya no existe aquella ley de ‘pies-mojados y pies-secos’… ahora necesitas la invitación de un familiar, mucho dinero y, a fin de cuentas, lo mejor es irte a otro país para desde allí iniciar la ruta irregular”, cuenta María Ángeles, quien admite que al décimo día en Montevideo ya había conseguido trabajo como recepcionista en un colegio pero que el estilo de vida “no permite” ahorrar lo suficiente.

Tampoco estaba en sus planes quedarse demasiado tiempo. Ni ella ni su esposo, ambos profesionales, intentaron revalidar sus títulos en la Universidad de la República. Eso sí: pretendían aguantar el año que, según sus cálculos, les llevaría conseguir la residencia legal en Uruguay tras la renuncia a la solicitud de refugio. Fue en el medio que germinó la idea de Nicaragua.

La penetración de internet en Cuba es una de las más bajas de la región. El uso de celulares, también. Pero si algo caracteriza a los isleños, en especial a aquellos decididos a migrar, es su capacidad de organizarse y hacer “correr la bola”.

Tal vez sea esa capacidad la que explica que el edificio Rubén Darío, en la Ciudad Vieja y donde queda la embajada de Nicaragua, amanezca cada día hábil con una fila de cubanos esperando su visa. Una fila que María Ángeles vivenció hace un mes y que, para acortar la espera, inspirándose en el nombre del edificio, recordó: “¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? / ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? / ¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? / ¿Callaremos ahora para llorar después?”.

Una forma de migrar que es tendencia

A través de redes sociales, en las conversaciones en bares o simplemente juntándose con familiares en el camino. Son miles los migrantes que se van convocando para atravesar Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México con la idea de llegar a las puertas de Estados Unidos. Las ya famosas caravanas que parten de Centroamérica reúnen a personas -de todas las edades- con dos motivos en común: la búsqueda de un futuro mejor y la intención de huirle al miedo en una zona en que la tasa de homicidios es de 43 asesinatos cada 100.000 habitantes. Esta modalidad migratoria ahora llama la atención de cubanos que, desde que Nicaragua flexibilizó el ingreso, llegan de a 450 por semana, según un relevamiento de 14ymedio.com. Los interesados en este documento tan solo tienen que tener un pasaporte vigente, dos fotos carné y 30 dólares. Una vez en Managua, la travesía hasta la frontera con Estados Unidos puede variar entre los 400 y 2.000 dólares.

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