La muerte de Peña deja a Ciudadanos sin su principal articulador y obliga a Silva a movilizar a la militancia

Para los blancos, el fallecido exministro era también un dirigente clave para la cohesión de la coalición y esperaban que tuviera un rol clave en un posible gobierno del PN.

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Peña era uno de los referentes colorados y un articulador con el gobierno
Adrián Peña era uno de los referentes colorados y un gran articulador con el gobierno.
Foto: Archivo El País

Cuando Ernesto Talvi se alejó definitivamente de la política en julio de 2020, el sector que había impulsado con un éxito inusitado su candidatura, y que para entonces era el mayoritario del Partido Colorado, debió quedar en manos de quien, en los hechos, se había encargado de crearlo. Pero a él no le gustaba que lo llamaran líder. Ni siquiera referente. En todo caso, decía, podía llamarse el “coordinador” de Ciudadanos. Porque a Adrián Peña le importaban las formas y tenía claro que en su horizonte no estaba la posibilidad de encarnar un liderazgo político per se -salvo que las circunstancias lo obligaran a ello- y que en cambio su fortaleza residía en un don natural para articular intereses contrapuestos, resolver tensiones y generar resultados en un ámbito que muchos definen como “el arte de lo posible”, que es la política.

Y era en la política donde podía explotar al máximo su condición de “dialoguista”, como lo han definido en forma unánime en todo el sistema político en las horas posteriores a su sorpresiva muerte este jueves a la noche.

Porque si hay algo que seguro fue Peña en este período de gobierno, como él solía admitir entre risas a periodistas e incluso lo comentaba en los corredores de la Torre Ejecutiva mientras fue ministro de Ambiente -cargo que ocupó desde la creación de la cartera a fines de agosto de 2020 hasta su renuncia en enero de 2023- un intermediador cuando se generaban cortocircuitos en el gobierno o entre su partido y los socios. Era, lo decía riéndose, “el gordito que solucionaba los problemas” internos. Y lo hacía desde la conducción de un espacio parlamentario que con sus dos senadores y ocho diputados aseguraba el control de las mayorías de la coalición multicolor, algo que también recordaba seguido al presidente Luis Lacalle Pou, con quien tenía una relación de casi amistad y una particular sintonía por compartir “el mismo tipo de humor”, como reconocía el propio Peña. “Mirá que te puedo sacar las mayorías”, era una típica respuesta que daba cuando, en broma, Lacalle Pou lo amenazaba con expulsarlo del Poder Ejecutivo.

Pero la realidad es que, con su muerte, y pese a que el mapa electoral colorado ha ido mutando a otras configuraciones con el surgimientos de las nuevas precandidaturas, el partido que una vez fue de José Batlle y Ordóñez perdió a un hombre clave; un dirigente que no se saltó etapas en su corta e intensa carrera política -fue candidato a edil, diputado, senador, secretario general del partido, mano derecha del último líder de la colectividad y ministro de Estado-, que supo tener participación protagónica en varias discusiones nacionales desde 2020 a la fecha e incluso ser el vocero de un proyecto de ley que buscaba extender el ingreso por concurso a todas las intendencias. Y durante todo este tiempo también fue la clave para desanudar problemas que, a priori, parecían no tener solución y comprometían la unidad de la coalición. Y hubiera sido para los blancos, otra vez, un “articulador” de referencia en asuntos de gestión en caso de que la coalición lograra retener el gobierno este año. Lo había sido durante la “transición” con el Frente Amplio, cuando la coalición ganadora negoció en su interna la designación de quienes iban a ocupar todos los cargos públicos.

Adrian Peña
Adrian Peña, exsenador del Partido Colorado.
Foto: Estefanía Leal

En territorio

Peña fue, como lo reconoció Talvi, el encargado de “desarrollar la red territorial de referentes de Ciudadanos”, una tarea titánica que cristalizó en 2019 en el sector que se impuso en las elecciones internas coloradas de ese año, con el economista a la cabeza.

