Gran parte de las energías de la agenda de la política exterior del gobierno de Yamandú Orsi están centradas en hacer todo lo que esté al alcance de Uruguay para vencer, junto con el resto de los actores del Mercosur, las resistencias que todavía persisten en la Unión Europea en contra del acuerdo comercial alcanzado entre los bloques —luego de más de 25 años de negociaciones— a fines del año pasado y anunciado en Montevideo.
Fue de hecho el principal tema de los varios intercambios que tuvo en estas últimas horas el ministro de Relaciones Exteriores, Mario Lubetkin, que este jueves espera en Roma la llegada de Orsi —quien participará del 80° aniversario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y tendrá además varias reuniones con jefes de Estado, incluyendo al Papa—, pero que ya estuvo en Bruselas (Bélgica) donde mantuvo diálogo con diferentes actores del bloque europeo. Su cuenta de X dejó testimonio de algunas de las charlas: se reunió con el comisario de Comercio y Seguridad Económica, Maroš Šefčovič; con el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y responsable de Cohesión y Reforma, Raffaele Fitto; y con miembros del Grupo de Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeos y "representantes sociales para evaluar el progreso del acuerdo".
En su paso por Alemania, el 10 de octubre Lubetkin también dialogó con el canciller alemán, Johann Wadephul, y además de hablar de "multilateralismo", "reformas la ONU" y de "las estupendas relaciones bilaterales", también se consignó el asunto central: "El acuerdo".
Tras estas jornadas diplomáticas, que seguirán este jueves en Roma con Orsi, en el equipo de Lubetkin se recogió un clima favorable a la culminación de este largo proceso, que sin embargo no está exento de dificultades burocráticas y políticas en la interna del bloque europeo.
Porque pese a que la concepción que tiene la Cancillería uruguaya es de que "el acuerdo está cerrado" en lo conceptual, y que la voluntad de concluirlo "es total" entre las autoridades y dirigentes con los que Lubetkin se reunió en Europa esta semana, la realidad es que la presión de grupos de interés, sobre todo en Francia y Polonia, se mantiene intensa, e incluso ha recrudecido.
De hecho, el sindicato agrícola más grande de Francia, la Confederación Campesina, se movilizó este martes con tractores en la Explanada de los Inválidos de París para exigir al presidente Emmanuel Macron que defienda a los agricultores ante un acuerdo con Sudamérica que consideran "mortal".
Los manifestantes exigieron que "cumpla su compromiso" de proteger a los agricultores franceses contra todo tipo de acuerdos comerciales entre el bloque comunitario y otros países terceros, entre ellos el Mercosur.
Pero este rechazo no es aislado, y en varios lados y en diversas instancias se ha dejado sentir un fuerte rechazo —en muchos casos con argumentos comerciales— a la conformación de lo que sería uno de los mercados más grandes del mundo, con 780 millones de personas.
La preocupación ha propiciado también una misión intenacional para tratar esta complejidad liderada por la fundación Konrad Adenauer, con representantes diplomáticos de los distintos países del Mercosur, y entre ellos figura el excanciller Omar Paganini.
En reuniones que se mantuvieron en paralelo a las de la delegación liderada por Lubetkin —hubo encuentros en Berlín y Bruselas, y entre otros con diputados del Partido Popular Europeo—, se escucharon opiniones a favor pero varias contrarias a la firma final del acuerdo —al menos elque permita una entrada en vigor provisoria, mientras se completa el proceso burocrático final, que implica la aprobación de todos los parlamentos europeos, y que puede durar "varios años", dijeron a El País fuentes oficiales.
"A medida que se acerca el momento de la aprobación del tratado, aquellos que están preocupados están elevando más la voz y es bueno hacer este trabajo de convencimiento y explicación para evitar los miedos sin sustento en la realidad así como la oposición en base a titulares que no se corresponden con lo acordado", dijo en este sentido Paganini a El País.
"Por otra parte, el contexto geopolítico hace que a alto nivel en el liderazgo europeo hay un impulso importante para este acuerdo", agregó.
La valoración que hacen en la Cancillería de Lubetkin es exactamente la misma, dijeron a El País fuentes del gobierno, en donde estiman que para "antes de Navidad" Europa tendrá "firmado" el tratado.
La cláusula de salvaguarda a estudio
Para tranquilizar a Francia, la Comisión Europea propuso a principios de septiembre cláusulas de salvaguardia reforzadas en caso de un aumento repentino de las importaciones o una caída de los precios, especialmente de productos agrícolas sensibles.
La Comisión quiere actuar con rapidez y espera la validación de los Estados miembros antes de finales de diciembre. El texto, según informó la agencia EFE, está ahora sobre la mesa del Consejo Europeo, que debe pronunciarse sobre el mismo.
La UE es el segundo socio comercial más importante del Mercosur con exportaciones de 57.000 millones de euros en 2024, según datos de la Comisión Europea.
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