Redacción El País
La fiscal de Homicidios de 2° turno, Mirta Morales, ha hablado con algunos medios en las últimas horas luego del atentado a la fiscal de Corte, Mónica Ferrero, durante la madrugada del pasado domingo en su casa. En una reciente entrevista aseguró que está "en un shock" porque "lo que pasó es muy triste", al tiempo que aseveró que "no fue una sorpresa".
"Los fiscales veníamos pidiendo hasta que nos rescataran. Teníamos algunos indicadores que nos mostraban que tal vez no con esta virulencia pero que algo iba a ocurrir porque iban in crescendo los indicadores de que la cosa no venía igual", apuntó Morales.
"No fuimos oídos y nada se hizo. Tampoco sé si lo que se hubiera hecho hubiera frenado lo que ocurrió, que por suerte no fue más triste aún", añadió en diálogo con Informativo Sarandí (AM 690).
La fiscal de Homicidios indicó que los fiscales han sufrido robos de computadoras y distintas formas de amedrentamiento. "Nos acostumbramos a vivir", lamentó. Según contó, en Uruguay suelen verse estas amenazas "como a la uruguaya" en el sentido de que "tenemos un chip de acá nunca pasó nada" y que no pasará a mayores.
"Pasaron todos los gobiernos, con todos quisimos hablar pero no se le dio importancia y ahora estamos como estamos", añadió.
"En Uruguay, no sé ni cuándo ni dónde, hubo un quiebre enorme desde el punto de vista social"
"Cómo se sale de esto no tengo ni idea, ni idea", aseguró la magistrada. Agregó que desacredita cualquier tipo de "solución mágica", y siguió: "Desandar esto, que son décadas y décadas de problemas, va a llevar décadas y décadas para una solución".
"El problema ya está instalado. Yo creo que podemos desinstalarlo, pero no un partido político o un gobierno determinado, tienen que ser todos. A veces se culpa a la Policía o a la Fiscalía, que tienen su culpa de muchas cosas porque son instituciones humanas que pueden y deben mejorarse, pero esto no es solo un problema de seguridad y represión", continuó.
Según la fiscal, las medidas de seguridad son "una pata muy importante, pero tenés otros operadores sociales que tienen que hacer de manera coordinada un trabajo en clave país".
Llamó, por ejemplo, a pensar en la educación y en "qué hacen los jóvenes en este país". "En nuestro país, no sé ni cuándo ni dónde, hubo un quiebre enorme desde el punto de vista social. Nosotros recibimos e interactuamos con personas que son analfabetas. A mí me enseñaron siempre que Uruguay no tenía analfabetismo y que teníamos que estar orgullosos de eso, pues no, la gran mayoría de nuestros jóvenes apenas saben escribir el nombre", sentenció.
Morales planteó, por ejemplo, el problema de las mujeres que son encarceladas y que tienen hijos. "¿Quién se puso a pensar qué pasa con esa familia que se rompe una vez que entra un miembro a la cárcel, y qué pasa con ese niño que su educación primaria la recibe en la cárcel? Acá de lo único que hablamos es de crear más cárceles y aumentar las penas, y eso nunca viene acompañado de qué hacemos después, en un país donde —y me gusta que así sea— no existe pena de muerte ni cadena perpetua".
En este sentido, consideró que hay una "población carcelaria que es muy joven y que va a salir" algún día de la prisión, y que nadie la preparó para su reingreso a la vida afuera. "Veo la creación de más cárceles en las mismas condiciones, y veo que ese ambiente tumbero de la cárcel cada vez más cruza los muros y se instala en la convivencia nuestra en la ciudad con mayor fuerza", lamentó. Por el contrario, señaló que deberían "entrar las costumbres ciudadanas" a la cárcel.
Así las cosas, Morales afirmó que el atentado a Ferrero "es un síntoma de una enfermedad mucho más grande".
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