El maestro de escuela y doctorando en Educación fue el elegido por el gobierno para liderar la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Pablo Caggiani, exdirector del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y exconsejero de Primaria, habló con El País de la llamada transformación educativa que activó el gobierno anterior, los cambios previstos y del trabajo con OpenAI para ampliar la accesibilidad en el estudio.
-¿Usted se considera contrario a la llamada transformación educativa?
-Tuvimos en el último período acciones de política educativa con un diagnóstico de que Uruguay tenía desafíos que no podía enfrentar por culpa de los docentes. Y hubo una reforma de programas que tienen una arquitectura donde hay claridad de para dónde apuntan, pero que caen en un sistema que funciona con otra lógica. No es solamente trabajar por competencias, es un marco competencial que inhabilita otras formas de pensar lo curricular.
-Evita expresarse sobre si está a favor o en contra de esta reforma...
-No. Yo no estoy de acuerdo con eliminar la participación, con que el problema son los docentes, con que se mejore la educación recortando plata o persiguiendo docentes y no estoy de acuerdo con esta reforma curricular. Por si queda alguna duda. Lo que entiendo es que hay un conjunto de cosas que son positivas, de cómo se pensó esto de tres a 18 años, y creo que hay otras cuestiones que requieren ajustes.
-¿Se corre el riesgo de un debate eterno de qué hacer en educación?
-Si se entiende conversar o debatir como no hacer, sí. Yo entiendo que no son cosas contrapuestas. De hecho, este año estamos administrando un sistema que tiene una transformación que está ocurriendo.
-¿La reforma educativa en curso fue cosmética, como se criticó desde el FA?
-No la voy a caracterizar. Me parece que nos trajo problemas que no eran los que teníamos que resolver. Es decir, si hoy estamos discutiendo si es por competencia y contenido, cuando Uruguay trabajaba por competencia o por contenido, nos construimos un problema que no teníamos. Tenemos otros problemas que sí tenemos que abordar, como la desvinculación, el ausentismo, la extensión del tiempo pedagógico y la inequidad de aprendizaje.
-Se cuestionó la reforma antes, pero hasta ahora esta gestión no aplicó cambios estructurales...
-Hay cambios en cómo la administración promueve la libertad de cátedra, supervisa, y todas las direcciones generales han sido muy claras de que había que recomponer el clima de trabajo. ¿Es posible cambiar todo el día que entras? Sí, es posible, pero es un desastre. El sistema educativo para funcionar necesita tranquilidad, regularidad. Por lo tanto, abrimos las puertas para que todo el que tenía algo para aportar, para cambiar, lo pudiera hacer. Vamos a resolver los cambios posibles este año, pero no tenemos un afán restaurador de “llegamos nosotros y esto cambió de blanco a negro”.
-No se deben esperar cambios radicales del sistema actual entonces...
-Nosotros vamos a cambiar lo que se pueda cambiar este año, y después vamos a seguir trabajando. Estamos en un momento que es necesario agudizar mucho la conversación sobre lo curricular.
-El consejero Julián Mazzoni apuntó que la hoja de ruta para rever la reforma “se queda en lo cosmético”, entonces parece que no se viene a cambiar nada...
-Bueno, capaz que alguna cosa está cambiando. Entiendo la posición de los consejeros docentes porque la pasaron muy mal en los últimos cinco años. Pero la responsabilidad indica que uno no puede generar un cambio con año lectivo iniciado y, además, todos los cambios no se pueden hacer en un año.
-¿Qué cambios le gustaría implementar?
-Me gustarían políticas de justicia curricular, que los que tienen menores niveles de logro o mayor vulnerabilidad tengan mayores posibilidades de avanzar. Después creo que hay que devolverle al profesional docente determinada toma de decisiones. Y dejar una discusión de las cuestiones curriculares que tenga mucha solvencia técnica en la administración.
-Se ha cuestionado el alto porcentaje de inasistencias, que ha sido cada vez mayor. ¿Cómo se revierte esto?
-Una de las hojas de ruta que se aprobaron al principio de esta administración es pensar la inasistencia como un problema de toda la política pública, no sólo de la política educativa. Si el barrio está muy picante, es que hay un problema de asistencia. Ahí hay un problema de la política de seguridad. ¿Vamos a poner a los docentes a hacer política de seguridad? No, vamos a juntarnos con Interior a ver qué líneas de acción podemos tener en conjunto. Podés tener el mejor sistema educativo del mundo, pero si el pibe no está, no tiene sentido.
-¿Cómo se hace para que vayan?
-Ya hay algunas modificaciones. Por ejemplo, en la información que reciben las familias sobre la falta de los gurises se les dice si son muchas o pocas. Yo tengo la expectativa de que de a poco podamos ir mejorando esto, porque instalar esto como un problema también moviliza a los adultos. Hay otras acciones como colocar apoyos económicos a la familia a inicio de cursos, o pensar las becas de educación media asociadas a la asistencia. No es que el Estado no tenga instrumentos. Con respecto a las asignaciones familiares, en 2024 habían vuelto 300 y logramos ahora con el operativo revinculación que volvieran 2.246, con los mismos recursos...
-Pero 3.136 jóvenes quedaron fuera y se les suspendió la asignación familiar…
-Sí, pero los seguimos buscando. Porque vamos a instalar la lógica de que mientras falte uno, hay que irlo a buscar.
-¿Está de acuerdo con mantener la contraprestación de ir a clases?
