Robert Silva se ha construido sobre cicatrices. Algunas marcaron su vida, como la muerte de su hijo Joaquín, y otras, su trayectoria política, como los grafitis en la fachada de su casa o las piedras que tiraron a un vehículo en protesta contra la reforma educativa que lideró como presidente de Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Unas y otras heridas estuvieron presentes ayer en el lanzamiento de su campaña a la Presidencia de la República.

Unas 500 personas colmaron Montevideo Music Box, sala de conciertos del barrio La Blanqueada, donde Silva presentó Crece, el nuevo sector sobre el que impulsa su precandidatura hacia 2024, formado principalmente por Ciudadanos y otras agrupaciones. “La fuerza transformadora” es el eslogan de Crece, que además del rojo y el blanco, incorporó el azul y el amarillo a su logo, lo que reafirma su intención de seducir no solo al votante colorado.

Cerca del escenario, sentados o parados, estuvieron los principales dirigentes de Ciudadanos, como los senadores Adrián Peña y Carmen Sanguinetti y el vicecanciller Nicolás Albertoni, además de varios diputados del sector creado hace un lustro por Ernesto Talvi. “El Partido Colorado victoriosamente va”, corearon los legisladores cuando Pablo Faragó, fundador de Níquel, interpretó el himno partidario con su guitarra eléctrica.

La diputada suplente Desirée Pagliarini, uruguaya nacida en Venezuela, condujo el evento y, tras la interpretación del himno, presentó a la militancia una entrevista que Canal 12 le realizó a Silva en la pasada campaña electoral, cuando acompañó a Talvi en la fórmula presidencial. El hoy precandidato recordaba allí sus orígenes en Tacuarembó y algunas de las penurias que sufrió al llegar a Montevideo para estudiar abogacía. “A veces hasta no tenía para comer, porque no tenía la plata o se terminaba la encomienda”, decía Silva, que repasó también el nacimiento de su primer hijo, Bruno, en el año 2001, y de Joaquín, en 2006, quien falleció con ocho meses el 24 de diciembre por púrpura fulminante. “Esas heridas tan grandes se cierran con un remedio infalible, que son las agujas del reloj, porque el tiempo las va ayudando a cicatrizar. Como familia hemos demostrado que ante los golpes duros nos podemos recuperar. Fue un golpe grande pero nos recuperamos, y luego llegó Agustín”, repasaba el dirigente. Mientras, en pantalla gigante relataba “otros golpes”, como la muerte de su madre en el día de su cumpleaños y luego la de su padre, mientras sintetizaba “una vida de sacrificio y de mucha lucha”, con la voz cortada por las lágrimas, algunos colorados se secaban las suyas al escucharlo.

La emoción fue un motor que no se apagó hasta el final del acto. Tras el himno y el repaso de su vida, llegó el debut del jingle, escrito en parte por Silva y adaptado por Gonzalo Moreira, quien compuso además la música. “Somos manos con tierra, corazón con cicatrices, visión con esperanza, futuro con raíces”, dice la canción.

La pasión y las cicatrices, junto a la proyección hacia el futuro con impulso transformador, fueron los conceptos más recurrentes. “Comprometemos pasión, garra y empuje de aquí hasta las elecciones internas, porque tengan una certeza: si estamos hoy aquí, no estamos para empatar; estamos para ganar. Vamos a ganar las elecciones internas del Partido Colorado, vamos a estar en el balotaje y vamos a conducir la república en marzo de 2025, juntos, con los que hoy están acá y con los que se van a sumar”, dijo Silva sobre el cierre de su discurso.

“Las próximas elecciones van a estar entre quienes fuimos ayer al Cerro a festejar la creación de un hospital público, que hacía décadas que se reclamaba, y los que insultaron, agredieron, agraviaron y pretenden destruir las bases que nos unen a todos nosotros. Las próximas elecciones van a estar entre los que levantamos la bandera de la tolerancia y apostamos al diálogo para resolver las discrepancias, y aquellos que enchastran fachadas de hogares y agreden con piedras e insultos, y con cánticos. Ahí está la diferencia”, agregó el precandidato, que recordó así algunas de las protestas que sufrió por estar al frente de la reforma educativa. “Vamos con esperanza a cumplir nuestros sueños. ¡Arriba corazones!”, gritó al cierre, secundado por unos 30 jóvenes que estaban sobre el escenario.

Silva defendió en su discurso “la madre de todas las transformaciones, que es la educativa”, repasó los principales mojones de esa reforma y celebró: “¡Lo logramos!”.

Apuntó entonces al “peligro” que implica un eventual triunfo de Yamandú Orsi, quien propuso reinstalar los consejos de educación, en lugar de las direcciones que hoy funcionan. “Lo que nos pasó en 2006, no nos puede volver a suceder”, dijo Silva en referencia a los reveses que tuvo la reforma educativa impulsada por Germán Rama, de la que formó parte.

Lejos del progresismo-liberal propuesto por Talvi hace un lustro, conceptos que Silva nunca nombró, ayer enmarcó su propuesta en “el humanismo”, filosofía sobre la que sustentó las reformas que pretende emprender si logra la victoria en noviembre de 2025.