Este año el nombre de Peña estuvo sobre la mesa como posible precandidato a la Presidencia, pero el episodio que lo tuvo en la mira por su título universitario -que primero se informó que no lo tenía, que finalmente sí lo tenía y que si cometió un error fue el de dejar que lo presentaran como licenciado cuando estaba aún terminando la carrera- hizo que esta idea se debilitara. Ciudadanos entonces se vio en una encrucijada: apoyar a Robert Silva o a Gabriel Gurméndez. En un momento Gurméndez se había convertido en la opción más clara, dada la aspiración de Silva de liderar todas las listas al Senado. Pero esto, que a muchos dirigentes molestó, Peña, que iba a ser el verdadero afectado, terminó por aceptarlo. Sin embargo, según contaron a El País fuentes de Ciudadanos, la relación entre el sector fundado por Talvi, y Crece, el “paraguas” que generó Silva con la aspiración de sumar más sectores que lo apoyen, no ha sido la mejor. Y que, si se logró convivir, fue justamente porque Peña conseguía tender puentes.

Por temas personales, que tenían que ver con su familia y con la pollería que era administrada por Peña, y también por algunas diferencias con Crece, el senador se había alejado un poco de la militancia durante los primeros tres meses del año. Pero cambió desde que algunas encuestas empezaron a mostrar que otro de los precandidatos colorados, Andrés Ojeda, empezaba a convertirse en una amenaza.

Esto llevó a que hace dos semanas se llevaran a cabo varias reuniones y a que Peña generara un cronograma de visitas por el interior, para apuntalar a la militancia de Ciudadanos -de hecho hoy el fallecido exministro iba a estar en Tacuarembó. La pregunta que muchos se hacen ahora es cómo va a hacer Silva, que reconoció la enorme pérdida a nivel político que implica la muerte de Peña, para movilizar a una militancia que respondía a un solo hombre que ya no está.

PERFIL DEL EXSENADOR

Batllismo e igualdad a la salida

“Jorge Batlle decía que le gustaban las carreras de caballo porque todos salían del mismo lugar. El socialismo es igualdad de llegada: lo mismo para todos. El batllismo es desarrollo del individuo desde una igualdad de salida. Ese es el Partido Colorado para mí, y por eso es que creo que Ciudadanos debe tener su expresión en las elecciones de 2024”. Así definía su pensamiento político Adrián Peña hace un año, en la última entrevista que se le realizó para El País.

Oriundo de la localidad canaria de San Bautista, había empezado a militar muy joven a nivel departamental, a los 14 años, de cara a las elecciones de 1989, justamente en la lista 15 de Jorge Batlle. Lo mismo hizo en las elecciones de 1994, en la que Julio María Sanguinetti fue electo presidente y Batlle quedó segundo dentro del partido; y en 1999, cuando el fallecido exmandatario finalmente logró la Presidencia. Su primera postulación a un cargo público llegaría un año después, cuando intentó ser edil de Canelones apoyando la candidatura a intendente de Eduardo Chiesa.

Rumbo a 2004, en tiempos de un batllismo muy debilitado por la crisis, también apoyó a la lista 15, que impulsaba al exministro del Interior, Guillermo Stirling. Y en 2009 se integró en Canelones a Batllismo Unido, que apoyó la candidatura del exsenador Pedro Bordaberry. Por ese entonces también fue electo miembro del Comité Ejecutivo Departamental del Partido Colorado.

Peña intentó ser diputado en las elecciones de 2009 como integrante de la lista 11, pero no lo logró. Llegaría a la Cámara de Representantes recién luego de las elecciones de 2014, ya siendo parte de la agrupación Vamos Uruguay de Bordaberry, liderando la lista 10 en Canelones. Desde ese entonces su carrera política se vio sensiblemente potenciada, incluso llegando a ser electo, por unanimidad, secretario general del Partido Colorado.

El exministro cultivó un perfil dialoguista dentro del Parlamento y fue uno de los que acompañó a Vamos Uruguay hasta que Bordaberry anunció su renuncia a la actividad política, durante la pasada legislatura. Casi que desde entonces empezó a trabajar para un nuevo sueño, un sector propio que impulsara a un outsider que pudiera ser la renovación para los colorados (el economista Ernesto Talvi). Ciudadanos, además, era para Peña volver a las raíces de su pensamiento ideológico. Él concebía al partido como una fuerza política que pudiera ser liberal y al mismo tiempo progresista, y este era el mantra que Talvi siempre repetía.

Armó una estructura en todo el país. Estaba en las sombras del proyecto político que fue un pilar para el triunfo de la coalición de gobierno. La salida de Talvi, en 2020, primero de la Cancillería y luego de la política en general, lo terminó poniendo en el centro de la escena. Se convirtió en la voz de Ciudadanos, y de los colorados junto a Sanguinetti, ante el presidente Luis Lacalle Pou; y también en ministro, siendo el primero en dirigir la cartera de Ambiente, cartera que dejó hace un año tras una polémica por su título universitario.

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