-Lo estamos trabajando en el marco del diálogo social por la seguridad social. Uruguay tiene un conjunto de evidencias que dicen que la contrapartida termina perjudicando a los que más la necesitan.
-¿Puede pasar que la persona diga para qué voy a ir si cobro igual?
-Hay una discusión muy lejana a la realidad. En esta revinculación, por primera vez, construimos información de por qué no estaban. Encontramos un gurí que estaba con la abuela porque la madre estaba trabajando. Y después gurises que decían ‘no puedo dejar de trabajar’. El problema lo tenemos nosotros, que no tenemos una política que le permita trabajar, estudiar; o una beca que no los obligue a trabajar.
-¿Las familias valoran lo suficiente la importancia de la educación?
-Creo que valoran muchísimo la educación, la educación pública, y mucho más en el interior. Lo que pasa es que muchas veces nosotros tenemos que modificar algunas cuestiones que son trabas en la trayectoria educativa. Hoy estamos teniendo información suficiente para tener medidas más preventivas respecto a la desafiliación y las dificultades de aprendizaje.
-Con los nuevos planes, ¿hoy los alumnos aprenden menos que antes?
-No aprenden menos que antes. Las evaluaciones de niveles de logro en aprendizaje están bastante estables. Cualquiera que mires, la PISA de OCDE, las de Unesco, las Aristas, se mueven un poquitito para arriba o un poquitito para abajo.
-¿Cómo piensa revertir los magros desempeños que hay en Lengua, Matemáticas y Ciencias?
-Más que el magro desempeño es cómo resolver la inequidad. En la región no nos va mal, y en la comparativa internacional quedamos a mitad de tabla, pero somos muy inequitativos dentro.
-Es algo que está diagnosticado por lo menos desde hace dos décadas...
-Sí, entonces hay que hincarle el diente a ver cuál es la evidencia sobre cómo se mejora. Hay una explicación de los niveles del logro que tiene que ver con el nivel socioeconómico, pero hay otra parte que no. Cuando el docente propone unos tipos de actividades, tiene mayores niveles de logro que si propone otras. Esto hay que trabajarlo mucho porque la toma de decisiones termina impactando en logros.
-¿Hay un sobrediagnóstico de la educación y una falta de medidas para cambiar problemas estructurales?
-No creo que haya un sobrediagnóstico. Es más, creo que hay lugares donde nos falta información. Tenemos pocos datos sobre Ciencias y sobre los niveles de logro al finalizar la educación obligatoria.
-¿Se deberían cambiar los programas curriculares actuales?
-Sí, no me caso… Uruguay en el siglo XX tuvo el mismo programa durante 50 años. Eso es un desastre. Estamos en un momento donde la revisión de lo programático es un tema en el mundo. Lo que está pasando en otros sistemas educativos es que no llegan a tener evidencia suficiente para la toma de decisiones de cómo cambiarlos.
-¿Se va a llegar al 6% del PIB para la educación en este gobierno?
-ANEP va a presentar un mensaje donde mantiene la participación en el gasto público en educación, planificando llegar a un 6%. Se gastaría para la cobertura en primera infancia desde los tres años, la extensión del tiempo pedagógico, etcétera. El desafío de culminación de la media superior es bruto desafío.
-¿Hay intromisión de los sindicatos en su actual gestión?
-Considero que no. Los sindicatos docentes opinan sobre educación. La intromisión está si las autoridades acuerdan, y ahí es un problema de las autoridades. He sido claro: no voy a poner como excusa de lo que no podamos hacer a los sindicatos.
-¿Está de acuerdo con la Universidad de la Educación que se impulsa ahora?
-Hay una deuda histórica con la formación y la educación para que tenga carácter universitario. Le va a hacer muy bien al Uruguay porque nace descentralizada. El sistema político tiene que hacer los máximos esfuerzos para aprobarla. Esto no es un problema de Ámsterdam o Colombes, es un desafío de época que todos los estudiantes tengan posibilidades ciertas de cursar lo terciario universitario.
-¿Cuál es su principal preocupación?
-Esta semana los 3.000 que no están. Después que estén, es cómo están los 650.000. Y tener políticas educativas que sean más justas socialmente, que prioricen más a quienes están más embromados o tienen menos niveles de logro.
Inteligencia artificial en la educación
-¿Hoy la educación pública local está formando ciudadanos para un mundo que convive con la Inteligencia Artificial (IA)?
-Es el desafío que estamos intentando abordar. Estamos trabajando con IA con estudiantes en varias áreas. Pero además estamos haciendo otra cosa, junto con OpenAI y Unicef, que es la adaptación de los libros de texto y de Matemática para cualquiera.
-¿En qué sentido?
-Para cualquier gurí. Por ejemplo, si tiene problemas de visión. Ya hay unos primeros trabajos hechos que todavía la IA no llega a hacer todo el proceso de hacer inclusivo el libro, pero está bastante avanzado.
-Sería que un texto que se va a adaptar...
-A la discapacidad o a la necesidad de inclusión del gurí que los está leyendo. Te hace la letra más grande o simplifico enunciados. Es de ciencia ficción. Todavía no se mostró a los estudiantes.
-¿Desde cuándo estará disponible?
-En breve. Cuando tengamos resultados satisfactorios en términos de la calidad del proceso de inclusión. Lo va a usar el mundo, no solo acá.
-Se va a usar a Uruguay como piloto...
-Nos sirve porque se van a generar estos libros para todos.
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