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"Es la coalición del pueblo", proclama Lacalle Pou en el acto final de campaña

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Lacalle Pou cerró la campaña electoral anoche en Las Piedras. Foto: Gerardo Pérez

LA DEFINICIÓN

El candidato presidencial del Partido Nacional destacó el acuerdo con los demás líderes de la oposición y el aislamiento del Frente Amplio.

En un momento le aconsejaron mudarse de La Tahona. ¿Cómo un presidente de la República podía vivir en un barrio privado? Pero Luis Lacalle Pou lo descartó de canto. Es que el líder blanco tenía decidido que si quería ganarse la banda presidencial tenía que mostrase tal cual es, preparar un equipo técnico profesional y un plan de gobierno solido para convencer a la ciudadanía. Su plan arrancó al otro día del porrazo que se llevó cuando Tabaré Vázquez lo derrotó en 2014. Ayer su teléfono celular le marcó que faltan solo cuatro días para las elecciones; una jornada donde confía que las urnas le den el resultado para el que se empezó a preparar cinco años atrás.

Su último paso en la larga carrera fue abrochar la coalición de partidos opositores que le permitió salir a competir en el balotaje con la garantía de la mayoría parlamentaria. Y ayer el candidato salió a dar esa señal haciendo subir al estrado a los líderes de cada partido.

Ernesto Talvi del Partido Colorado, Edgardo Novick del Partido de la Gente y Pablo Mieres del Partido Independiente. Faltó el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, que estaba en el interior del país haciendo su propia campaña con el objetivo de que el domingo gane Lacalle Pou.

Pero la “foto familiar” igual salió, con Irene Moreira, quien fue invitada al estrado en representación de su esposo: el militar retirado Manini Ríos. “Esta es medio de la casa”, dijo Lacalle Pou entre sonrisas. Es que Moreira militó durante mucho tiempo por el Partido Nacional y llegó a ser edila en Artigas.

Acto de cierre de campaña de Luis Lacalle Pou. Foto: Gerardo Pérez
Acto de cierre de campaña de Luis Lacalle Pou. Foto: Gerardo Pérez

“Esta coalición, que alguno trató de denostar diciendo que era entre cuatro paredes, no se dio cuenta que es la coalición del pueblo, no de los políticos. Ustedes nos dieron la fuerza. No solo nos dieron el mensaje de la unidad”, enfatizó Lacalle Pou.

“Olé, olé, si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”, coreó el público que interrumpió varias veces el discurso de Lacalle Pou para alentarlo al grito de “¡Presidente!”. El líder blanco sabe que el domingo llega como favorito, sabe que el clima que lo rodea es de alegría y confianza, y sabe también que en tiendas frenteamplista el ambiente es el opuesto.

Insiste con que el partido de gobierno quedó aislado y sin el respaldo necesario para ganar y gobernar, y por eso Lacalle Pou sale a mostrar lo que considera dos de sus principales fortalezas:

“El mensaje es con esta espalda política -señalando a los representantes de los partidos de la oposición- y con este respaldo popular, es decirles que quiero ser presidente de la República” y que no le temblará la mano para ejercer la autoridad.

Lacalle Pou sabe que el próximo mandato no será fácil, y usa una expresión más campechana para graficarlo: “Ojo que los próximos cinco años no van a ser changa, eh”, le advierte a sus seguidores en cada acto.

Pero confía en que la pluralidad de partidos de su coalición inédita sea una fortaleza y no una debilidad como plantean desde el Frente Amplio.

Cierre de campaña de Luis Lacalle Pou. Foto: Gerardo Pérez.
Cierre de campaña de Luis Lacalle Pou. Foto: Gerardo Pérez.

“Vamos a terminar un gobierno de verdad única. Quiero un gobierno de muchas verdades, tolerante, que no haga de la diversidad un discurso sino la práctica diaria”, remarcó.

Su mensaje también busca responder al oficialismo, que intentó platear en campaña que de ganar el Partido Nacional cortarán la llamada “agenda de derechos”.

El candidato busca aplacar el exitismo que reina en el ambiente. “No está todo el pescado vendido”, insiste una y otra vez en cada salida pública. “Ojo con el triunfalismo, que es veneno para un partido político”, agrega.

Sin embargo su pedido no logra mucho resultado en la militancia. “¡Vamos a festejar!”, grita una señora. “Se termina el recreo”, es otro de los gritos que se escucha, y otra vez el “Se siente, Lacalle presidente”.

Muchos lo conocen cómo “El Cuquito”, en la pasada campaña lo bautizaron “pompita”, y de ambos apodos, en esta campaña, el líder blanco buscó sacarle provecho mencionándolos en sus discurso para hacer humor. Pero quienes lo conocen desde su adolescencia lo llamaban “El Manga”.

Un sobrenombre ganado por su posición en la cancha de fútbol, cuando se calzaba los guantes para atajar en tiempos donde el brasileño Haílton Corrêa de Arruda era ídolo en Nacional. Ayer Lacalle Pou asumió un rol de DT de fútbol advirtiendo cómo será en la presidencia si le toca ganar. “Si al gobierno le va bien es por el equipo. Si al gobierno le va mal es responsabilidad mía y yo me voy a hacer cargo. No voy a salir a buscar culpables”, dijo.

“Ojalá que Vázquez abra toda la información”

El candidato del Partido Nacional ya adelantó que de ganar realizará auditorías a lo largo y ancho del país en todas las dependencias del Estado. “Ojalá que el presidente Vázquez abra toda la información. No podemos empezar un gobierno si no hacemos auditorías”, dijo ayer en Las Piedras. El candidato blanco sostiene que no es su fin salir a hacer “una cacería de brujas”, pero sí advirtió que si se encuentran irregularidades enviará esos casos a la Justicia.

Lacalle Pou prometió trabajar con dedicación y aplicar su programa de gobierno que fue pensado por el equipo técnico y luego acordado con los partidos de la oposición. “El pueblo no se merece ensayo y error. El gobernante no puede ensayar y errarle con el pueblo uruguayo”, sostuvo en Las Piedras.

Pensando a quién entregarle la banda
Acto de presentación del programa de gobierno de Luis Lacalle Pou. Foto: Gerardo Pérez

Su estrategia política tiene la mira en el 2 de marzo de 2025. Ese día Luis Lacalle Pou sueña con pasarle la banda presidencial a un dirigente blanco. Es su forma de plantear que esa es una prueba de que trabajará para hacer un buen gobierno.

Pero ayer en las Piedras abrió aún más las opciones para comprometer a todos los partidos de la “coalición multicolor”.

“Estamos convencidos que vale la pena. Dentro de cinco años espero que en estos colores esté el próximo presidente de la República, después veremos en cuál”, dijo y agregó: “No hay apuro, primero tenemos que hacer y tenemos que hacer mucho”, dijo con una sonrisa.

En esa línea el candidato del Partido Nacional explicó que entiende ese grito de la gente que corea: “Se van, se van”. Pero pidió cambiarlo por uno más positivo: “Venimos”.

“En realidad si este proceso termina cambiando una mitad por la otra no entendimos nada, si este proceso es como una revancha tampoco. La idea es que el 25 de noviembre todos demos un paso y avancemos como país”, expresó.

Por eso en los últimos días de campaña, pidió que si tienen que salir a convencer a indecisos tengan cuidado con la forma: “No vale una mentira un voto. Hay que ganar con la verdad y la transparencia”.

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