DECISIÓN POLÍTICA
Dijo además que "hay que analizar la extensión del concepto de la legítima defensa presunta que se va a otorgar a los policías para aquellos soldados que trabajen en el marco de la ley de fronteras".
En la Fuerza Aérea Uruguaya no sobran los aviones. Más bien lo contrario. Uno de los problemas que tiene el próximo gobierno es la falta de “plataformas aéreas”. Sin embargo, el Hawker británico adquirido durante la segunda presidencia de Tabaré Vázquez tiene un valor simbólico para el nuevo gobierno.
Su compra fue cuestionada por toda la oposición política, en particular por el futuro ministro de Defensa Nacional, Javier García. En esa línea, ayer García anunció la intención de vender el avión presidencial al que las autoridades del gobierno actual llaman “multipropósito” ya que puede realizar traslados aeromédicos.
Sin embargo, a pesar de las adaptaciones técnicas realizadas, su puerta angosta complica el movimiento con pacientes en camilla. Tanto es así, que para quienes viajan desde Artigas se demora el mismo tiempo en vuelo que en retirar la camilla del interior del avión.
No es la primera vez que un nuevo presidente vende el avión que compró su antecesor. Hasta el año 1981 los mandatarios uruguayos volaban en un C-47 Dakota, un modelo legendario que se usó con éxito en la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1988 el presidente electo Julio María Sanguinetti resolvió vender el avión que compró en el año 1981 el dictador Gregorio Alvarez. Era un Learjet modelo 35 con una autonomía de vuelo de 4.000 kilómetros que fue adquirido para sustituir al Dakota. Aquella venta fue todo un símbolo.
Los presidentes que vinieron más adelante, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle y el propio Sanguinetti, se desplazaron dentro del territorio nacional en las aeronaves disponibles de la Fuerza Aérea y en las aerolíneas comerciales. En algún caso, presidentes de países limítrofes pasaron a buscar al presidente uruguayo de turno para hacer juntos vuelos intercontinentales.
Mientras tanto, recién en el año 2018 ALUR logró desprenderse del avión Cessna 414 A que Raúl Sendic había adquirido en el año 2012 para Ancap y su subsidiaria. En aquel momento se manejó que la aeronave sería utilizada por otros organismos del Estado, entre ellos la Presidencia. Por la vía de los hechos, el avión se transformó en un símbolo del gobierno de José Mujica.
En el año 2017 se resolvió que dejara de volar y el avión quedó dentro de un hangar. Fue ofrecido a distintos organismos estatales, pero ninguno, no ni siquiera la Fuerza Aérea, aceptó hacerse cargo.
Finalmente, con la anuencia del propio presidente Vázquez, se resolvió venderlo y una empresa privada adquirió el avión por menos dinero del que invirtió la empresa petrolera estatal.
Decisión política.
Tras la reunión que mantuvo ayer con el presidente electo, Luis Lacalle Pou, en la sede del gobierno electo, el designado ministro García fue consultado sobre el futuro del avión presidencial: “No lo hablamos hoy. Yo lo he hablado con el presidente de la República, y lo único que le voy a decir por ahora es que vamos a ser como corresponde absolutamente coherentes”.
Frente a la repregunta de si eso implica venderlo, dijo: “Lo que implica es que cuando se dicen cosas siendo oposición no se cambian por ser gobierno”, en referencia a la crítica que surgió desde la oposición política fruto de la adquisición de la aeronave.
Fuentes del gobierno electo aseguraron ayer a El País que el presidente Luis Lacalle Pou no tiene pensado adquirir un avión para sus movimientos.
Una “joya” aérea de 1976 con camilla recién incorporada
El avión presidencial está operativo desde el mes de marzo de 2018. Se trata de un Hawker británico del año 1976. Costó algo más de US$ 1 millón y su compra generó polémica desde el primer momento. La oposición política entendía que no era necesaria su adquisición, y que se realizaba mediante la modalidad de compra directa a un empresario “amigo” del presidente Tabaré Vázquez.
La controversia por la compra de esta aeronave se remonta a 2015. El tema se empezó a trabajar el primer día del nuevo gobierno de Vázquez en marzo de ese año.
El empresario dueño del aparato era Carlos Bustin -exdueño de Autolíder, que importa los vehículos Mercedes Benz- y se lo ofreció al jefe de Estado. El mandatario se interesó en la nave para utilizarla como avión presidencial.
Este avión tiene más de 30 años de uso y la oposición consideraba elevado el precio que se pagó. Pero además, cuando se adquirió tenía asientos y no permitía ubicar una camilla para trasladar a un paciente acostado, por lo cual debió ser enviado a Buenos Aires donde se acondicionó para poder hacerlo.
En los cinco primeros operativos, el Hawker realizó seis viajes sanitarios. La aeronave también voló con autoridades del gobierno. La primera en utilizarlo fue la vicepresidenta Lucia Topolansky para viajar a Chile para participar de la asunción de Sebastián Piñera a la Presidencia de ese país el 11 de marzo de 2018.