UNA ASISTENCIA QUE SE CORTA
La inasistencia es el principal problema que tiene Primaria, dice consejero.
A partir de este mes 15.068 beneficiarios dejarán de cobrar asignaciones familiares por no asistir a clases de Primaria, Secundaria o UTU.
El 45% tiene edad de concurrencia a enseñanza Primaria y el 55% a estudios de nivel medio, según datos preliminares. Estos beneficiarios son alrededor de poco más del 3% del total que reciben las prestaciones, informaron a El País fuentes del Banco de Previsión Social.
Esta es la séptima fiscalización que se realiza desde que fue aprobado el decreto de control de los estudios para el otorgamiento de las asignaciones familiares, en el año 2013. Según las fuentes del BPS consultadas, en caso de que se regularice la situación y si se presenta la constancia en cualquier momento, se le rehabilitará el beneficio "de forma inmediata".
El decreto vigente establece dos instancias de regularización. Una es en julio para los jóvenes que ni siquiera se matricularon, y otra en noviembre para los que se anotaron en alguna institución educativa, pero desertaron en el camino o nunca fueron a clase.
De acuerdo al control de estudios de beneficiarios de asignaciones familiares, se constató en noviembre de 2017 que 16.149 niños y adolescentes no asistían a la enseñanza pública y privada, formal y no formal, de todo el país.
En ese momento, se le otorgó tiempo hasta diciembre para que, en el caso de estar incluidos entre quienes no asistían a los centros, se pudiera comprobar la asistencia a Primaria, Secundaria, UTU, o instituciones de educación no formal. Por lo que 1.081 personas realizaron el trámite correspondiente y acreditaron la asistencia.
A los 15.068 casos que quedaron sin justificación les quedó retenido el pago de diciembre que comenzó a cobrarse este enero.
Este año se concretó por segunda vez el control de asistencia, ya que el anterior se hizo en diciembre de 2013. Justamente en ese año se inscribieron en el sistema educativo 31.749, pero cuando se realizó el control de asistencia se comprobó que eran 20.536 estudiantes los que no concurrían a clases.
Luego, de 2014 a 2017 se hizo control de asistencia, pero por razones administrativas se tomó como prioridad las inscripciones. En 2014, se cancelaron 15.167 prestaciones y en 2015 el número ascendió a 22.492. En 2016 fueron 15.994 las asignaciones suspendidas.
En 2013 y 2014 se realizaron tres controles, que generaron 57.512 suspensiones del beneficio por inasistencia al sistema educativo. En 2015 volvieron a estudiar 20.680, es decir que el 56% se reinsertó en la educación, de acuerdo a datos oficiales del BPS.
En 2015, el Poder Ejecutivo dispuso un nuevo decreto reglamentario por el cual se determinó que cada año se realicen dos controles de asistencia a la educación y de atención de salud de los beneficiarios.
Según la normativa, el Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Educación y Cultura y la Administración Nacional de Educación Pública procurarán tomar contacto con los responsables de los beneficiarios para que se revinculen con la educación y la salud.
La suspensión de asignaciones familiares no ha estado exenta de polémica dentro del gobierno. La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, no oculta su posición contraria a la medida que es compartida por el Consejo Directivo Central (Codicen).
El consejero de Primaria Héctor Florit dijo que "la inasistencia es el principal problema que tiene Primaria" y, por tanto, hay que "agudizar toda la batería de medidas para revertir esta situación".
La inasistencia injustificada, que es la que se tiene en cuenta para la retención de las asignaciones, "debería ser excepcional", dijo Florit. Este tipo de faltas "da cuenta de una familia que ni siquiera se preocupa en mandarle una cartita a la maestra para explicar por qué se ausentó el niño".
Entre las inasistencias de Primaria, no se tiene en cuenta a las escuelas especiales (con personas con discapacidad) y tampoco al nivel inicial. De hecho al jardín es a donde más faltan los niños "porque muchos padres desconocen la obligatoriedad o piensan que si el niño falta no pasa nada".
Hasta hace dos años, uno de cada tres niños en edad inicial faltaba más de 50 días al año. Ahora la cifra bajó a uno de cada cuatro, "pero sigue siendo una mejora modesta", reconoció Florit.
En Primaria, en la que sí importa la asistencia para cobrar el beneficio que da el BPS, "se nota que todavía no está aceitada la importancia de que los niños no falten, y en las épocas en las que no hay campañas publicitarias se incrementa el ausentismo estudiantil". Bastan tres faltas por mes, sin justificar, en el último mes para que se retenga la partida.