Una parturienta de 26 años estuvo detenida 24 horas como consecuencia de una escena de desacato que protagonizó en el Hospital Pereira Rossell. Esta mujer había tenido gemelos hacía una semana y estaban en tratamiento con especialistas en neonatología.

Ocurrió el viernes 6 de octubre cuando la mujer escuchó llorar a sus dos hijos recién nacidos -que estaban siendo monitoreados debido a las condiciones de su nacimiento- y decidió entonces acercarse a ellos sin autorización.

Empleados de seguridad, médicos y enfermeros le pidieron que volviera a su lugar, pero en respuesta la mujer comenzó a mostrar desesperación y a dirigirse con insultos, expresando que lo que quería era amamantar a sus bebés y que nadie estaba entendiendo esta situación. “Tengo a mis hijos partiendo en llanto, ¿vos sos padre?”, increpó a uno de los guardias.

Según muestran los videos a los que accedió El País, uno de los pedidos que reiteraba era que se presentara una enfermera mujer, ya que tanto el personal médico como los guardias que intentaban calmarla eran varones. “Acá son todos hombres, y la mujer que estaba era una sinvergüenza”, expresó a los guardias, en referencia a una trabajadora del lugar que pedía que se la llevaran.

Por esta situación uno de los médicos llamó al 911, que se hizo presente minutos después. Al llegar al lugar, dos agentes de la Policía le pidieron que se calmara pero la mujer seguía insistiendo sobre lo mismo.

Luego de algunos segundos, y tras ser insultados, los efectivos la esposaron mientras que ella gritaba entre llantos que al menos la dejaran vestir a sus hijos. De fondo se escuchaba a otra paciente que mientras lloraba decía “no la agarren así a la piba, por favor”.

Desde el entorno legal de la mujer dijeron a El País que “en lugar de llamar a la Policía correspondía que le hubieran brindado asistencia psicológica o psiquiátrica”.

Por parte de Fiscalía, se argumentó que la decisión de detener a la mujer se basó en que “no estaba en condiciones de recibir atención de un especialista de salud mental porque se puso violenta” y entendieron que dejarla en el lugar “significaba dejar expuestos a los trabajadores del hospital”.

Luego de hablar con médicos que entendieron que los bebés no corrían ningún riesgo y que la mujer no estaba en condiciones de ser calmada, la fiscal Mirna Busich ordenó que inmediatamente fuera trasladada a la zona de detención de Fiscalía, donde se le realizaron controles de rutina y posteriormente se decidió que pasara allí hasta el día siguiente.

El sábado se llevó a cabo la audiencia en la que el juez del caso, Luis Fourment, decretó el cese de la detención de la mujer. Además, hizo explícito que no tenía ninguna restricción de acercamiento a sus hijos para evitar conflictos en su retorno al hospital.

Luego de la audiencia, la mujer -que contaba con un antecedente por suministro de estupefacientes- volvió al Pereira Rossell bajo custodia policial para “garantizar la seguridad de los empleados”, dijeron fuentes de Fiscalía a El País.

La investigación aún está abierta. Continúan las diligencias probatorias y se decidió esperar para analizar nuevos insumos antes de pedir la formalización.