Redacción El País
En la fundamentación del pedido de desafuero del senador blanco Gustavo Penadés —que el Parlamento hizo efectivo este mediodía— la fiscal Alicia Ghione realizó una reflexión a modo de conclusión basada en la necesaria “empatía con las víctimas” de abuso sexual que deben tener tanto los fiscales como los jueces y legisladores durante todo el proceso de la investigación, algo que en este caso en particular se hizo —a su manera de verlo— más necesario que nunca.

“Por sobre todas las cosas —escribió la fiscal— hay que ser muy valientes para acercarse a la Fiscalía (y mucho más a la policía) desde ese espacio de vulnerabilidades que tienen las víctimas —con difícil acceso a la justicia— y contar ‘nada menos’ que algo doloroso”.

Pues la experiencia del abuso, continuó Ghione, deja “huellas” indelebles en las víctimas, en una sociedad que tiene un problema estructural al respecto.

“¿Hasta cuándo, hasta cuándo los adultos vamos a creernos dueños de los cuerpos de los niños y adolescentes, tan dueños como para usarlos como ‘cosas’, ‘como la cosa para el disfrute de nuestro sexo’?”, se preguntó la investigadora, que continuó: “Hasta cuándo, a pesar de las normas internacionales, convenciones, protocolos, y de las normas nacionales que se han legislado en nuestro país, de la creación de comisiones y consejos nacionales de trabajo en la temática, vamos a seguir permitiendo la silenciosa explotación de nuestros niños, niñas y adolescentes”.

Llamó “silenciosa” a esta problemática “no solo porque así se mueven los explotadores, sino también porque a las normas hay que dotarlas de recursos económicos, de recursos especializados, de unidades fiscales que solo investiguen las diversas modalidades de trata (explotación sexual, laboral, pornografía infantil) como en los países de la región”, dijo Ghione.

“Los hechos que investigamos no solo son complejos, son altamente movilizantes, para las víctimas primero, para los investigadores y para la sociedad toda; en estos días basta una mirada en las redes o en los medios de comunicación para ver lo que sucede a nuestro alrededor y cómo ‘calificamos’ a las ‘víctimas menores de edad’, desde nuestra altura de adultos’", agregó la fiscal, que concluyó, de nuevo, con la pregunta inicial: “¿Hasta cuándo estamos dispuestos todos/as en nuestras conciencias, a seguir permitiendo la explotación sexual de nuestros niños, niñas y adolescentes?”.