INTERCAMBIO DE DISPAROS

En la calle Jaime Estrázulas, en el barrio Buceo, se despliega una feria donde se puede comprar de todo un poco: verduras, antigüedades, ropa, alimento para mascotas, papel higiénico, entre otras muchas cosas. Como en la mayoría de las ferias de barrio, tanto feriantes como compradores comparten pequeñas charlas durante la jornada matutina, pero esta vez el gran tema de conversación fue lo que ocurrió durante la madrugada. Porque no solo hubo una persecución policial, sino que cuando finalizó hubo un cadáver allí mismo, sobre la calle en la que se sitúa la feria.

“Yo vivo ahí”, dice Maximiliano, un joven feriante, mientras apunta hacia un edificio de ladrillos de cuatro pisos de altura. “A las cinco de la mañana se escucharon como seis disparos”, dice. De todas formas, el muchacho explica que tampoco es la primera vez que pasa algo así en la zona, muchas veces escucha “correteadas” y en otra ocasión ya le pareció que algunos estruendos eran disparos.

Otro viejo feriante oye sobre lo que se está hablando e interviene: “Es cierto, ¿ve allí esa camioneta vieja? Bueno, al lado fue donde quedó el cuerpo del delincuente. Entre esos dos árboles”. La camioneta está casi a mitad de cuadra en Jaime Estrázulas. Se ubica en la entrada de una casa de una planta con techo a dos aguas y paredes blancas de hormigón.

En la vereda de esa casa fue donde finalizó la persecución policial en la madrugada de ayer, persecución que comenzó porque una moto donde iban dos pasajeros hizo caso omiso a una voz de alto.

La moto, que tenía una conservadora de delivery en la parte trasera, circulaba por la zona de Parque Batlle. El acompañante cargaba una bolsa grande que contenía plantas de marihuana. El vehículo era robado y tenía una denuncia por una rapiña cometida el 24 de marzo de este año.

En la intersección entre Avenida Italia y Francisco Simón, un móvil policial le hizo señas con las luces para que la moto se detuviera, los dos hombres, por el contrario, aumentaron la velocidad y siguieron.

Así se inicia la persecución que se realizó por varias cuadras, inclusive a contramano. Los delincuentes -ambos mayores de edad- utilizaron miguelitos (objetos de cuatro o más púas metálicas afiladas) para distraer a la Policía. Y lo lograron, pues el móvil donde estaban dos agentes pinchó.

El Jefe de Policía de Montevideo, Mario D´Elía, dijo a El País que fue en la calle Estrázulas cuando los hombres se cayeron del ciclomotor y comenzaron a correr. Uno de ellos iba armado e intercambió disparos con la Policía. Una bala impactó en el hombro izquierdo del agente y su compañero, en el intento de repeler la agresión, abatió a uno de los jóvenes que se alejaba.

El delincuente, que vivía en el Buceo, murió al poco tiempo. Tenía tres antecedentes penales y al momento se encontraba con una orden de detención.

“¡Me dieron, me dieron!”: Eso fue lo que escuchó un chico de 19 años cuando se despertó a las 4:30 de la madrugada a raíz de un disparo y miró por la ventana de su habitación. A continuación, escuchó cuatro disparos más y gritos, y vio en la esquina una moto tirada.

“Al rato llegaron como cuatro o cinco patrulleros más y una camioneta se puso a recorrer las calles del barrio”, narra.

Otra vecina, de 71 años, expresa que ella también escuchó los disparos y las sirenas. Pero no quiso ni levantar la persiana para ver lo que estaba sucediendo porque tenía mucho miedo.

La Fiscal del caso, Adriana Edelman, comunicó que se investiga lo sucedido.